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¿Cómo selecciono la carrera para estudiar en una institución de educación superior?
La respuesta desde el Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil-CREE.
Por: Psi. Evelyn Llinás, Mg en Educación, coordinadora del Programa de Orientación Académica, del Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil-CREE*.
Los más de 30 años en el sector de la educación superior ejerciendo mi profesión de Psicóloga me han permitido orientar a muchos jóvenes, familias y colegas en ejercicio, en lo que respecta a la decisión de una carrera al culminar la etapa escolar. Seleccionar o elegir una carrera no es igual a comprometerse con el estudio y las exigencias que esto implica. Por esta razón me complace mucho tener el honor de escribir al respecto.
Antes del año 2020, era esperado que un joven al culminar la etapa escolar, tuviese claro su elección de carrera y la institución educativa hacia la cual dirigir los esfuerzos económicos, personales y académicos. Utilizo la expresión “era esperado” sin embargo seguía siendo casi un rompecabezas para ese joven, la familia, la escuela o el colegio del cual egresaba, los orientadores escolares o quien hace esta tarea en las escuelas e incluso para las Instituciones de educación superior, el camino para tomar esta decisión.
Si hago un alto y los ubico a ustedes lectores en generaciones de hace más de 40 años, se podría decir que era un privilegio culminar el bachillerato y continuar hacia la educación postsecundaria; era más factible para los hombres dado que el peso de la productividad laboral estaba sobre sus hombros mientras que el ingreso de las mujeres era algo menos exigible.
Durante los años 80, el panorama mundial y nacional cambia, el trabajo y el alcance de formación académica de las mujeres se transforma y el ingreso a la universidad pasa de ser algo opcional para convertirse en una oportunidad de vida. En esa época la salida a la vida laboral era más expedita y menos competida con los hombres. En los años 90, se inicia la diversificación de los trabajos y con ello las instituciones educativas también amplían las demandas hacia carreras que comienzan también a tener posición en el mercado.
Para el año 2000, crece vertiginosamente la tasa de ingreso a las Instituciones de educación superior pues se vuelve impensable e improbable que las personas puedan acceder al mundo del trabajo sin el soporte de una educación universitaria y mejor aún, con educación postgraduada.
Sin embargo diferentes factores y variables, confluyen en toda esta línea de tiempo y así como el mercado comienza a demandar competencias específicas, conocimiento multilingüe, versatilidad y experiencia a la hora de escalar mejores posiciones y salarios para movilidad social, se hace complejo el desempeño y rendimiento en el sector escolar, el ingreso y permanencia en la educación superior y la comunicación entre el sector productivo y educativo. Para el año 2010, en nuestro país y en el mundo se acentúan y por primera vez se visibilizan de forma mundial, los porcentajes de deserción en el sector de la educación escolar y superior, especialmente en América Latina y por supuesto en Colombia, la cual estaba cercana al 50%. La atención al sistema educativo en nuestros países se convierte en temas recurrentes de foros, seminarios, entre otros eventos y por ende el proceso de elección de carrera como lo llaman usualmente se convierte en algo cada vez más serio.
La elección de estudiar una carrera siempre ha sido un asunto muy serio pero se complejiza debido al número de variables que deben considerarse. A raíz de la pandemia, el sector productivo y el educativo se han acercado y han generado convenios interesantes con la apertura a nuevas formas, tiempos, accesos considerando además los conceptos de diversidad, inclusión y equidad, presentes en las nuevas apuestas educativas. Es importante reconocer que el trabajo de la Unesco con el planteamiento a nivel mundial de los objetivos de desarrollo sostenibles y sus logros para el año 2030 ha generado que los países se adhieran para facilitar y contribuir a la movilidad y transformación social.
Es así que las instituciones educativas de todos los niveles escolares, de postsecundaria y de postgrados estén en discusiones profundas, complejas, constantes para valorar las nuevas apuestas de trabajo, las metodologías divergentes y la aplicación de la tecnología en escenarios de formación para favorecer nuevos aprendizajes en contextos diversos para un mundo diverso.
