Homenaje al profesor Ramón Illán Bacca por una vida dedicada a las letras
Una referencia de una novela, la sinopsis de un cuento, adaptaciones al cine, ejemplo tras otro sale de la biblioteca mental de Ramón Illán Bacca y toda conversación con él se entrelaza con la literatura. Subiendo los escalones con un poco más de dificultad pero sonriendo y satirizando como siempre, se prepara para la entrevista.
Formado en derecho, el nacido en Santa Marta llegó a Uninorte en el 78 como profesor sustituto durante cuatro meses para dictar Cátedra Latina. Al poco tiempo comenzó a trabajar como catedrático y cambió las leyes por la temática que le suscita el mayor interés: la literatura. Su obra de 32 cuentos, cinco novelas y cientos de columnas reflejan la realidad que vivieron tantos de sus estudiantes en el aula de clase: una vida sumergido entre las letras.
La solemnidad, esta característica que ha invadido a las publicaciones en nuestros países de violencia, sicariato y narcotráfico, queda a un lado en la obra y vida de Illán Bacca para dar paso al humor. “Estamos convencidos que hay que escribir con mensajes políticos, pero el humor en Colombia no ha sido cultivado, somos una nación solemne”, afirma el escritor de 80 años.
Esta rebeldía frente al status quo del deber ser es constante en su visión literaria y está presente en la mayoría de sus escritos y clases. En palabras de Guillermo Tedio: “escribe como comedia lo que la historia ha oficializado como tragedia”.
Su trayectoria como escritor
Sus inicios en la escritura se remontan a las cartas que mandaba a casa, pidiendo dinero cuando era un estudiante de la Universidad Libre en Bogotá. “Gustaban, se las pasaban entre la familia y se divertían, pero igual no me aumentaban la mesada”, anota con sarcasmo. Ejerció su carrera por unos años y luego pasó por el periodismo. Cuando ejercía esta labor fue uno de los fundadores del primer suplemento literario de Barranquilla en el Diario del Caribe. Allí publicó sus primeros cuentos “cuando faltaba alguna página para completar la edición”.
Algunos de ellos fueron incluidos en su primera colección de cuentos, Marihuana para Göering, que fue publicado en 1981. “Se publicó en una edición de mil ejemplares, de los cuales solo salvamos 200, que fue los que yo recogí, porque al día siguiente embargaron la librería”, narra Illán Bacca de esa primera incursión en la industria editorial con este libro que está incluido en una lista de Revista Semana como uno de los más importantes en la historia de la literatura colombiana.
Escribía todas las noches de 8:30 p.m. a 12:30 a.m., hora en que disminuía el ruido en la Avenida 20 de Julio adyacente al apartamento en el que vivía. Bajo este proceso nació Debora Cruel, su primera novela, escrita en el 85, que trata, con su característico humor y sátira, una historia de espionaje alemán en La Guajira.
“Entre cada libro mío pasan 6 o 7 años por una razón muy sencilla, si uno no tiene nada que decir, ¿para qué va a escribir?”, dice el escritor. En sus novelas este ritmo se cumple con precisión, en el 96 publica Maracas en la Ópera, en el 2002 Disfrázate como quieras, La mujer del defenestrado en 2008 y La mujer barbuda, 2011.
Cada uno de ellos explora desde una visión humorística, rebelde e histórica de la realidad. “No acudo a dar mensajes políticos explícitos, pero en todas mis novelas hay una cosa política detrás. No la enuncio, ni la muestro pero cualquier lector activo entiende”, apunta.
Sobre el impacto del escritor, Zoila Sotomayor, coordinadora editorial de Uninorte, afirma que "su sola figura invita a explorar el mundo de una forma lúdica”. Bacca asegura que lo suyo no es lo profundamente académico y cerrado, sino la libertad y por eso la única forma en que sabe hablar de literatura es como si estuviera en un café. Actualmente trabaja en una novela que espera publicar en una edición limitada y este 15 de noviembre toda la comunidad Uninorte le rinde un homenaje en el Salón 13G2, desde las 10:30 a.m.
Por Leonardo Carvajalino
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