Historias de empresarios franceses que marcaron el comercio de la región Caribe
Descendientes de migrantes de Francia que llegaron a Colombia compartieron los relatos de la creación de sus empresas familiares que aportaron al desarrollo industrial del Caribe.
Desde mediados del siglo XIX, la migración de franceses al Caribe colombiano ha dejado una profunda huella en la región. La experiencia francesa en perfumería y gastronomía fue notable en distintos lugares de la región; asimismo, la innovación en la producción agrícola dejó una huella que persiste hasta la actualidad.
Descendientes franceses que se desenvuelven en estas tres líneas de negocios estuvieron presentes, este 3 de octubre, para participar en un conversatorio en el salón 12G2, en el que revivieron historias de esas migraciones, la creación de sus empresas y el futuro de las mismas. El conversatorio se denominó "Desarrollo industrial por franceses en el Caribe colombiano", realizado en el marco de la programación de la Cátedra Europa 2023.
Gudula Benedetti, CEO de Lemaitre Perfumería; Thierry Ways, gerente de operaciones de La Parisienne; y Luis Francisco Dangond, director y gerente general de Oilsum Oleoquímica, una empresa dedicada a la producción de palma de aceite, participaron el panel que fue moderado por Francisco Miranda, director del diario Portafolio.
Benedetti contó que su familia llegó a Colombia desde Le Havre. Eran comerciantes que llegaron en misiones diplomáticas al país hacia 1860. Su tatarabuelo, de apellido Lecompte, llegó hacia los tiempos de la enfermedad del cólera, que cobró la vida de su esposa y dos hijos. Pensó en regresar a Francia y cuando estaba en Cartagena, esperando el barco que lo llevara de vuelta a su país, conoció a Nicolasa, con quien se casaría y se quedaría en la capital del Bolívar. La familia Lemaitre, la otra parte de su ascendencia francesa, también llegaría a Colombia a mediados del siglo XIX y se instalarían en Cartagena.
Hacia 1910, dos primos de estas dos familias —Daniel Lemaitre y Henrique Lecompte— crearían la perfumería Lemaitre. Se concentrarían en productos de perfumería y aseo personal entre los que se destacan Menticol y el talco Secco. Tras varios años de operación, hubo dificultades económicas que los llevaron a vender las dos marcas mencionadas y solo fue hasta hace pocos años que renovaron Perfumería Lemaitre y la enfocaron en jabones de glicerina y de azufre. Actualmente, la marca ha venido ascendiendo y trabaja con distintos hoteles en Cartagena y ha puesto su mirada en ampliar su producción y exportación; además de tener su propio punto de venta físico.
Por su parte, Ways relató los inicios de La Parisienne que se remontan a su abuelo, quien era un carnicero en Amiens hasta que llegó la I Guerra Mundial, en la que luchó. Unas pocas décadas después, llegaría la II Guerra Mundial y la invasión de Francia por parte de los alemanes. El padre de Ways tenía apenas 12 años cuando ocurrió la toma del norte de Francia, que obligó a que se cerraran los colegios y los niños, para utilizar su tiempo, fueron empleados como aprendices en distintos oficios. El niño siguió el camino de su padre y aprendió a ser carnicero, trabajo que continuó tras la guerra en París.
Años después, se trasladó a Martinica para manejar su propia carnicería. Esta etapa terminó abruptamente cuando hubo un amago de revolución en la colonia francesa; Ways padre se fue de allí para evitar problemas y decidió migrar a Colombia, donde tenía un amigo. Sin embargo, nunca se pudo encontrar con él y comenzó a trabajar en distintas labores en el país, como bombero en una estación de gasolina en Bogotá, capataz de finca en los Llanos, y en una explotación maderera en la selva de Chocó.
Esta última quebró y Ways vino a Barranquilla, donde tenían sede, a cobrar su liquidación. Aquí conoció a quien fue su esposa y juntos crearon La Parisienne, en 1970, una empresa de carnes y embutidos que es una insignia de la comida gourmet en la capital del Atlántico.
Actualmente, La Parisienne ha llevado a cabo un proceso de transformación: ha expandido sus operaciones a distintas partes del Caribe y el interior del país. A futuro, planean dar un salto hacia adelante en la cadena de valor a través de servicios como el catering y ofrecer productos gourmet no cárnicos para complementar su reconocida oferta.
Dangond narró la llegada de sus antepasados, los Lacouture y Dangond, en 1840, a la Guajira desde Annecy. Ambas familias buscaban evitar que sus hijos fueran a las guerras Napoleónicas que se libraban en la época y encontraron en Colombia un lugar para prosperar sus negocios comerciales. En 1930, su abuelo Silvestre Francisco Dangond iba a Santa Marta con 1000 pesos en su bolsillo para disfrutar de las fiestas que se llevaban a cabo en honor al centenario de la muerte de Simón Bolívar.
En el camino vio un predio en un pueblo que se llama Casacará que le llamó la atención y en lugar de llegar a las fiestas decidió comprarlo. Tiempo después, esta finca sería la primera sede de la empresa familiar dedicada a los cultivos de palma de aceite. Este cultivo es uno de los insumos más usados en el mundo en productos como jabones, alimentos de todo tipo, llantas de carro y combustible diesel.
A través de Oilsum Oleoquímica, el presente y futuro de la empresa de Dangond está centrado en continuar ampliando su modelo de desarrollo económico social rural que trabaja con pequeños y medianos productores agrícolas. Al mismo tiempo, le apuntan a la transformación, innovación y adaptabilidad para poner a Colombia en el mapa de la química verde.
Más noticias
Dic 17, 2024
Histórico