Una mirada científica al embarazo adolescente
De cada 100 mujeres embarazadas en Barranquilla, 19 de ellas son adolescentes, de edades entre 10 y 19 años. Este reporte, que presentó la Secretaría de Salud del Distrito el pasado mes de abril, muestra que la mayoría de estos casos se presentan en el suroccidente de la capital del Atlántico.
Desde esta misma localidad de la ciudad, más específicamente, la plazoleta de la biblioteca del Barrio La Paz, la comunidad escuchó las intervenciones de cuatro investigadores expertos en el tema que abordaron, desde los puntos de vista físico, psicológico, gubernamental y económico, la discusión durante una nueva edición del Café Tertulia: "Sexualidad y Embarazo adolescente", evento organizado por la Dirección de Investigación, Desarrollo e Innovación de Uninorte el 3 de septiembre.
Los asistentes al evento, realizado con la colaboración de VoKaribe Radio Comunitaria, interactuaron con los investigadores y presentaron sus opiniones sobre cuestiones como qué es la sexualidad, cómo se manifiesta en los planos físicos y emocionales, y cuáles son las implicaciones sanitarias, sociales y económicas que puede traer para los ámbitos locales y nacionales vivir la sexualidad de manera responsable.
El doctor Fernando Vásquez, del Grupo de Investigación en Salud Sexual y Reproductiva de Uninorte, explicó que el embarazo adolescente es un fenómeno prevalente pues en la adolescencia y en la juventud biológicamente hablando es cuando hay más capacidad para ser padres y madres.
"Por eso la naturaleza le colocó a los jóvenes la mayor cantidad de hormonas, que son las que van a llevar a que su comportamiento sea muy emocional". Vásquez señaló que esto sin duda representa un problema, "ya que estas emociones deben tener un control y ese control que te diga ‘pare o siga' lo da la educación".
Por su parte, Ivonne Molinares, del Grupo de Investigación en Desarrollo Humano, describió a la sociedad como el modulador principal del comportamiento sexual. Según ella, los adolescentes se enfrentan a una gran disyuntiva entre lo que la sociedad espera de ellos y lo que sus hormonas les impulsan.
"La vida del adolescente, con las hormonas, la presión de los pares, y el aparataje cultural presionándolos a través de estereotipos que les envía la música y la televisión…, entonces ¿el joven qué criterio tiene para tomar decisiones?", manifestó.
Molinares resalta la importancia de la autorreflexión. "¿La decisión que tomo es adecuada o no? No es lo que digan los padres y profesores. Tener presente las consecuencias de lo que hacen es lo que les va a permite a los adolescentes generar criterios y tomar decisiones correctas".
Por su parte Diva Moreno, consultora de salud sexual y reproductiva en adolescentes del Ministerio de Educación, manifestó que el gobierno nacional intenta abordar el embarazo adolescente de manera positiva. "No es el embarazo el que nos produce un atraso en el desarrollo, sino las condiciones que estamos dando como sociedad o como gobierno para que las jóvenes tengan otro sentido de vida, que no piensen que su vida se trunca con el embarazo".
Añadió que en el ser humano prima la razón y la necesidad de protegerse sobre la emocionalidad, pero para ello debe tener acceso a servicios que se lo permitan. "El gobierno está trabajando en proveer esos servicios con tres condiciones específicas: sin exhibir, sin juzgar, sin sancionar.
Por otro lado, Sandra Rodríguez, del Grupo de Investigación en Análisis Económico, reveló que solo cerca del 50% de los embarazos de entre 16 y 24 años son no deseados. "Hay razones por la que los adolescentes quieren embarazarse: por conseguir independencia o la posibilidad de conseguir un esposo que les solucione los problemas económicos".
Para Rodríguez, el principal problema que esto representa es que posterga el ingreso al mercado laboral de la madre y cambia los planes de formación. "Si quería ser médico, con el hijo quizás ya no tendrá el dinero o el tiempo, y tendrá que optar por otra carrera que no le apasiona. Esa brecha entre lo que tenía en su proyecto de vida y lo que termina haciendo termina castigando a la mujer en el mercado laboral".
Otro hallazgo que expuso Rodríguez es que los bebes frutos de parejas adolescentes de escasos recursos, terminan transfiriendo el proceso de ralentización de la actividad económica. "Cuando provienen de estratos económicos bajos, eso termina impactando los procesos de crecimiento y el rendimiento en el estudio de los hijos. Se ha demostrado que eso que llamamos el círculo de la pobreza termina replicándose".
Pero Rodríguez añade que no se trata de que no se pueda ejercer la sexualidad, sino que los jóvenes no dejen de estar activos en el mercado como mano de obra formada. "A la economía no le interesa que no nazcan más niños, sino que nazcan en condiciones que le permitan dar potencialidad a la comunidad en la que pertenece", afirmó.
Por Andrés Martínez Zalamea
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