Mujeres desplazadas narran sus historias a través de dramaterapia

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26 ago 2016

La dramaterapia es una técnica de intervención psicológica que se basa en utilizar el arte dramático y actividades lúdicas para conseguir efectos terapéuticos en las personas. Así estas pueden expresar más fácilmente sus recuerdos y experiencias traumáticas, para aprender a sobrellevarlas.

Actualmente, mujeres víctimas del desplazamiento que se encuentran en zonas vulnerables de Barranquilla, han aprendido a expresar sus emociones de una forma segura, mejorar su autoestima y discutir de forma abierta intereses y necesidades en algunos barrios de la ciudad, gracias al proyecto de dramaterapia desarrollado por la estadounidense Jessica Davine.

“La dramaterapia, al igual que las terapias proyectivas que se utilizan en psicología, permite que las personas se desahoguen y hagan lo que se conoce como una catarsis de su problemas”, explicó Jorge Palacio, docente del departamento de Psicología de la Universidad del Norte, quien ha estado apoyando este proyecto de intervención.

Palacio agregó que en el contexto colombiano la dramaterapia y sus metodologías no han sido muy exploradas, por lo que el país cuenta con pocos profesionales en este campo. Es por esto que trabajar con Jessica Davine, quien posee una maestría en Dramaterapia de la Universidad Estatal de Kansas, en Estados Unidos, resulta de gran provecho para generar experiencias de aprendizaje entre los estudiantes del programa de Psicología.

“Esta técnica es una novedad para nosotros, y es una oportunidad de tener nuevas herramientas de intervención con poblaciones vulnerables. En el pregrado de Psicología nosotros no tenemos esta formación como tal, así que estamos proponiéndoles a los estudiantes que quieran conocer mejor este tipo de técnicas, para que se vinculen con la logística del proyecto”, explicó el docente.

Nuevas formas para expresarse

En enero de este año, Davine arribó a Barranquilla con la idea de poner en práctica sesiones de dramaterapia para contribuir al equilibrio emocional de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado; un tema en el que había tenido experiencia debido a su trabajo previo con mujeres refugiadas e inmigrantes de los Estados Unidos.

Para su trabajo, ella se adentró en varias comunidades, como el barrio Villas de San Pablo, El Bosque y la cárcel El Buen Pastor. Allí estuvo comprendiendo el contexto y la realidad de sus mujeres. En estos lugares desarrolló varias sesiones de dramaterapia, para ayudarlas a manifestar los sentimientos que les generó el desplazamiento, sin tener que decirlo con palabras, sino mediante escenas o a través de la expresión corporal.

“Muchas veces las poblaciones que viven tanto drama no quieren hablar de eso; en cambio cuando están actuando hay una distancia entre su vida real y la expresión que están manifestando, entonces encuentran allí un lugar seguro, y un espacio donde pueden expresarse, esto es un tema importante en la dramaterapia”, destacó la experta.

Desde hace varias semanas, con el apoyo logístico del departamento de Psicología de la universidad, esta dramaterapista llevó sus innovadoras metodologías hasta Las Gardenias, urbanización ubicada en el suroccidente de la ciudad, que entre sus habitantes cuenta con miles de personas desplazadas, o que anteriormente habitaban en zonas vulnerables del país.

En ese barrio conformó un grupo de 11 mujeres, con edades que van desde los 20 hasta los 74 años, todas con distintas historias personales que incluyen al desplazamiento como el mayor evento traumático de sus vidas; pero así mismo tienen otros miedos, resentimientos y problemáticas, como relaciones abusivas o de violencia intrafamiliar.

Davine explicó que después de intervenciones semanales de dos horas, las participantes se mostraron más abiertas a hablar, no solo del desplazamiento, sino también de todo aquello que querían o necesitaban para sus vidas actuales. En estas sesiones de dramaterapia crearon pequeñas obras teatrales en las que actuaban para ellas mismas, explorando los sentimientos que les había generado dejar sus lugares de origen a través de expresiones corporales.

“En el ambiente de la intervención ellas conocieron que se puede hablar de cómo las cosas se sienten y expresar lo que nos falta y lo que queremos, y así las mujeres empezaron a mejorar sus autoestimas y vieron que ahora sí pueden hacer un cambio en sus vidas y luchar por lo que quieren”, dijo Davine.

La experta indicó que este proyecto en Las Gardenias continuará con sesiones que culminarán a finales de septiembre, pero que el progreso emocional de estas mujeres es constatado semanalmente, a través de conversaciones breves y cuestionarios antes y después de la sesión, para confirmar cómo ellas se sienten con su vida.

Por eso Davine consideró que el cambio más significativo que ellas han tenido gracias al teatro terapéutico, es que ya no quieren seguir viviendo bajo el rótulo de desplazadas o víctimas del conflicto; sino que quieren ser vistas como mujeres y ciudadanas fuertes e independientes, que buscan empoderarse de sus vidas para tener mejores oportunidades para sus familias y la comunidad.

Por María Margarita Mendoza

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