“Detrás de los algoritmos de IA está el ser humano y la ética": David Luna, exministro TIC

La inteligencia artificial, protagonista de la nueva revolución industrial, plantea retos que van más allá de la tecnología misma. Expertos de diversas disciplinas se reunieron el jueves, 1º de agosto, en el salón 31K para abordar la complejidad de regular una herramienta que evoluciona a pasos agigantados. "Mientras usted se dedica a construir una ley, seguramente cuando termina de crearla lo que reguló ya pasó", advirtió el senador David Luna, exministro TIC, quién abrió las ponencias junto al profesor Ángel Tuirán, del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

Durante su discurso, Luna destacó la rapidez con la que la tecnología avanza en comparación con la legislación. "En la cuarta revolución industrial es cuando por primera vez se habla de temas de tecnología. Entre la cuarta y lo que hoy dicen es la revolución digital podemos decir que han pasado 15 o 20 años, y seguramente dentro de poco estaremos ya en una revolución adicional", expresó, enfatizando en la necesidad urgente de que las políticas públicas evolucionen al mismo ritmo que las innovaciones tecnológicas.

El senador también abordó el impacto social y económico de la tecnología en el país. Mencionó que "más que sorprendernos, nos tiene que poner a pensar qué pasó acá". Una reflexión que apuntó a la importancia de analizar cómo la tecnología puede ser una herramienta para enfrentar problemas estructurales, como el acceso a la educación y al empleo, en un contexto de desafíos políticos y económicos.

En este sentido, Luna enfatizó en la importancia de pasar "del internet del consumo al internet de la producción". Afirmó que el gran reto es fomentar un entorno donde la tecnología sirva como base para el emprendimiento y la creación de soluciones innovadoras. Además, resaltó que no todo se resuelve con leyes, y que en muchos casos es necesario "desregular, no regular", permitiendo que las innovaciones incipientes se desarrollen adecuadamente.

Julián Arellana, decano de la División de Ingenierías de Uninorte, destacó el carácter multidisciplinario del foro y la importancia de la adaptación tecnológica. "La inteligencia artificial nos permea de forma transversal a las diferentes disciplinas", indicó. Esta visión fue compartida por el profesor Ángel Tuirán, quien planteó que la IA puede ser tanto un problema como una herramienta en el diseño de políticas públicas, resaltando su potencial para transformar la forma en que se abordan los asuntos públicos.

"Cuando miramos la inteligencia artificial en clave de política pública, uno puede verlo como un problema o una herramienta en el diseño e implementación de políticas públicas", dualidad que no impide la capacidad de la IA para generar impactos positivos, si se utiliza adecuadamente en la resolución de problemas sociales.

Sin embargo, las implicaciones éticas de la inteligencia artificial no pasaron desapercibidas. Luna llamó la atención sobre la necesidad de una regulación que no solo se enfoque en los aspectos técnicos, sino que también considere el impacto humano y social de la tecnología. A través de ejemplos concretos, como los sesgos raciales en algoritmos de reconocimiento facial y la problemática de los dilemas de género en asistentes de voz, se hizo énfasis en la importancia de una ética sólida en el desarrollo de estas herramientas.

"Detrás de los algoritmos finalmente está el ser humano y la ética", recalcó Luna, recordando que la verdadera transformación tecnológica debe ir de la mano de principios éticos que aseguren su uso responsable y justo.

El foro también contó con la participación de otros expertos como Germán Morante, coordinador de DAMA Latam; María Isabel Mejía, exviceministra de tecnologías y sistemas de la información, y el profesor César Viloria. Todos ellos contribuyeron a enriquecer la discusión y a vislumbrar un futuro en el que la tecnología se convierta en un aliado para el desarrollo del país.