Una reflexión necesaria y en la que todos podemos participar

La institución inició un proyecto de reforma estructural de los currículos, que entregará resultados definitivos a finales de 2023. Busca diseñar programas académicos atractivos y pertinentes, de acuerdo con las demandas del mercado laboral. 

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03 ago 2022

En la Universidad del Norte los procesos de actualización de los planes de estudio se hacen de manera periódica con la intención de adaptar los programas académicos a las exigencias de un mundo con dinámicas cambiantes. En este sentido, el rector Adolfo Meisel ha impulsado el inicio de un proyecto de reflexión y actualización de los currículos que entregará resultados definitivos a finales de 2023 y que tiene como dos de sus objetivos principales diseñar programas académicos atractivos para las nuevas generaciones y que sean pertinentes con las demandas del mercado laboral.

"Estamos buscando una formación aún más integral, competitiva, flexible; que incorpore al máximo las capacidades institucionales y nuestro conocimiento a través de cambios realizables, concretos y que proyecten el sello Uninorte", indica el rector, y agrega que se van a adoptar algunas de las mejores prácticas academicas que han tenido éxito en otras universidades en diversos países. 

Es así como inició una primera etapa con miras a repensar el modelo educativo actual e identificar oportunidades de mejora. Joachim Hahn, vicerrector académico, sostiene que la universidad de hoy es resultado de lo que se soñó entre 2002 y 2008, cuando se hizo la última revisión institucional del currículo, que en su momento se llamó Modernización Curricular. 

“Hemos decidido volver a hacer una reflexión generalizada de todos los currículos, de toda la experiencia que el estudiante de pregrado y posgrado tiene en la universidad, porque reconocemos que el contexto ha cambiado muchísimo, así como las demandas laborales y personales. Este proceso de reflexión terminará en una reforma del currículo”, dice Hahn. 

Como punto de partida, el año pasado se realizó un diagnóstico de la situación académica a partir de reuniones y talleres con aproximadamente 400 personas, entre estudiantes, profesores, colaboradores, egresados y sector externo. Para la etapa de reflexión se conformaron tres ejes transversales que guían el proceso: Comisión de lineamientos y políticas curriculares, Comisión de formación básica, y Comisión de sello institucional de competencias.  

Cada comisión está conformada por representantes de toda la comunidad universitaria, desde profesores, colaboradores administrativos, estudiantes y asesores nacionales e internacionales que acompañan el proceso de manera permanentemente. Paralelamente, se desarrollan comités de currículo que trabajan en los ajustes que se requieren particularmente en cada programa de pregrado, en los que están presentes egresados y personas del sector externo.

                          Comisiones y miembros



Una metodología de investigación acción

“Como parte de la reflexión, estamos revisando el diagnóstico de la universidad e identificando las mejoras, ajustes o actualizaciones que debamos hacer. También estamos mirando otras experiencias a nivel nacional e internacional, revisando literatura y recibiendo ideas para determinar qué de esas experiencias exitosas podemos adaptar y traer a Uninorte”, señala Johana Quiroz, coordinadora del proceso de Reflexión y Actualización Curricular. 

Las comisiones de trabajo, que se reúnen cada 15 días, tienen un plazo de año y medio para entregar resultados, sin embargo, es posible que algunos de los cambios sugeridos se vayan implementando apenas sean aprobados. “Será un proceso de investigación acción. Es decir, vamos a ir investigando, discutiendo y cuando sea posible vamos a ir haciendo cambios tempranos. Los grandes cambios, como, por ejemplo, eventualmente una reducción en la duración de las carreras o la incorporación de algunas actividades formativas para las cuales todavía no tenemos toda la infraestructura, se tomarán en el mediano plazo”, agrega el vicerrector Hahn. 

Durante todo el proceso se procurará incorporar al mayor número de personas posible, con el propósito de cumplir con una reflexión integral, en donde todos los actores de la comunidad universitaria tengan la posibilidad de aportar en la creación de los nuevos currículos. Para facilitar la participación masiva, el 8 de agosto se hará un lanzamiento público del proyecto de reflexión y actualización curricular, y se presentará un sitio web en el que cualquiera podrá ver la evolución del proceso y enviar sus comentarios o recomendaciones para que sean tenidas en cuenta en las mesas de trabajo de las distintas comisiones. 

La universidad del futuro 

En términos generales, los primeros bosquejos de este proceso de reflexión permiten inferir que, básicamente, los uninorteños están pensando en estructurar programas más flexibles. De lo que se ha avanzado hasta el momento, Johana Quiroz dice que las expectativas apuntan a que haya mayor interdisciplinariedad, que el estudiante tenga mayor autonomía para crear su propia ruta de formación, incrementar la conexión con el sector externo, definir nuevas y claras competencias institucionales y una formación que siga respondiendo a los retos del entorno a la velocidad en que se van produciendo.

Por su parte el vicerrector académico sueña con que esa universidad del futuro sea una construcción colectiva. “Sueño con que la universidad sea mucho más experiencial, donde haya mucha interrelación entre personas, mayor contacto con la naturaleza, con los problemas sociales, ambientales. Sueño con programas muy flexibles, en los que el estudiante pueda ir haciendo su formación con base en etapas, que no tenga que estar metido en un tubo rígido desde el principio, sino que él pueda ir explorando e ir armando sus experiencias. Sueño con una formación muy interdisciplinaria y con un enfoque mayor en temas de internacionalización sin perder la identidad propia”. 

¿Por qué es necesario reformar los currículos para lograrlo? De acuerdo con los asesores Juana Hoyos y Francisco Zarur, asesores de Uninorte en este proceso de reflexión, el currículo se debe gestionar como un sistema vivo que está en permanente observación y revisión, y se debe comprender como el conjunto de elementos que hacen posible el aprendizaje de los estudiantes. “La forma como los estudiantes aprenden, los objetos de conocimiento y sus aplicaciones cambian cada vez de forma más rápida y las IES deben poder ajustarse a esos cambios y adaptarse a las nuevas condiciones. Esta dinámica es la que hace necesaria e importante la reflexión curricular”, agregan. 

                     
 

Por Jesús Anturi

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