Ramón Bermúdez y su mirada a la ‘ciudad de las rejas’

El docente de la Universidad Nacional de Colombia fue invitado por la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño para dialogar sobre el tema con estudiantes y profesores.

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06 nov 2019

Bogotá tradicionalmente ha crecido a través de barrios residenciales y manzanas abiertas, sin embargo el 38 % de los hogares de la ciudad se encuentran hoy en más de 3500 conjuntos cerrados, los cuales, desde el año 2000, constituyen la forma predominante de construcción de la vivienda (formal) de la ciudad. Ramón Bermúdez, docente de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad Nacional de Colombia y director de proyectos de Bermúdez Arquitectos, fue invitado por la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño para charlar con estudiantes y profesores de la división académica sobre esta especie de “célula base de crecimiento urbano”.

A través de un recorrido por el pasado, presente y futuro del conjunto cerrado en Bogotá, analizando los enclaves en la ciudad contemporánea, el arquitecto planteó las causas de la proliferación de este modelo de ciudad, sus efectos en la vida urbana y sus oportunidades de transformación del parque inmobiliario. En 1967, siendo Germán Samper concejal de Bogotá, pasaron la ley de conjuntos para lograr la vida en comunidad y el 1 de noviembre de 1971 apareció el primer anuncio de conjunto cerrado en los clasificados. Hasta 1985 la palabra “conjunto cerrado’ era necesaria relacionarla a ideas de seguridad y ciudad verde. Desde entonces comienza a reemplazar esos conceptos.

“Un conjunto cerrado tiene que tener una noción de colectividad, de aislamiento y un cerramiento. No es en sí malo, la vida en comunidad es parte natural del hombre. El problema está cuando se encuentran varis conjuntos y generan un impacto en el espacio público. La calle se vuelve un conector entre dos lugares, un cordón umbilical que no genera ese recinto que la ciudad debería tener”, argumentó Bermúdez.

De esta forma, para el experto, aspectos como la normativa urbana, el afán de lucro de los promotores inmobiliarios y la exaltación de la seguridad han terminado definiendo el modelo de expansión.

“Lo comunal, lo público y lo privado sí debe coexistir (…) El conjunto residencial no existe sin el centro comercial. Ese es un fenómeno llamado enclave, suplantando la vida pública en un espacio privado. Hay muchos otros enclaves, por ejemplo, las cajas de compensación y las zonas francas”, manifestó el conferencista.

Los criterios de Bermúdez están basados en una investigación compartida y exposición denominada ‘Ciudad Isla’, realizada por arquitectos y profesores de la Universidad Nacional de Colombia en conjunto con el Institute of Science, Technology and Policy (ISTP) de la ETH de Zurich.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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