“La lana de la salamandra“: CALAS entrevista a Rike Bolte sobre la invisibilidad del asbesto
Como fellow del CALAS, la docente del departamento de Filosofía y Humanidades comparte una investigación que pretende demostrar que el asbesto es un problema de escala global, cuya crisis se puede estudiar en el contexto de las representaciones literarias y colindantes.
Con el proyecto de investigación ‘Asbesto: la crisis silenciosa. Lenguajes contra el peligro de un mineral ‘milagroso’ en el contexto del colonialismo extractivista y de la contaminación’, Rike Bolte, profesora del Departamento de Filosofía y Humanidades de la Universidad del Norte y fellow del Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales - CALAS (por sus siglas en inglés), comparte una investigación que pretende demostrar que el asbesto es un problema de escala global, y que hay varias razones por las cuales estudiar la crisis del asbesto en el contexto de las representaciones literarias y colindantes,(fotográficas, por ejemplo).
El proyecto indaga en las manifestaciones contra un colonialismo ambiental contaminante, articulados en el campo cultural y especialmente en el de la lengua (y el lenguaje poético). Entendiendo que ya las ficciones son “medios de observación” para los discursos ambientales (Beckert 2016), suponemos que la poesía, aunque opere de manera más codificada, ayuda a entender el problema de lo invisible e impalbable que determina algunas crisis ambientales y de contaminación, en este caso la crisis del asbesto. En esta entrevista, realizada por el CALAS, la docente (Google Scholar) da a conocer más acerca de su proyecto, motivaciones de estudio y metodología.
¿Cuál es tu tema de investigación como fellow del CALAS en la sede del cono Sur?
Rike Bolte: El objeto de análisis concreto de mi proyecto es el asbesto (o amianto), atípico y sin embargo ejemplar para las crisis ambientales de nuestros días. El término ‘asbesto’ denomina todo un grupo de minerales (metamórficos, fibrosos) y ofrece una perspectiva histórico cultural muy compleja, a saber, tiene un tratamiento discursivo (mineralógico y mitológico) desde la antigüedad: en griego antiguo, ἄσβεστος, significa eterno, indestructible.
Pero el objeto que a mí me interesa está en el presente. La primera disputa sobre el asbesto con la que di, es la alemana (tras la caída del Muro de Berlin, se habló de ‘Ostbest’ y ‘Westbest’, por ejemplo). Sin embargo, ya una breve recherche en Europa nos muestra que mi tema desde principios del siglo XX significa contaminación. El timeline del asbesto da cuenta de la primera víctima de asbestosis documentada, Nellie Kersah, muerta en 1924; y a finales del siglo XIX ya se supo de los efectos nocivos de la fibra. En las últimas décadas del siglo XX se entendió que el asbesto se encuentra en muchos ‘espacios tóxicos’; hay un consenso de expertas de la salud acerca de las respectivas consecuencias. La pregunta es, cuáles son las decisiones políticas que derivan de ello, y si existe un conocimiento público.
El punto de arranque de mi investigación en el marco de CALAS fue la información sobre una venta de vagones de trenes subterráneos contaminados de Madrid a Buenos Aires (2011/12). Cuando esto salió a la luz, los medios argentinos hablaron de una crisis ambiental “silenciosa”. La disputa sigue: hay trabajadores afectados- más el público que usa los subtes. Este es un caso entre una cantidad inabarcable de casos en todo Latinoamérica y en el mundo, que dan fe de la falta de ‘higiene’ ambiental, de la escasa seguridad de trabajo, de la corrupción, la tabuización por parte de las instituciones políticas y las empresas multinacionales. Me interesa el caso argentino, porque ha sido muy debatido.
¿Por qué una investigadora que estudia literatura de repente estudia el asbesto?
RB: Siempre he dado clases que estuvieran conectadas con temas ambientales, lo cual coincidió con que a mitad de los años 90 naciera en los estudios culturales y literarios anglosajones una ‘rama’ llamada eco-crítica (ecocriticism), que ahora se volvió muy visible en clave de los así llamados Estudios del Antropoceno. Mis primeras clases las dediqué a la ciencia ficción. En la c-f damos con una denominación genérica aparentemente oximorónica, que refiere a la ciencia y a la ficción. Ya la proto-ciencia ficción del siglo XIX comparte inquietudes por las temáticas ambientales; es literatura de anticipación en términos sociales y ecológicos. Recientemente, en cambio, he dado clases interdisciplinarias sobre ‘Poéticas de la contaminación’, una experiencia muy valiosa que llevó más al campo de la poesía (y la ‘extracción’ de la palabra poética).
Un paréntesis biográfico: pertenezco a una generación afectada por la catástrofe de Chernóbil, y leí textos relativos al peligro de la contaminación (nuclear, en este caso) desde adolescente, ‘exactos’ y literarios. Desde las ciencias culturales, me preocupo por las estrategias de concientización y de representación de las crisis ambientales: ¿Cuáles son los instrumentos que se necesitan para las campañas ambientalistas, de información sobre, por ejemplo, los peligros del asbesto? También aquí va a haber siempre lenguaje. Los sindicatos se expresan sobre la afectación de los obreros expuestos al asbesto; los movimientos ambientalistas realizan acciones en el espacio público; del otro lado están las estrategias retóricas de las empresas que procesan el asbesto, y de quienes defienden a los magnates que están siendo perseguidos por la justicia.
¿Cuál es el propósito u objetivo concreto de este proyecto?
