Estudio encuentra una manera de utilizar células madres para reparar dientes

El profesor Edwin De La Cruz llevó a cabo una investigación en la que analizó la influencia que tienen la estatina y el agregado de trióxido mineral (MTA) en la producción de tejido dentinario a través de la utilización de las células madres que se encuentran en la pulpa dental.

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El profesor del departamento de Odontología, Edwin De La Cruz Rocha.

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13 sep 2019

Los avances en la biología molecular han abierto el abanico de posibilidades para la medicina. Una de las tantas claves que se encuentran en el ojo de la investigación es el potencial que yace en las células madres. Edwin De La Cruz Rocha, docente del departamento de Odontología de Uninorte, las explica como aquellas células que no se han especializado para cumplir una función en un tejido determinado, pero al recibir un estímulo se pueden transformar en cualquier tipo de célula del cuerpo. 

El profesor, magíster en Ciencias Básicas Biomédicas, llevó a cabo una investigación en la que analizó la influencia que tienen dos medicamentos: la estatina y el agregado de trióxido mineral (MTA), en la producción de tejido dentinario a través de la utilización de las células madres que se encuentran en la pulpa dental. El estudio busca conocer si existe una aplicación reparativa, es decir, si esta reacción es beneficiosa para la reparación de, por ejemplo, una carie profunda. No obstante, según De La Cruz, el objetivo es obtener conocimiento científico en torno a las células madres y comenzar a generar ciencia de vanguardia con un enfoque regenerativo. 

“La idea es empezar a crear tejidos para no utilizar material sintético sino a expensas de tus mismas células, se puedan reparar órganos dañados ya sea por traumatismos o enfermedades”, manifestó el docente. Esta primera investigación sirve como hoja de ruta, pues pudo estandarizar el proceso de aislamiento de células madres, aplicar las dos sustancias estimulantes y comprobar que efectivamente se estaba dando el proceso conocido como dentinogénesis o formación de dentina. 

Para entender mejor el proceso se debe saber la composición interna de los dientes, que constan de tres capas. La primera es la exterior, conocida como el esmalte; dentro de esta hay un espacio vacío que se empieza a rellenar en el tiempo con la dentina, una capa más delgada que recubre y protege la tercera, que se trata de la pulpa dental donde están los nervios que le dan vida y sensibilidad al diente. 

La dentina se produce desde que el ser humano es un embrión hasta que el diente muere. Esta es producida por células que se encuentran dentro del tejido pulpar, que se conocen como células madres o troncales de la pulpa dental. Desde el principio de este siglo, diferentes investigaciones han establecido la relación entre una acelerada producción de dentina con el consumo de estatinas, medicamentos utilizados en el tratamiento de ciertas enfermedades del metabolismo de los lípidos, como el control de niveles de colesterol. 

La pregunta era si unir esta sustancia con MTA tendría algún resultado. Para responder, De La Cruz necesitaba células madres. Afortunadamente, los dientes son un reservorio de estas células madres, específicamente los terceros molares o cordales. “En vez de desechar esos elementos biológicos, los utilizamos para la obtención de células madres”, comentó. 

Para extraer las células madres de estos molares, deben ser transportados en unas condiciones específicas de asepsia, para disminuir la carga bacteriana que hay en la boca. Luego se desintegra el tejido extracelular con enzimas para que surjan las células madres, que se van reproduciendo y proliferando en el medio de cultivo. En un tiempo estimado de entre una y dos semanas, se obtienen los cultivos que pueden ser congelados durante años en un banco. 

El trabajo que realizó De La Cruz fue hecho in vitro, es decir, no trabajó sobre los pacientes sino que extrajo el material que necesitaba y en un ambiente controlado agregó las dos sustancias estimulantes y cotejó los resultados. “Comparamos estas sustancias en diferentes rangos de edades y obtuvimos resultados satisfactorios de inducción dentinogénica, sobre todo cuando se combinan en el grupo de menor edad, pacientes de 13 años”, dijo el docente sobre uno de los resultados. 

La investigación se realizó con una cantidad reducida de pacientes debido al alto costo y falta de financiación que tenía De La Cruz, quien lo llevó a cabo como su tesis de maestría, presentada en 2017. En este sentido, lo pensó como un estudio piloto y espera poder replicarlo con una representación más importante de la población, para así llegar a tener mejores datos del efecto de la edad sobre la acción de estos medicamentos. 

Desde entonces, el investigador ha continuado trabajando y el proceso de estandarización, que le llevó originalmente ocho meses en perfeccionar, ha rendido sus frutos y le ha permitido aislar células madres de la papila apical y del ligamento periodontal. Así también espera, con el apoyo del departamento de Química y Biología, continuar explorando desde la biología molecular nuevas posibilidades de aportar al bienestar del ser humano, a través de células madres. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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