¿Sabes que tus ideas tienen el potencial de transformar cualquier problema o situación por más grave que parezca? ¿eres consciente o te has detenido a pensar en ello? pues tu creatividad, imaginación y talentos son los recursos más cercanos que tienes, ¡úsalos!

Hace un par de semanas vi una película que se llama El Niño que Domó el Viento y me enseñó sobre el poder que tienen nuestras ideas para cambiar situaciones complejas en oportunidades increíbles para nuestra vida. La historia se trata de William Kamkwamba, un niño de 13 años que vive en una zona rural de Malawi en África. En ese lugar, las condiciones económicas son complejas y han empeorado por el mal clima. Sumado a esto, Wiliam debe abandonar la escuela porque sus padres no pueden costear otro gasto que no sea la comida. Para salvar de la hambruna a su comunidad, el niño se inspira en un libro sobre el uso de la energía y decide construir una turbina de viento con elementos reutilizables y en mal estado. Dicho invento permite aprovechar la energía que genera el viento, para así bombear agua del pozo local, regar los cultivos y tener mejores cosechas. La situación económica del pueblo mejora, incluyendo la de su familia y lo que parecía un problema grave, logra tener un desenlace positivo. Esta película nos deja varias lecciones, dentro de ellas, la capacidad que tiene la imaginación humana para cambiar cualquier destino, la determinación que tan importante es como primer paso para encontrar un propósito claro que permita hacer cualquier cambio y no menos valioso, la condición social no determina los objetivos o las ideas que queremos materializar. 

Me quiero detener en la capacidad de nuestra imaginación como seres humanos y la necesidad de potencializarla. La imaginación nos permite ser libres, creativos y sobre todo nos da la capacidad de crear oportunidades o realidades distintas a la que estamos viviendo cómo sucedió con William, a quien la situación negativa no lo definió y pudo visionar e identificar una oportunidad para su familia y comunidad a tan corta edad. Pero, la imaginación no es solo una cuestión de niños, sino que es una facultad que tenemos todos los seres humanos y por tal razón debemos darle el valor que se merece para innovar, desarrollar nuevos proyectos personales y profesionales. Pregúntate, ¿qué cosas te diferencian de los demás o en qué te destacas? ¿con qué talentos cuentas? ¿cuales son tus pasiones? Una vez identifiques lo anterior, tendrás los recursos primarios para iniciar y transformar el mundo a partir de lo que mejor sabes hacer. 

Ahora, la pregunta es ¿cómo potencializar la imaginación? En mi caso, trato de relajar la mente al buscar espacios en mi día o semana que me ayuden a pensar y reflexionar. Lo segundo, anoto todas las ideas que se me vienen a la mente por más tontas o imposibles que parezcan y luego las paso a mi agenda personal. Por último, exploro actividades nuevas que me reten como persona, conozco nuevos lugares, pruebo comidas diferentes, compro o descargo libros curiosos y procuro conocer otras personas para entender su manera de pensar y concebir el mundo. 

“Decide transformar el mundo”. Quizás te suene cómo una idea lejana, que no está a tu alcance por aquello de que existen problemas complejos o difíciles de superar, pero los cambios empiezan en tu contexto, en tu realidad más cercana. Es decir, en tu vida, tu casa, el colegio, la universidad o la comunidad a la que perteneces, ¿qué situación estás viviendo? ¿en qué condiciones estás? ¿qué cosas hay que mejorar? ¿qué solución propones? Tus ideas son muy importantes y el mundo necesita de ellas para cambiar el estado de las cosas y para ello se requiere insistir y no desistir en el camino a la materialización de tus ideas. Por ejemplo, quizás te quieres convertir en un profesional, estudiar en la universidad soñada y cumplir todo lo que te has propuesto en tu lista de deseos ¿qué ideas tienes para alcanzar eso? ¿Ya usaste la imaginación para crear tu futuro y hacerlo realidad? ¿ya investigaste los posibles medios o recursos que pueden servirte para alcanzar tus sueños? empieza por ello, bien decía El principito “lo esencial es invisible a los ojos”. ¡Dale rienda suelta a tu imaginación! 

Por: Camilo Vásquez Sánchez. 

Estudiante de Comunicación social y Periodismo.

Redactor Semillero de Mercadeo.