En esta línea ya no solo la decisión de carrera compete al joven que egresa del sistema escolar y a sus familias, están también las consideraciones para el acceso de colectivos diversos (capacidades diferentes o neurodiversidad, poblaciones Afro, etnias, rom, víctimas de conflicto armado, habitantes de fronteras, diversidad de género, mayores de 50 o 60 años, entre otros) que demandan nuevas expresiones de interculturalidad y la aplicación de principios de educación inclusiva en los escenarios educativos, con lo cual también se demanda un nivel de compromiso para afrontar estos retos.
De forma general y considerando lo anterior, mis recomendaciones para asumir este proceso de decisión de carrera o proyecto de vida educativo son las siguientes:
1. Convierta esta toma de decisión en un proceso. Es decir minimice la opción de timmarín de do pingué o a la suerte.
2. Considere todos los aspectos claves para este proceso: sus socios estratégicos (padres, profesores, amigos, terapeutas, jefes o exjefes). Estas personas tienen un criterio que debe considerarse dentro de las características valorables para su decisión.
3. La inversión económica: ahorros, capacidad de endeudamiento según la decisión del nivel hacia el cual aspira: nivel técnico, tecnológico, universitario (ambiente virtual, presencial, mixto) o nuevas formas educativas en línea conducentes o no conducentes a títulos profesionales validados por el Ministerio de Educación Nacional.
4. Opción de becas: tenga en cuenta las exigencias para participar, consideraciones y demás requerimientos.
5. Inicie este proceso, preferencialmente, mínimo desde el décimo grado con un orientador(a) profesional. Puede también consultar con un profesional acreditado a nivel externo pero nunca, nunca con personas sin certificación.
6. Verifique las instituciones educativas del país o fuera del país que le ofrecen estas carreras. Debe verificar en Colombia si cuentan con registro calificado por el Ministerio de educación nacional y la condición de la institución educativa que lo ofrece. Igual si es para programas e instituciones fuera de nuestro territorio nacional.
7. Considere al momento de elegir sus intereses, sumados a sus destrezas, competencias, habilidades, adicional a sus características de personalidad y si se auto reconoce dentro de un colectivo diverso.
8. Así mismo considere su condición y dinámica de vida: es adolescente recién egresado del sector escolar, vive con sus padres u otros familiares, es dependiente económicamente, tiene vida de pareja, tiene hijos o piensa en tener hijos cercanamente, trabaja y desea estudiar al mismo tiempo, entre otras características de vida. Esto es muy importante para los compromisos en planeación de tiempos, esfuerzos, disciplina, persistencia para lograr la permanencia y la culminación de los planes de estudio.
9. Si es joven y depende económicamente de sus padres u otros familiares para la decisión, piense en los compromisos que estas personas realizan financieramente ante entidades bancarias para el pago con recurso propio o por medio de créditos. Esto es muy serio ya que si presenta rezago académico, es decir pierde materias o retira materias en un período académico, el costo de no cumplir con los términos del crédito según los semestres requeridos por la institución educativa, demandará mayor tiempo para culminar y deberá considerar si tiene capacidad para endeudarse más de lo previsto.
10. Establezca una lista de chequeo, visite diversas instituciones de forma presencial o visite las páginas web de las instituciones para revisar en detalle qué ofrecen y las condiciones.
11. Haga un temario con inquietudes para entrevistar con las personas encargadas de Admisiones y programas ofrecidos de forma que pueda conversar telefónicamente, virtualmente o presencialmente.
12. Determine los costos, formas de pago, alternativas según su capacidad financiera y establezca un presupuesto. Considere dentro de este presupuesto: costos de movilidad, recursos, vivienda, alimentación, ropa, accesos a tecnología requerida, entre otros requerimientos.
13. Si necesita de la asesoría de un experto(a) en el tema, le vuelvo a recordar que consulte con profesionales de la Psicología, con tarjeta profesional, si es posible colegiado al Colegio Colombiano de Psicólogos, con experiencia y conocimientos actualizados para el trabajo ético y responsable de este proceso.