RB: Quiero mostrar las dimensiones de una crisis ambiental global y local (entre la jurisprudencia, las prácticas de descontaminación, etc., de los distintos países latinoamericanos, por ejemplo, hay diferencias). A la vez, si pensamos en los discursos ambientales dominantes de estos momentos, el asbesto no aparece, aunque más allá de la exposición de las personas en los sectores industriales relacionados, haya una presencia muy fuerte in situ: transporte público, casas, escuelas. Conforme voy avanzando en el tema, me doy cuenta de lo nefasta que es la falta de información sobre estos hechos. No sabemos cómo o cuándo va a explotar la cifra de víctimas del asbesto. Por consecuencia, estamos hablando de slow violence y des-información biopolítica (o necro-política).
Este diagnóstico se asocia nuevamente con el ‘paradigma’ de Chernóbil. Explico: también el asbesto toca el tema de la percepción de las crisis ambientales. Invisible o difícilmente reconocible, es un objeto ideal para quienes necesitan ocultar los riesgos laborales frente a las comisiones de la salud laboral y pública, a los sindicatos y a un público que en primer lugar batalla por el mero reconocimiento oficial de la presencia de fibras perjudiciales, y su eliminación. En Italia, donde la crisis del asbesto provocó varias publicaciones docuficcionales, por ejemplo, La lana della salamandra de Giampiero Rossi (ya traducido al castellano), se habla de un “Chernóbil italiano”.
Por otro lado, me confronto con preguntas que tienen que ver con la vulnerabilidad de nuestros cuerpos, y de cómo unos cuerpos son más expuestos al peligro de la contaminación que otros. En Chile, existen ‘zonas de sacrificio’: rregiones geográficas que han estado sujetas continuamente a daños medioambientales. ¿Quiénes habitan esas zonas? No creo tener que aclararlo. ¡Y se habla de un “Chernóbil chileno”! ¿No es llamativo cómo circula este nombre?
¿Cómo investigas ese tema, con que metodologías o fuentes estás trabajando, cómo se mide el impacto de un mineral desde los estudios culturales?
RB: El método es un desafío. Al encontrar material no previsto, reorganicé algunas etapas de investigación y la base teórica. Ahora voy a salir al campo, algo que en los estudios literarios no se suele hacer tanto. No obstante, y volviendo al inicio de la entrevista, tengo el fundamento prestado por la historia mitológica: el asbesto como (conjunto de) mineral(es) que despierta(n) fantasías sobre lo eterno, lo indestructible (nota bene: la empresa Eternit, con filiales en Latinoamérica, y omnipresente mediante los tanques de agua en los techos de Bogotá o Buenos Aires, cifra este aspecto en su nombre). A partir de aquí entro en diálogo con quienes están escribiendo poesía en este momento y representan una vertiente poética que podemos llamar ‘poesía antropocénica’.
Yo analizo las ‘estratigrafías’ de esta poesía; sus características estéticas para con los temas de la contaminación en todos los sentidos, también lingüística. Igualmente analizo la ‘corporalidad’ de ciertos gestos poético-performativos. ¿Qué hace la palabra poética con el cuerpo vulnerado, expuesto, contaminado? Hay poesía ‘minera’, en Latinoamérica (así como hubo novelas de la tierra y de la selva, a principios del siglo XX). En lo que respecta la poesía y el asbesto: hasta el momento, di con una sola entrada de esta ‘fibra’… trabajo como detective…
¿Nos podrías compartir algunas pistas de por dónde va el trabajo?
RB: En un encuentro con colegas en la UNSAM que expusieron sus trabajos de investigación sobre la historia y las crisis de los extractivismos, fui la única que presentó algo sobre literatura. Agradecí mucho cuando un colega que hablaba de la energía nuclear mencionó que estaba prestando atención a un corpus de textos provenientes del campo de la música que tratan la amenaza nuclear. Me sirve hablar con quienes investigan mi objeto de estudio desde las ciencias exactas y sociales. Los datos duros, pero también la representación docu-ficcional, performativa, narrativa y fotográfica dan prueba de que la crisis del asbesto, por más invisible o tabuizada que fuera, conlleva una abundancia de material inquietante. Y con estos resultados, dada la mencionada escasez de entradas en la poesía, me acercaré a poetas para convocar a un laboratorio de escritura. Recordemos que Eduardo Galeano hace tiempo demostró que existen fuertes relaciones entre palabra/mito y extractivismo/contaminación. Ni hablar de Pablo Neruda o Gabriela Mistral.
Estas hablando de una crisis silenciosa. ¿Qué implicaciones tiene para América Latina?
RB: Tenemos una vasta gama de crisis en Latinoamérica, y yo hablo de una crisis específica que tiene todas las características ya mencionadas: el extracivismo (las minas de asbesto también entran en mi proyecto), la des-información, la falta de protección laboral, la corrupción, una tremenda praxis llamada ‘sacrificio’. Mi pregunta es: ¿Cuáles son los distintos aspectos de esta crisis del asbesto? Hablemos de las personas, para hacerlo más concreto: Hay cantidades de obreros latinoamericanos contaminados por asbesto, ¡pero también esposas que fueron contaminadas por encargarse de la ropa de los esposos! Y estas personas están empezando a hablar.
Para terminar, quisiera nuevamente entablar un lazo entre Latinoamérica y Europa, que arroja luz sobre las relaciones entre la contaminación ambiental y la crisis sanitaria global causada por el coronavirus: El virólogo argentino Paul Goldschmidt estableció una relación entre la altísima letalidad por covid-19 en Lombardía, Italia, una región con incontables fábricas de fibrocemento (de asbesto), hasta su prohibición en 1992. Resulta que se trata del lugar con más casos de asbestosis en el mundo.
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Dic 17, 2024
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