Mil nuevos mangles rojos para recuperar el ecosistema

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Estudiantes participantes en el proceso de siembra de los propágulos.

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27 mar 2019

Comprometido con la protección y regeneración del ecosistema de mangle, presente en ciénagas de la región, Ecocampus dirigió la siembra de mil nuevos propágulos de esta especie que estarán bajo su cuidado y posteriormente serán devueltos a su ecosistema natural. En la actividad, llevada a cabo el 26 de marzo en el Aula Viva, participaron miembros de Univoluntarios, estudiantes de Ingeniería, Geología y miembros del grupo Ecocampus.

En el espacio, ubicado cerca al parqueadero 10 y bajo la coordinación de Maritza Duque, docente e investigadora, los estudiantes sembraron uno a uno los mil especímenes. “Desde el año 2014 seguimos liderando esta intervención en las ciénagas porque tomamos la decisión de no ser simples espectadores de la degradación de ese ecosistema, y actuar para su protección”, menciona Duque.

Los propágulos —nombre que recibe el equivalente a una semilla de mangle— fueron recolectados el pasado 23 de marzo en la Ciénaga de Mallorquín, con la ayuda de treinta voluntarios que se unieron para esta labor.

Javer Herrera, administrador agropecuario y estudiante de maestría en la universidad, coordinó a los grupos de jóvenes que se fueron uniendo a la siembra. El proceso consiste en organizar los propágulos en grandes, medianos y pequeños, llenar la bolsa de arena donde estará sembrado cada uno y por último realizar el primer proceso de regado. “La riega debe ser diaria y dos veces por día durante seis meses, hasta que el mangle alcance una altura cercana a los 30 centímetros, donde se hará el proceso de devolverlos a su ecosistema de agua dulce y salada”, explicó Herrera.

La actividad no tuvo distingo de edad, niños entre las 4 y 6 años, estudiantes de un jardín, también hicieron parte de la siembra. Con rondas infantiles y juegos conocieron sobre los mangles. Los más pequeños tuvieron la oportunidad de conocer la Huerta ‘du Nord’, donde se cultivan diferentes especies de uso cotidiano.

Más allá del evidente impacto ambiental que tiene la actividad, Maritza y Javer aprovechan para sensibilizar a los estudiantes sobre la conservación de los mangles, sus beneficios e importancia. “Es una invitación a conocer, a que se acerquen a las ciénagas y conozcan de primera mano este ecosistema que también es la salacuna de miles de especies acuáticas”, relató Javer Herrera mientras le explicaba a un nuevo grupo todo el proceso.

Los estudiantes aprovecharon la actividad para recrearse y conocer de la biodiversidad del Caribe colombiano, ensuciándose un poco las manos pero ayudando al ambiente.

Por Omar David Alvarez

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