Notre Dame Ferro Bayona

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El interior de la catedral de Notre Dame guarda diversas piezas artísticas.

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25 abr 2019

Ante el objetivo del gobierno francés de reconstruir en cinco años la catedral de Notre Dame, luego de soportar el 15 de abril un incendio que arrasó parte de su estructura, las autoridades desarrollan obras de cobertura para evitar que filtraciones de agua acrecienten el deterioro dentro y fuera del edificio. No obstante, en medio de las labores de estabilización han surgido diferentes debates en torno a su restauración.

Para el exrector Jesús María Ferro Bayona, quien graduó de máster en Teología en el Instituto Sèvres de París, realizó estudios doctorales en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Sorbona y fue alumno del representante de la Fenomenología en Francia, Henri Maldiney, en los campos de la filosofía y el arte; la catedral de Notre Dame, como monumento histórico, sobrepasa “los límites puramente religiosos del catolicismo para convertirse en un monumento cultural”. Algo cuyo valor para el mundo significa, en lo que a simbolismo se refiere, una “cultura acumulada en muchas experiencias” y una manera de entender la vida.

“La catedral se va a restaurar y no va a quedar igual. El presidente Macron dijo que iba a quedar más bella. ¿Qué significa eso?, ya veremos porque dice que será en cinco años. Se debe restaurar porque es un monumento histórico, un patrimonio de la humanidad, es algo que congrega a la vida francesa”, enfatiza Ferro, quien solía ir a la catedral durante su época de estudiante en París, sobre todo los domingos para escuchar el órgano acompañado por los coros de las misas.

En la historia de Francia, a medida que París se convertía en la capital, en el centro del Estado francés donde estaban los reyes y la Corte, Notre Dame se volvió también la catedral que atraía las miradas. Fue construida entre los años 1163 y 1345, reformada por primera vez durante el siglo XVII, añadiéndole elementos barrocos, y de nuevo en el siglo XIX, cuando sufrió daños por un incendio en 1871, durante la Comuna de París. En su interior se coronó en 1804 Napoleón Bonaparte como emperador, y al rey Enrique VI de Inglaterra.

Ferro Bayona destaca varios de estos momentos históricos que ha vivido la edificación, como la vez que sus alrededores fueron ocupados por nazis y se gestaban batallas callejeras, dejando como saldo la muerte; o la vez que jugó un papel importante en la época de la restauración francesa, cuando el escritor francés Víctor Hugo escribió Nuestra señora de París, refiriéndose a la catedral, y se propuso entre los años de 1829 y 1832 su rescate arquitectónico.

“Ante el tema de que la gente ofrezca grandes sumas de dinero o haya cuentas abiertas, muchos dicen que debería dedicarse a la pobreza, pero el asunto de las necesidades sociales y de las necesidades culturales no tiene por qué entrar en contradicción. Restaurar un monumento es darle voz a algo que pertenece culturalmente al pueblo y a la humanidad”, argumenta el historiador.

Restaurar Notre Dame va a redundar en lo que siempre ha redundado la vida en París: el turismo, y por ello Ferro puntualiza que no se puede dividir los aspectos intangibles, como la cultura y el patrimonio, de los tangibles como son los económicos, pues confluyen y deben mirarse de forma tal que el Estado provee.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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