“Una política exterior feminista empieza desde una perspectiva de derechos universales”: embajador de Canadá
El diplomático habló sobre la política de asistencia internacional de Canadá, que desde 2017 dispone de 150 millones de dólares canadienses para responder a las necesidades de organizaciones de mujeres.
La política exterior de los Estados depende tanto de la evolución del sistema internacional como de factores internos, propios de cada país. Dentro de estos factores, la historia y la cultura política son fundamentales para entender los objetivos, los valores y la visión del mundo que un Estado quiere proyectar en su política exterior.
Estos aspectos son claves para entender hoy la política exterior feminista de Canadá, que desde 2017 dispone de 150 millones de dólares canadienses para responder a las necesidades de organizaciones de mujeres locales en los países menos desarrollados. Marcel Lebleu, embajador de Canadá en Colombia, dictó el 29 de agosto una charla sobre esta política de asistencia internacional en el salón 13G2, en el marco de la Cátedra Global.
“Tenemos que empezar desde una perspectiva de derechos universales, todos somos iguales. Desde ahí podemos empezar a hablar con enfoques diferenciales. Lo que funciona en Bogotá de pronto no funciona en Chocó. En Canadá creo que pasa primero por el tema de educación, sensibilización”, expresó el diplomático.
Sin embargo, admitió que, pese a los avances en materia de igualdad de género, queda mucho por hacer. “Tanto en Canadá como en Colombia tenemos gabinetes ministeriales paritarios, pero la participación política de las mujeres en el Congreso aún es baja. Lo mismo para el sector privado. Como dice la expresión colombiana, no se puede ganar un partido cuando el 50% de los jugadores no están en la cancha”, manifestó el economista, magíster en Ciencias de la Gestión.
Para Sebastiemn Dubé, profesor canadiense del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, la cultura política de Canadá explica tres grandes principios de su política exterior. El primero es la profunda convicción de que las instituciones pueden funcionar en el sistema internacional. El segundo es la creencia de que los conflictos pueden resolverse de manera pacífica y, por último, también está el compromiso de que no exista limitaciones o discriminaciones por motivo de género, orientación sexual, raza, religión, etnia u opinión.
“A lo largo del tiempo las diversidades individuales y colectivas de Canadá contribuyeron a demostrar dos grandes cosas importantes para el sistema internacional contemporáneo: construir instituciones y mecanismos que permitan resolver las diferencias sociales y políticas de manera democrática y pacífica, y que las mismas diversidades también contribuyeron a un desarrollo social y económico inclusivo, que fomenta la igualdad de oportunidades”, señaló el académico, quien hizo una breve introducción a la presentación de la charla.
Lebleu concluyó que el Gobierno canadiense decidió aumentar su papel en el mundo, bajo la bandera de que la sociedad es más próspera, pacífica y unida cuando los derechos de las mujeres son respetados y las mujeres son empoderadas en sus comunidades.
Por José Luis Rodríguez R.
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