Docentes de la Universidad Autónoma de Puebla interesadas en el modelo del CEDU

Desde hace dos años, la coordinación de la Licenciatura en Procesos Educativos de la Universidad Autónoma de Puebla, en México, venía gestionando una visita a la Universidad del Norte para conocer a fondo los métodos y estrategias que se llevan a cabo desde el Centro para la Excelencia Docente (CEDU). En septiembre de este año se pudo concretar el intercambio tras la visita de Claudia Guzmán y Mónica Fernández, coordinadora y secretaria académica, respectivamente, de la facultad de Filosofía y Letras de la institución pública mexicana, una de las más antiguas del continente. 

“Queremos hacer un centro de formación de docentes, entonces estamos revisando experiencias previas y coincidieron los tiempos. También revisamos la plataforma, lo que estaban haciendo, queríamos vivenciar lo que aquí se presentaba”, comentó Guzmán sobre su razón para venir. “Hemos puesto mucha atención sobre todo en las metodologías y estrategias que llevan a cabo en cada uno de los programas o actividades que tienen planeadas desde el CEDU”, agregó Fernández. 

Ambas destacaron el concepto de comunidad educativa y cómo se plantea desde Uninorte el intercambio de roles entre docentes y estudiantes en los procesos de formación. “Ese ejercicio ha beneficiado al clima, la calidez y obviamente la eficiencia de este centro”, comentaron. Teniendo esto en cuenta, agregaron a su noción de centro la necesidad de incorporar la experiencia estudiantil como apoyo a la formación de sus docentes. También resaltaron el trabajo colaborativo que nace desde el centro con iniciativas que calificaron como “integrales e interdisciplinarias”. 

Las invitadas analizaron la coyuntura educativa en América Latina, como una de muchos retos y con la necesidad de ser los generadores de un cambio social. “Cada país se distingue en sus procesos de formación pedagógica en las comunidades de profesores. No creo que haya una estandarización de ese proceso, está determinada por cuestiones políticas, geográficas y económicas. No obstante, por lo que hemos podido observar, creo que todos estamos en sintonía en cuanto a que debemos actualizar, dar seguimiento, y profundizar, cambiar nuestras prácticas”, manifestó Fernández. 

Guzmán observó que la estrategia de centros de apoyo para docentes ayuda a generar un impacto en uno de los aspectos que han identificado como una barrera para unas mejores prácticas: un arraigamiento en la formación disciplinar antigua que no evoluciona, de acuerdo a las necesidades del contexto. “Creo que en las universidades de toda Latinoamérica hay personas que seguimos creyendo en la docencia y en el trabajo que tenemos que hacer para transformarla”, cerró. 

Las visitantes regresaron a la Universidad de Puebla con lo que aseguraron venían a buscar: prácticas exitosas y estrategias novedosas. Expresaron su deseo de continuar fortaleciendo los lazos entre universidades y que desde el CEDU continúe el apoyo que hasta el momento han recibido para iniciar en este camino de renovar la experiencia académica en sus instituciones. “Esperamos que en algún momento, será un proceso largo para nosotros, podamos presentar nuestro proyecto y compartirlo y hacerles ver lo que va avanzado o hacia dónde vamos aterrizando lo que hemos visto aquí”, concluyó la coordinadora de la Licenciatura en Procesos Educativos de la Universidad Autónoma de Puebla. 

Por Leonardo Carvajalino