El rol de la academia para cumplir con los ODS

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Durante la jornada del 10 de julio del II Simposio sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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11 jul 2019

Este es el mejor tiempo para ser humano y, de no hacer nada al respecto, el peor para vivir en el planeta. Esta es una de las conclusiones a las que se llegó en el II Simposio sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible,ODS, que se llevó a cabo el 10 y 11 de julio en el auditorio de Uninorte. El evento, que contó con la participación de organismos internacionales e investigadores nacionales, fue una plataforma para hablar de las metas a 2030 y cómo implementarlas de una manera que refleje la inmediatez de la problemática y sea coherente con el contexto global. 

“Tenemos que evidenciar las inconsistencias, ser críticos en las conversaciones y darnos cuenta que no todo va bien”, manifestó Felipe Castro, subdirector del Centro ODS para América Latina y el Caribe. El conferencista argumentó que a partir del siglo XVIII, cuando la Ilustración trajo consigo avances en la ciencia y medicina, ha mejorado exponencialmente no solo la expectativa de vida sino también la calidad de la misma. No obstante, a este desarrollo social le ha acompañado, al mismo ritmo, el deterioro ambiental. 

Como método para combatir este dilema fueron planteados los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. No obstante, Castro planteó, respaldándose en el concepto emitido por un consejo internacional de ciencia, que “los Objetivos de Desarrollo Sostenible no son sostenibles por las tensiones que hay”. De ello se deslinda la necesidad de la participación de la academia para una adecuada implementación. 

“Las dimensiones ambientales, medidas como las emisiones de CO2 y la extinción de especies, van en dirección contraria a las variables sociales. No podemos alcanzar las metas ambientales si seguimos al ritmo que vamos en lo económico y social bajo el mismo modelo”, dijo. Y recalcó que los objetivos no son una lista sino una red y en ese sentido se deben analizar diferentes perspectivas. 

Castro puso como ejemplo de un aporte de la academia el caso del caimán aguja. Recientemente se permitió la caza y comercialización de la carne de esta especie, decisión tomada con base en una investigación realizada por el Instituto Humboldt. En este trabajo se determinó que una caza de manera sostenible no afectaba a la población de la especie y que por el contrario puede generar oportunidades de ingreso para comunidades pobres en algunas regiones del país. 

Cada intervención del simposio fue un vivo ejemplo de cómo la academia puede ayudar a repensar la ruta para lograr los objetivos. “Lo importante es lo que hagamos, el compromiso nuestro, que sea una profunda convicción para entre todos lograr las metas trazadas de los ODS. De ahí la importancia de estos espacios para la participación de todos”, manifestó el rector Adolfo Meisel durante su discurso de apertura.

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“Rehabilitar los edificios es mejor que construir nuevos”

Uno de los investigadores que presentó su trabajo fue el profesor Antonio Olmos, del departamento de Arquitectura, quien habló sobre las opciones que existen para rehabilitar construcciones existentes desde el punto de vista energético, para mejorar su desempeño hasta en un 30 %. El docente manifestó que el clima cálido húmedo en el que vivimos, es el ámbito climático menos estudiado y al mismo tiempo el más complejo y por esto se necesita con urgencia profundizar en los conocimientos que tenemos de nuestro contexto. 

Uno de los casos que mencionó fue el proyecto que se encuentra realizando con conjunto con el profesor Antonio Bula, en el que están midiendo el comportamiento energético de la fibra mineral de vidrio. Este producto es un manto mineral que se aplica en las fachadas y actúa como barrera frente al calor. “Los objetivos de estos proyectos es dar a conocer a la comunidad que existen estas soluciones y que son de aplicación inmediata y que permiten la rehabilitación energética de las edificaciones”, comentó Olmos. 

El Simposio

En la segunda edición del evento participaron profesionales de varias áreas del conocimiento quienes aportaron desde su perspectiva al debate. Alfredo Manrique, director de ONU-Habitat, concentró su intervención en los retos que tienen las ciudades ante el crecimiento desmedido que han tenido. Ana María Arias Diaz, asesora de la dirección de seguimiento y evaluación de políticas públicas del DNP, habló de las oportunidades que se abren con el plan de desarrollo del gobierno, especialmente en la costa caribe en áreas como la lucha contra la desigualdad, mejora en vías y en prestación de servicios públicos. 

La profesora Juanita Aldana presentó su investigación sobre el desarrollo urbano sostenible del área metropolitana de Barranquilla; Elsa Escalante, del IESE, habló sobre la medición de la calidad del educación infantil; y Julián Arellana, director de Posgrado e Investigaciones en Ingeniería, sobre la relación entre accesibilidad al sistema de transportes y el mercado laboral.

Por Leonardo Carvajalino

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