*PS. Evelyn LLinás González, es Mg en Educación cuenta con Certificación de liderazgo para centros para el aprendizaje Nivel 3. National College Learning Center Association- NCLCA-Estados Unidos de América. Actualmente es la Coordinadora Programa de Orientación académica Centro de recursos para el éxito estudiantil-CREE en la Universidad del Norte
A la espera de la implementación de los Acuerdos de Paz
Un artículo escrito por la profesora Angélica Rodríguez, para el portal Perfil.com
Luego de cuatro años de negociaciones, el 26 de septiembre de 2016, el gobierno colombiano y la antigua guerrilla de las FARC-EP firmaron en la ciudad de Cartagena en Colombia un acuerdo para poner fin al conflicto armado en el país. Dicho acuerdo contiene seis puntos fundamentales:
- Reforma rural integral;
- Participación política;
- Fin del conflicto;
- Drogas ilícitas;
- Víctimas y reparación y;
- Implementación y verificación y refrendación de los acuerdos.
Aunque la participación de las mujeres en el proceso de paz no fue particularmente notoria, a finales de 2014 se instauró la Subcomisión de Género, encaminada a incluir la voz de las mujeres y la perspectiva de género en los acuerdos parciales adoptados y en los puntos que se pactarían posteriormente. Asimismo, tres mujeres hicieron parte del equipo negociador: Nigeria Rentería y María Paulina Riveros, fungieron como representantes plenipotenciarias del gobierno colombiano y, Victoria Sandino Palmera actuó como delegada de las FARC-EP. Fruto del trabajo de la Subcomisión, se logró la inclusión del enfoque de género en los puntos uno, dos, cuatro y cinco. Posteriormente, el 2 de octubre de 2016, el documento titulado “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera”, fue sometido por el entonces presidente Juan Manuel Santos a un plebiscito. En una reñida votación, el 50.21% de los participantes votó en contra de la refrendación los acuerdos mientras el 49.78% se manifestó a favor de estos.
Ante los resultados obtenidos, Santos convocó a un gran diálogo nacional, tanto a los defensores como a los detractores de los acuerdos, con la finalidad de encontrar una alternativa que permitiera salvar el camino a la paz. Este diálogo generó ajustes y cambios en varios ejes temáticos, pero permitió la firma definitiva el 24 de noviembre de 2016, en el teatro Colón de Bogotá.
Ya han pasado más de cinco años y el balance de la implementación presenta diferentes matices. Según el último informe del Instituto Kroc (2021), solo se ha completado el 30% de las 578 disposiciones de los acuerdos. El 18% ha alcanzado un nivel intermedio de implementación, mientras el 37% ha avanzado de manera incipiente y el 15% no ha comenzado a implementarse. Los porcentajes son aún más preocupantes cuando se hace el análisis sobre los compromisos con enfoque de género, puesto que solo se ha completado el 12% de las disposiciones y el 15% ha logrado un alcance intermedio, dejando el 73% restante por fuera del cumplimiento.
Los puntos relativos al fin del conflicto y la implementación son los que presentan mayor avance. El primero de ellos con un 49% de las disposiciones completas y 21% en el nivel intermedio. El segundo, con un 58% de disposiciones completas y 13% en el nivel intermedio. Los puntos relacionados con las drogas ilícitas y víctimas presentan un menor avance. Sobre las drogas se ha completado el 21% de las disposiciones y el 27% está en nivel intermedio, mientras que el punto de las víctimas del conflicto alcanza un 27% de disposiciones completas y 23% en estado intermedio. Los puntos de la reforma rural integral y la participación política son los de peor desempeño, puesto que un porcentaje significativo de las disposiciones no ha comenzado a implementarse, 14% y 29% respectivamente, o se encuentra en estado mínimo: 69% y 43% cada uno.
El limitado avance, el asesinato de cientos de líderes sociales y la pervivencia al interior de Colombia de al menos cinco conflictos armados no internacionales, de acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja, ponen sobre la mesa una vez más la necesidad de avanzar en la implementación de los acuerdos de paz. Así mismo, resulta urgente consolidar el enfoque de género, con miras a reducir las desigualdades y avanzar en la garantía de los derechos, principalmente de las mujeres rurales de Colombia.
*Universidad del Norte, Barranquilla (Colombia) y Red de Politólogas - #NoSinMujeres.
