En esta nueva sección de publicaciones del Observatorio podrán encontrar análisis inéditos que buscan aportar a la generación de conocimiento en torno a temas económicos enfocados en la región Caribe.
Por: Carla Yinella Gómez Solano
Como bien se sabe, la informalidad laboral en Colombia es un fenómeno persistente. Según las estadísticas más recientes, en el nivel nacional la incidencia de la informalidad es del 58% (DANE, trimestre móvil febrero - abril 2023). Una cifra inquietante que indica que 6 de cada 10 trabajadores carece de un contrato que les garantice su afiliación al sistema de seguridad social, lo cual afecta, principalmente, sus posibilidades de pensionarse algún día con base en sus propias contribuciones.
La informalidad laboral, además, solo posee dos ventajas entre los numerosos inconvenientes que conlleva: flexibilidad laboral y una vía de escape al desempleo. En cambio, entre las desventajas resaltan: salarios muy bajos, escasa estabilidad laboral y la falta de beneficios y derechos laborales básicos (vacaciones, recreación, riesgos profesionales y otros componentes de auxilio y compensación al trabajador). Se trata, en términos generales y con pocas excepciones, algo que la OIT califica como trabajo de condiciones precarias.
Ante la gran incidencia de la informalidad a nivel nacional, muy pocos expertos analizan las disparidades regionales que existen en este contexto. Para ejemplificar, mientras que en ciudades como Bogotá D.C, Medellín A.M, Cali A.M y Bucaramanga A.M, la proporción de trabajadores informales es menor al promedio nacional, en otras regiones el problema se intensifica. Todas las capitales de la Región Caribe presentan una proporción de informalidad superior al 54%, específicamente, en Sincelejo y Riohacha donde aproximadamente 7 de cada 10 personas trabajan en la informalidad (apartado de informalidad del tablero de visualización).
Muchos consideran que la informalidad es el resultado de la estructura económica, sea del país o la región o incluso a nivel municipal. En otras palabras, que es el producto de limitaciones como la falta de información, acceso a crédito, tecnología y capacitación, o simplemente barreras burocráticas y regulatorias que desincentivan la formalización empresarial, lo que a su vez conduce a la informalidad laboral. Esto sucede principalmente con los trabajadores del sector agrícola y con muchos trabajadores dedicados al sector de servicios, donde las limitaciones en infraestructura, falta de inversión y acceso limitado a crédito parece limitar la transición a la formalidad a pesar de las numerosas iniciativas enfocadas a este tema desde la política pública.
Otros consideran que la informalidad nace de condiciones institucionales inapropiadas o que solo benefician a los trabajadores que cuentan con contratos formales. En esta consideración entran el establecimiento de salarios mínimos que no son consistentes con la realidad económica, los sobrecostos vinculados a la contratación formal y la actividad sindical. Después de todo, una gran proporción de trabajadores independientes, incluidos aquellos que están registrados como empresas formales, optan por contratar su trabajo de manera informal. Esto les permite ahorrar costos laborales mientras aún disfrutan de los beneficios de la formalización. Un ejemplo de estos últimos, son pequeños comerciantes que trabajan en las calles y mercados locales, quienes eligen contratar de manera informal para evitar los costos asociados a la formalidad, como el pago de seguridad social y demás beneficios laborales.
De acuerdo con un análisis del OCSA, con base en estadísticas del DANE, el tamaño de las empresas desempeña un papel crucial en el problema de la informalidad en Colombia. En general, en el sector de comercio, hotelería y restaurantes la informalidad laboral es cercana al 100% en empresas unipersonales (a pesar de que estas empresas si están registradas formalmente) y se reduce gradualmente a 0% en las medianas y grandes empresas. Parece obvio que, a mayor tamaño, mayor dificultad de las empresas para ocultar sus prácticas de contratación de los organismos de control.
Sin embargo, en este mismo sector existen grandes diferencias regionales. En ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Barranquilla, la incidencia de la informalidad en los micronegocios, sin dejar de ser preocupante, es más reducida. En contraste, en ciudades como Riohacha y Sincelejo, alrededor del 100% de las empresas unipersonales y el 50% de los empleados en micronegocios (más de uno y menos de cinco personas) son contratados informalmente (apartado de informalidad por tamaño de empresa del tablero de visualización).
Lo que llama la atención es que, aunque las empresas estén registradas formalmente, realicen sus contrataciones laborales de manera informal. Este fenómeno puede estar asociado a diversos factores (falta de recursos financieros, conocimientos legales, presiones competitivas) pero aparentemente los costos asociados a la formalización laboral son determinantes.
La investigación académica encuentra que la informalidad no solo afecta a los trabajadores informales. Por el contrario, este problema está asociado a menores niveles de productividad y competitividad, genera desincentivos a la inversión y reduce las posibilidades de desarrollo económico.
En el país, la solución evidente para combatir la informalidad mediante la reducción de los costos de entrada o el otorgamiento de beneficios a la formalización (incentivos fiscales, facilidades de financiamiento, simplificación de trámites), han sido numerosos: la implementación de sistemas electrónicos para realizar trámites en línea, la disminución de impuestos durante los primeros años de operación, la facilitación de acceso a créditos y préstamos a tasas preferenciales, y la provisión de subsidios para el registro y la legalización de las empresas. Y sin duda, la implementación de la Ventanilla Única Empresarial (VUE) es un avance muy importante. Lo que queda en el tintero es que a pesar de esos esfuerzos tanto la informalidad empresarial como la informalidad laboral (aún por parte de empresas formales) continúan siendo fenómenos recurrentes.
Sin duda, es de carácter prioritario, seguir buscando soluciones para el sector informal en Colombia. La experiencia sugiere la necesidad de un enfoque integral que vincule no solo la formalización empresarial, sino la formalización laboral donde muchas veces se ha repetido la necesidad de flexibilizar la contratación formal y rediseñar la política de seguridad social desligándola de la contratación laboral.
Referencias
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Empleo informal y seguridad social (2023). Anexos. Recuperado de:DANE - Empleo informal y seguridad social
Ulyssea, Gabriel. 2018. "Firms, Informality, and Development: Theory and Evidence from Brazil." American Economic Review, 108 (8): 2015-47.DOI: 10.1257/aer.20141745.Recuperado de: https://doi.org/10.1257/aer.20141745
Imagen de la portada tomada por César Melgarejo, EL TIEMPO: Pobreza en Bogotá: ¿Cómo se logró reducir la brecha social? - Bogotá - ELTIEMPO.COM
Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Caribe Colombiano– OCSA, Universidad del Norte (Barranquilla).
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