Construyendo paz con la palabra: el rol del periodismo en el posacuerdo
A dos años y ocho meses de la firma definitiva del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la exguerrilla de las Farc, mucho se ha hablado de la forma en que el periodismo puede contribuir a contar ya no la guerra ni el proceso de paz, sino un lenguaje diferente: de reconciliación y superación. Sin embargo, el éxito de este impacto narrativo enfrenta retos desde la objetividad, la apropiación del conocimiento histórico y geográfico del territorio, y desde la concientización del periodista como agente de cambio.
Estas son algunas de las conclusiones de la primera jornada de The role of media in conflict and peace (El papel de los medios en el conflicto y la paz), una serie de actividades organizada por la Maestría en Periodismo de la Universidad del Norte y el diario El Heraldo, que promueve del 15 al 19 de julio reflexiones alrededor de los desafíos del periodismo, en el marco del posacuerdo colombiano.
El primer encuentro fue presidido en el Salón de Proyecciones por el rector Adolfo Meisel, el decano de Humanidades y Ciencias Sociales, Alberto De Castro, el director de la Maestría en Periodismo en Español de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), Alejandro Alvarado y el director de El Heraldo, Marco Schwartz. Como en cada una de las actividades, contó con el apoyo de la FIU y el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Kimberly Green, en el marco de Uninorte en Verano.
El exvicepresidente Gustavo Bell, historiador y miembro de distintos diálogos de paz desarrollados en el país, abrió el evento, exponiendo acerca de la importancia de entender la historia para ejercer el periodismo.
“La guerra se gana con los fusiles, pero la paz se construye con la palabra. Eso enmarca el papel que juegan los medios en un conflicto. No se trata de ser alcahueta desde el periodismo, pero tampoco de deslegitimar al Estado con la crítica sin fundamento”, enfatizó.
Su primera recomendación para los periodistas es estudiar la historia. Además, para abordar con responsabilidad los procesos que han derivado de la firma, señaló que "es necesario que estudien el documento del Acuerdo de Paz".
Brigitte Baptiste, directora del Instituto von Humboldt, manifestó también que, así como la historia es un elemento que ha faltado ser apropiado por los colombianos para entender su realidad, la geografía es otro componente que paulatinamente ha desaparecido, en general, de sus imaginarios. “Paulatinamente ha desaparecido la conciencia de las cualidades del territorio de la mente de los colombianos”.
Un ejercicio básico para comprobarlo, dijo, es tomar un papel y en unos cinco minutos dibujar un mapa de Colombia, tratando de ubicar al menos diez ríos importantes, la selva del Caguán o los espacios de uso forestal andinos. ¿Cuántos colombianos pueden hacerlo, sin consultar Internet?
“La situación ambiental del país es cada vez más conflictiva. ¿Cómo organizar la agricultura cuando ha sido la causa principal de transformación del territorio? El uso del suelo tiene relación directa con el conflicto, pero el colombiano promedio no tiene certeza de lo que ocurre en la Colombia rural. Por eso hay un tema importantísimo desde los medios en la construcción de nuevas narrativas”, indicó Baptiste.
El historiador Gustavo Bell abrió el coloquio, destacando la importancia de la historia.
Paz transformadora vs paz minimalista y en riesgo
Rodrigo Uprimny, doctor en Economía Política, jurista especialista en Derecho Constitucional y experto en justicia y paz, expuso la tesis de que en Colombia se ha pasado de la promesa de una paz transformadora a una minimalista y en riesgo. La primera, explicó, es la que trata de abordar no solo la desmovilización del grupo armado, es decir no solo las injusticias que generó la guerra, sino también las injusticias que estaban desde el origen de la misma.
Trata la injusticia de la estructura agraria, en términos de desigualdad del acceso a la tierra, problemas de exclusión en la participación política y las economías ilícitas que había dinamizado la guerra. Son tres puntos del Acuerdo de Paz donde “se logran soluciones no radicales, pero sí razonables que podían avalar la guerrilla y que el Estado podía aceptar”, porque en el fondo correspondía a lo que ya estaba en la Constitución, además de un sistema de reparación de los derechos de las víctimas.
“Había una promesa en la paz transformadora, pero lo que ha sucedido con la derrota del plebiscito, con ciertas ineficiencias en la implementación del Acuerdo en los primeros meses y la polarización, es que todas las promesas transformacionales han entrado en periodo de ralentización. El reto es cómo salvamos esta paz minimalista, en riesgo por los ataques de ciertos sectores del Centro Democrático y la creciente violencia, y transitamos a la transformacional”, indicó.
Ahí el periodismo tiene un rol fundamental. Para Uprimny, el periodista debe tratar de demostrar que “esta era una paz razonable y no la paz loca que algunos venden, pero que enfrenta problemas serios de la sociedad colombiana”.
El general Henry Medina Uribe, miembro del movimiento ciudadano La Paz Querida, cerró el coloquio recalcando que en Colombia no habrá una buena convivencia, si no hay justicia y no se busca la equidad, y que las causas del conflicto tienen su génesis en el contexto socioeconómico. Para solucionarlo, “se requiere el esfuerzo del Estado y no solo de la institución militar”.
“Uno no puede querer lo que no conoce, y para eso es necesario entender su historia y geografía. La lucha entre si el periodista se sujeta a su ética y la verdad, o a los intereses de los poseedores de los medios. Es importante que la sociedad colombiana entienda desde el periodismo las causas del problema para comprometerse con su solución”, concluyó Medina Uribe.
Por José Luis Rodríguez R.
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