Razón y emoción: los ingredientes que causan tensión en la vida política

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Karin Wahl es profesora de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido.

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31 mar 2017

Las marchas convocadas por la ciudadanía y actores políticos y otras expresiones del enojo de los colombianos —así como en otros países del mundo— tienen su origen en las emociones colectivas que incitan a la movilización popular; un fenómeno que cada vez llama más atención de la academia.

Así lo aseguró Karin Wahl-Jorgensen, profesora de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido, en su conferencia Comunicación política y emociones, impartida en el cuadragésimo encuentro de Afacom, en el Marco de Cátedra Europa el 29 de marzo en el Auditorio.

Según la experta, lo que acontecimientos de movilización ciudadana demuestran es que las emociones son pueden actuar como una fuerza constructiva o destructiva en política. Así, en el caso de las protestas, el enojo que las motiva puede ser vista tanto como positiva y provechosa; o de manera negativa, como una fuerza en contra de los valores de una ciudadanía política ideal.

“La expresión de las emociones es algo que atrae a los ciudadanos, pero obviamente, cuando estas son negativas como el odio, la rabia y el miedo y son señaladas de manera aceptable eso se convierte un problema para la cohesión social y en algo muy divisivo”, explicó.

Por esa razón, de acuerdo con Wahl-Jorgensen, en el contexto político actual es necesario reflexionar más sobre cómo las emociones colectivas circulan en los ciudadanos y aparecen en los medios en la producción de los periodistas. Esto sobre todo en virtud de acontecimientos recientes como el Brexit, la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos y los resultados del referendo por la paz en nuestro país, todos relacionados con la sentida voz de los ciudadanos tanto a favor como en contra.

“Hay mucho trabajo que hacer en alfabetización en medios y en el entendimiento de la circulación de noticias falsas para hacer una esfera pública más sana”, dijo la conferencista.

De acuerdo con Wahl-Jorgensen, investigaciones realizadas en áreas como la psicología y la ciencia política demuestran que la participación política de las personas está motivada en gran medida por las emociones y que estas varían desde la simpatía, pasando por el enojo, hasta llegar a la furia, donde se convierten en vehículo de acciones que ponen en peligro a las sociedades.

De cualquier modo, lo que estas investigaciones concluyen es que estos sentimientos también tienen el poder de construir una mejor ciudadanía, en la medida en que el enojo puede convertirse en el mecanismo que energice a las personas para tomar partido por sus ideales, al contrario de otras emociones como la desesperanza.

En ese orden de ideas, las tensiones en la vida política pueden ser entendidas desde la complejidad de emociones como el enojo. De manera práctica, pensar en la presencia de esta emoción ofrece un marco explicativo tanto para los periodistas y los medios (para entender los sucesos que cubren) y como para la sociedad misma.

Por Luis Manuel Gil

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