Narrativas y simbología en la Independencia de Colombia
El 8 y 9 de agosto, durante el Seminario Internacional Miradas sobre los procesos de independencia de Colombia: 200 años de historia, expertos analizaron diversas lecturas sobre este hecho histórico.
El Seminario Internacional Miradas sobre los procesos de independencia, desarrollado el 8 y 9 de agosto en Uninorte, ofreció diversas perspectivas de ángulos ignorados sobre este fenómeno histórico, en el que se plantearon análisis a preguntas como: ¿qué significa que un pueblo sea capaz de resistir a un proceso de conquista o que se haya gestado una guerra revolucionaria en la historia de Colombia?
Tal fue el caso de lo presentado por Francisco Ortega, curador de la exposición ‘1819, un año significativo’. En esta sala abierta que se presentó en el Museo Nacional, el historiador buscó romper con la narrativa clásica que se presenta de la independencia colombiana, contando lo sucedido no desde los grandes héroes, sino a través de las pequeñas historias.
De esta forma, se concentró en 30 voces de 10 grupos sociales diferentes, como indígenas, esclavos o criollos, y mostró cómo el grito de independencia alteró sus vidas. Ortega manifestó que hace 200 años se vivieron “dos procesos paralelos” que fueron la independencia, que conlleva a la transformación de orden administrativo, y la revolución, relacionada a un nuevo ideario en torno a lo que era ser un ciudadano. Esto explica, en parte, los cambios bruscos que vivieron ciertos sectores de la comunidad y la importancia de los relatos olvidados que cuentan.
Para el docente de la Universidad Nacional, no ha existido una conexión emocional clara entre el pueblo colombiano y las celebraciones de la independencia y en ese sentido es difícil representar con símbolos lo que significa. Raúl Román, profesor de la sede Caribe de esa institución, fue otro de los invitados al evento y ahondó en este concepto de la simbología patriótica y sus orígenes.
Román partió de la premisa que “las fechas que conmemoramos como de independencia nacional, es decir 20 de julio y 7 de agosto, son inventadas en una coyuntura política particular que atraviesa el estado nación colombiano que tiene que ver con las primeras dos décadas del siglo XX”. Señaló que tras la separación de Panamá, el gobierno colombiano encabezado por Rafael Reyes, comenzó con los esfuerzos de refundar la patria por medio de la continuación del proyecto de construcción de símbolos, que hasta el momento solo contaba con el himno.
Raúl Román, docente de la sede Caribe de la Universidad Nacional.
La idea detrás de esto era crear “un pasado común”, algo que según Román, la Guerra de los Mil Días había mostrado que hacía falta. En 1907 Reyes creó la ley para marcar el 20 de julio como la fecha de independencia. La clave para el conferencista fue articular este decreto con la educación que se daba en las escuelas.
Varias regiones involucradas en el proceso de independencia, especialmente la Costa, presentaron sus quejas frente a su participación en la victoria. Desde esta polifonía de quejas, en 1913 se crea la Ley 8, que celebra el 7 de agosto como una fecha crucial para la independencia. No obstante, esta nueva celebración tampoco satisfacería a los detractores y por esto, varios lugares emblemáticos, como Cartagena, conservan sus propias fiestas para conmemorar sus gestas.
Alejandro Rabinovich, académico de la Universidad Nacional de la Pampa, se propuso estudiar la invención de los ejércitos libertadores como un objeto de historia. ¿Por qué hubo ejercitos libertadores tan parecidos en Hispanoamérica? ¿Se coordinaron o a quién se le ocurrió? Para ello, su objeto de estudio se basó en cinco expediciones: La Admirable, de Bolívar en 1813; la Rioplatense en Chile en 1817; la Venezolana, en Nueva Granada en 1819; La Chileno-rioplatense en 1820 para libertar a Perú y la última, la colombiana en Perú, a partir de 1823.
"Un ejército libertador es una fuerza militar y una entidad política que se plantea como soberana y que opera sobre el territorio de una entidad política reconocida como soberana, pero que, en vez de reucurrir al derecho de conquista, se impone la obligación de respetar la autodeterminación del pueblo liberado", definió.
Otra de las temáticas que se trataron fue el marco legal y económico con el que comenzó a surgir el país en sus primeros años. Jorge Conde Calderón, de la Universidad del Atlántico, comentó que varios de los estados provinciales que componían lo que hoy es Colombia, contaban con sus propias constituciones, y que se han documentado al menos 12 de ellas. Para el historiador, estas sientan las bases legales y de tradiciones del nuevo orden que nació a partir de las conmociones que comenzaron en 1810.
Marco Palacios, historiador, profesor e investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, habló sobre lo qué es una revolución de independencia. Rafael Acevedo, de la Universidad de Cartagena, contextualizó los testimonios y narración de los hechos de independencia durante la invención de la República de Colombia (18919 - 1830) y Patricia Cardona, docente investigadora del departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT y miembro del grupo de investigación Estudios en Filosofía, Hermenéutica y Narrativas, destacó el contexto material de la historia moderna, resaltando la importancia de la conservación de piezas en las que debería sustentarse la narración del pasado nacional.
Joaquín Pinto, de la Universidad del Tolima, mostró los resultados de su investigación en la que encontró que las cifras y el orden económica de la época colonial y cómo este continuó una vez llegó la independencia. Producto del reformismo borbónico, en la colonia se guardaban cifras detalladas sobre los ingresos y egresos generales de los centros más importantes que eran Santafé, Cartagena, Quito y Panamá. Pinto halló que la guerra no acabó con la infraestructura preexistente sino que por el contrario, aún cuando se libraba en diferentes partes, el flujo de ingresos y egresos se mantenía.
El Seminario Internacional Miradas sobre los procesos de independencia fue organizado por el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe y el Banco de la República (Barranquilla), con apoyo de la Biblioteca Karl C. Parrish Jr. y la Universidad del Atlántico.
Por Leonardo Carvajalino y José Luis Rodríguez
Más noticias
Dic 17, 2024
Histórico