Ecosistemas metropolitanos: la reinterpretación de una realidad global

El profesor Alexander Niño abrió el XII Simposio de ciudades europeas y latinoamericanas con un análisis sobre el desarrollo de las ciudades y sus entornos, desde una perspectiva holística.

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El profesor Alexander Niño durante su conferencia en el auditorio.

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22 mar 2019

Ante el dinámico crecimiento de la población y la necesidad de adecuar y adaptar políticas internacionales a la realidad urbana, el profesor Alexander Niño, del departamento de Arquitectura y Urbanismo, doctor en Ciudad Territorio y Sustentabilidad, difiere de los urbanistas que hoy promueven el desarrollo de ciudades compactas y, por el contrario, es un abanderado de la ciudad dispersa.

Así lo dio a conocer el 21 de marzo en el XII Simposio de ciudades europeas y latinoamericanas: paisaje, ciudad y ambiente urbano, organizado en el marco de Cátedra Europa.

“Tenemos un límite de consumo y hay que entender eso. El territorio tiene una máxima capacidad para albergar población, de acuerdo con el consumo energético per cápita. Lo urbano no es más valioso que lo natural. Los ecosistemas metropolitanos son territorios con unos centros urbanos que tienen ecosistemas naturales a su alrededor, y con unas interfaces territoriales que les permiten articulación”, argumentó el docente sobre sus principales reflexiones en el auditorio.

 Tiene claro que el futuro de la humanidad se juega en las ciudades y por ello no se pueden satanizar, pero también que los problemas se generan desde el discurso. Los conceptos de “la ciudad y el territorio” o “la ciudad y el ambiente” están divididos por una ‘y’ que “genera un proceso de exclusión en algo que siempre ha sido uno solo”.

“Si entendemos que el planeta está armado por ecosistemas, podemos proponer que hay otro ecosistema: uno urbano que debe leer las dinámicas del territorio. Entonces debemos aprender a mantener el agua, ya no podemos seguir hablando de basuras, sino de residuos que se aprovechan”, enfatizó.

Puso como ejemplo los contrastes de la biocapacidad en el mundo. En 1970 la biocapacidad de Colombia estaba en 8.3 hectáreas (ha) por persona y la gente registraba un consumo de 2.2 ha, dejando una reserva de 6.1 ha. En 2014 la biocapacidad del país ya era de 3.7 ha y el consumo por persona de 1.9 Ha. En 2017 la biocapacidad rondaba las 3.6 ha. Hoy los países que más hectáreas consumen por ciudadano son los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein y Dinamarca, seguido por Estados Unidos. Todos ellos necesitan más de cinco hectáreas por habitante.

“La realidad global no la podemos ver en un solo sentido. El planeta está montado en unas dinámicas de producción. La relación de producción con el consumo de territorio es directa. Es decir, quienes producen más consumen más territorio. Entonces cambiamos el concepto de producción por el de depredación”, advirtió el docente.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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