Un análisis psicológico a la metamorfosis que dio origen a “Jorge 40“ y “Simón Trinidad“
Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, y Ricardo Palmera, alias ‘Simón Trinidad’, fueron dos importantes protagonistas del conflicto armado colombiano, uno desde las filas paramilitares y el otro desde las FARC. Ambos, nacidos en Valledupar y con vidas muy similares, decidieron “irse al monte” por causas muy distintas, pero ¿hay alguna explicación desde la psicología para los comportamientos y crímenes cometidos por ellos?
Los docentes de la Universidad del Norte Luis Zapata, experto en neuropsicología, y Edith Aristizabal, doctora en Psicología con Orientación en Neurociencia Cognitiva, realizaron un conversatorio intentando responder esa pregunta. El evento, que tuvo sus bases en el libro “Líbranos del Bien”, en el que el escritor Alonso Sánchez Baute realiza una investigación al respecto de la vida de Tovar Pupo y de Palmera, buscaba encontrar desde la psicología las razones por las que estos dos hombres nacidos en familias adineradas y prestantes de la sociedad valduparense entraron en el conflicto armado.
Según Aristizábal, con base en lo recogido en “Líbranos del bien”, se puede apreciar que ni Tovar Pupo ni Palmera tienen antecedentes violentos en su infancia, que es uno de los rasgos de la psicopatía y podría servir para explicar sus comportamientos. “Eran súper conversadores, simpáticos y agradables. Es decir, todo lo contrario a lo que encontramos en la infancia y adolescencia de los psicópatas”, señaló.
Para ella, un elemento interesante es la “dificultad de ambos para el afrontamiento de la muerte”. Cuando Palmera pierde a su novia y a dos amigos más en un accidente decide encerrarse por dos días en su casa, e igual hace Tovar Pupo cuando mueren dos de sus hermanas. “Estas muertes accidentales, que no tuvieron nada que ver con el conflicto armado, parecen afectarles mucho según lo que se ve en el libro de Alonso Sánchez Baute", aseguró la experta.
“Tenemos a dos hombres adultos, responsables, cumplidores del deber. Ambos se destacaron por sus trabajos. Sin ninguna actitud violenta. Entonces la pregunta que nos hacemos, que es la misma que se hace el autor del libro y que además los conoció desde niños, es ¿y entonces cómo entendemos la decisión que tomaron y llegarona hacer lo que hicieron? ” expresó Aristizabal .
Para Zapata, es necesario anotar en principio que Colombia es un país que desde su nacimiento se ha visto sumido en distintos conflictos que han involucrado a toda la población. Sin importar sus estratos o clases sociales, los colombianos se han visto permanentemente afectados por enfrentamientos y luchas civiles que han dejado miles de muertos.
Según él, una de las razones importantes que podría explicar los comportamientos de ambos es la rabia y el espacio social e histórico en el cual estaban viviendo. Para Zapata, si bien la rabia como sentimiento único no puede explicar la historia de Colombia, sí es cierto que existe la subjetividad desde ella. “¿Qué es capaz de hacernos cometer la rabia? Pareciera que todo lo humano es poroso, es decir la condición con la emoción, no sabemos dónde comienza uno y dónde termina el otro y cómo uno puede afectar el otro”, aseguró.
De acuerdo con el docente, las situaciones que vivieron Palmera y Tovar Pupo pueden explicar de algún modo las razones mismas que los llevaron a tomar las armas. El docente señaló que por ejemplo, estudiando a estos hombres desde las teorías propuestas por el psicólogo Philip Zimbardo, se podría decir que el contexto y la situación social que atravesaban en Valledupar en los años en los que ambos vivieron allá fue determinante para justificar sus conductas.
“Lo que Zimbardo propone es que lo determinante no es solamente lo individual, sino el contexto y la situación social en la que se pueden desarrollar los conductas. Por lo tanto un contexto determinado, incrustado o articulado dentro de un sistema más general puede conducir y generar a personas de bien a hacer el mal”, dijo.
Según Zapata todo lo humano es poroso. Las personas se conocen únicamente en un solo ámbito, en el de la tranquilidad, de la comodidad, de la estructuras familiares. Pero existen situaciones que pueden sacarnos de allí y obligarnos a actuar de manera violenta. “Nosotros tenemos una naturaleza dual. No nos conocemos del todo, nos conocemos en un ámbito. Nosotros en un contexto totalmente diferente en el que nosotros nos desenvolvemos no sabremos si también somos capaces de actuar de la misma forma”, puntualizó.
En ese sentido, para Aristizabal lo que sí existe en ambos son mecanismos de desconexión moral, con los cuales una persona justifica para sí mismo sus actos a partir de diversos elementos que le permiten volver legítimos comportamientos que son inaceptables para su estructura moral.
Por ejemplo, en el caso de Ricardo Palmera uno de los mecanismos que la experta encontró fue el de “transferencia de responsabilidad”, en el que la persona hace responsable a otros por sus actos y decisiones. Según Aristizábal, lo que se ve en el libro es que “él dice que se fue a la guerrilla por la persecución que estaba teniendo del Estado colombiano y porque lo iban a matar. Él no dice yo quise hacerme guerrillero, sino a mí me tocó irme para el monte porque el gobierno me estaba persiguiendo”.
Ese mismo mecanismo se encuentra también en Tovar Pupo, quien en su discurso de desmovilización dijo “Estoy aquí por culpa del miedo, el dolor miles de muertos, secuestrados, arruinados y desplazados que son víctimas de la guerrilla, porque el Estado no hizo nada para protegerlos”. Según la experta, ambos hacen responsable al Gobierno de haber tomado el camino de las armas.
Además, destacó que también existe la “transferencia de responsabilidad” sobre el alias. Es decir, el culpable no es la persona que eran antes en la vida civil sino la personificación de sus apodos. Para explicar este mecanismo la docente trajo a colación un hecho narrado en el libro, en el que Ricardo Palmera, ya convertido en Simón Trinidad, decide entrar a una finca a extorsionar un viejo amigo de su infancia y cuando éste se acerca a saludarlo diciendo “hola Richard”, Palmera le responde “yo soy Simón Trinidad”.
“Es decir, no soy Richard, sino el comandante Simón Trinidad que te está extorsionando a nombre de una causa que justifica lo que yo estoy haciendo”, afirmó la psicologa, quien además agregó que Palmera también presenta otro mecanismo que es el de la “comparación ventajosa”. Es decir, que los actos que la persona comete no son tan graves, si se comparan con otra cosa. “En el caso de él es porque la lucha que él hacía servía a un bien mayor que era la protección del desprotegido, del aporreado por el Estado, del que no tenía voz ni voto. Entonces él luchaba contra las arbitrariedades del Estado sobre las sociedad”, puntualizó Aristizabal.
Tanto Zapata como Aristizabal coincidieron en que finalmente no hay una respuesta concreta del autor ni de la psicología sobre la razón que impulsó a Palmera a convertirse en ‘Simón Trinidad’ y a Tovar Pupo a convertirse en ‘Jorge 40’, pero lo que sí hay son muestras claras de las razones que motivaron a algunos de sus comportamientos y una importante investigación por parte de Sánchez Baute en “Líbranos del bien”. Para ellos, este es un texto recomendado que resulta en una radiografía clara del conflicto armado en Colombia visto desde ambas caras de la moneda, con dos casos muy peculiares.
Por Edwin Caicedo Ucros
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