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El pasado 9 de febrero Camacol-Regional Caribe, presentó su estudio de oferta de viviendas y otros usos para Barranquilla y su Área Metropolitana, en el cual se evalúa la situación del sector en el 2011 y se hace la prospectiva para el presente año. El estudio viene acompañado de un sistema de información Coordenada Urbana, organizado por Camacol a nivel nacional. La presentación de estos trabajos es clave para tomarle el pulso a lo que sucede en la ciudad en este campo, lo cual unido a las otras evaluaciones que se adelantan como el Plan Maestro de Movilidad, el Plan Maestro Portuario y el estudio de la firma francesa Artelia sobre las posibilidades de un tranvía para la fase II del Transmetro, mejoran los niveles de análisis sobre los grandes temas de la ciudad, así como la presentación del estudio de riesgos del Ingeominas. Los anteriores trabajos, unidos al análisis que se ha hecho en el POT sobre los temas de ciudad, le permitirán a la Administración Distrital una mejor formulación de su Plan de Desarrollo 2012-2015. Lo que quedó claro del Informe de Camacol es que el 2011 fue un buen año para el sector, especialmente en el sector de la vivienda. Se construyeron 6170 unidades, con 653.772 mts2, lo cual nos acerca al año record del 2007. Por el lado de bodegas y edificaciones comerciales, la dinámica fue menor y ha empezado a estabilizarse después del auge de los años anteriores. La construcción privada se ha centrado en mayor grado en los estratos 4 y 5, y en menor grado en el estrato 6. Lo poco que se hecho en Vivienda de Interés Social (VIS) y VIP (Vivienda de Interés prioritario) se ha efectuado en los municipios vecinos (un 23% de la oferta de vivienda). Lo anterior confirma uno de los serios problemas que tiene la ciudad: hay muy poca oferta de vivienda popular y por ello, sus habitantes se ven obligados a mudarse hacia Malambo o Soledad. De ahí que la dinámica demográfica se ha ido concentrando en estos municipios y Barranquilla empieza a perder claramente participación poblacional en el Área Metropolitana. Aunque hay fenómenos profundos ligados a los patrones de urbanización y renta del suelo que explican este fenómeno, lo cierto es que el Distrito ha carecido de una política en materia de vivienda popular en los últimos veinte años. Aparte de lo hecho en la ciudadela Metropolitana, lo de las Cayenas apenas es algo muy escaso para mostrar. Villas de San Pablo ha empezado con muchas dificultades. La ciudad no es magneto para la vivienda social. Para el 2011, Barranquilla presentaba un déficit cuantitativo de vivienda de 30,500 viviendas, con un mayor peso para los estratos 1, 2 y 3. Si se le incluye el déficit por cohabitación y hacinamiento, llegaríamos a unas 70,000 viviendas. Hay que reubicar cerca de 9,000 hogares por los problemas de la ladera occidental, lo que nos indica que las tareas en este frente son claves para el futuro de la ciudad. Atender este déficit es posible en el término de los próximos diez años con el apoyo de las políticas públicas tanto nacionales como distritales. El Distrito no debe limitarse a la estrategia de reubicación de hogares en riesgo, sino que debe emprender con seriedad la atención de este déficit, aprovechando a un gobierno nacional ansioso de iniciar sus macroproyectos urbanos de vivienda VIS y VIP. Ello implica replantear las políticas urbanas de una ciudad extendida, generar suelos, y apuntarle a la densificación y a las construcciones de altura para hacer rentable la vivienda popular, cerca del centro de la ciudad. Hay mucho por hacer.