Verlo en la página original aquí.
“No queremos que nos regalen nada, sino herramientas para estudiar y trabajar”
Liliana Pimienta, secretaria agropecuaria de Manatí (Atlántico)
Quien saca la cara por lo que se cultiva en Manatí, le pone el pecho y el alma, todos los días, es una mujer. Esto, en un entorno abiertamente masculino. Entre sembradíos de papaya, maíz, cilantro, así como criaderos de cerdos, vacas y peces, Liliana Pimienta se mueve todos los días. En este mes, en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, tenemos otra voz especial desde la orilla del Canal del Dique.
Ser la primera y la única mujer. hasta ahora, que ha ocupado el cargo principal de la Secretaría Agropecuaria de Manatí, al sur del Atlántico, es un honor para su trayectoria, un reconocimiento a las mujeres rurales y un compromiso muy grande con la seguridad alimentaria de todo el municipio. Liliana Pimienta es una mujer joven, que ha dedicado su vida al campo, que se formó en la Universidad del Atlántico como ingeniera agroindustrial y que, cada día, se convence más de que sin campo no hay ciudad, de que sin campo no hay nada.
En esta ocasión, Uninorte Social trae una nueva entrevista, con Liliana quien contó cómo percibe a sus pares en el municipio, desde lo que sienten, lo que piensan y lo que necesitan. Una mujer que inspira a más de una (y más de uno).
- Liliana, gracias por aceptar esta entrevista. Cuéntanos quién eres.
Mi nombre es Liliana Pimienta Niebles, ingeniera agroindustrial, egresada de la Universidad del Atlántico. Actualmente soy la Secretaría Agropecuaria del Municipio de Manatí, al frente de la dirección de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA), representando a todas las mujeres rurales y a los campesinos de mi municipio. He trabajado en diferentes sectores: el ganadero, el agrícola, en muchas actividades relacionadas con el campo. Participé en el censo agropecuario que se realizó en el Atlántico, también en Bolívar. En esta administración hemos tratado de resaltar todos los independientes, en especial las mujeres rurales, e involucrarlas en todas las actividades de emprendimiento, de agricultura, de ganadería, de piscicultura, con el propósito de fortalecernos nosotras. Es la primera vez que hay una secretaria agropecuaria, mujer, en el municipio. Entonces he tratado de tenerlas presentes, para que se conserve ese espacio de que nosotras también hacemos parte del campo.
- ¿Cómo es el día habitual de una mujer rural, en Manatí?
Una mujer rural en el municipio de Manatí está acá por esa labor de campo y de no campo. De campo, porque es la que siempre está pendiente de la agricultura que se maneja dentro de su parcela. Se desconoce mucho la labor de una mujer rural en campo y nosotros hemos de destacar ese campo. Ella se levanta, le echa maíz a sus gallinas, está pendiente de todo lo que tiene la finca, de la agricultura, sabe dónde va a recoger su huerta. etc. Entonces una mujer rural en el campo tiene un día a día, igual que cualquier hombre. Destacarla a ella nos implica a nosotros saber que cada cultivo, que cada litro de leche que sale de ahí, de ese campo, es un aporte de esa mujer.
Entonces, en un sentido básico, la mujer rural es la que emprende en la agricultura, es la que emprende las huertas en los patios, en la finca, es la que emprende una granja, es la que emprende una finca productiva.
- ¿Qué otras labores emprende la mujer cuando no está en labores de campo?
Una mujer rural también es la que viene al municipio a recoger a los niños que está estudiando, que tiene la labor de una ama de casa. Esa mujer rural desempeña dos labores diferentes que desconocemos, pero que es muy bonito resaltar.
- ¿Qué es lo que cultivan las mujeres de Manatí, principalmente?
Los cultivos tradicionales están reflejados en el pancoger y esto -para ellas- representa la seguridad alimentaria. Es ese maíz, esa yuca, ese fríjol, ese ají, esa papaya, ese pimentón, que tienen en las parcelas. Eso las ayuda a ellas a tener un poquito de seguridad alimentaria, dentro de su día a día, y eso también hace parte de su economía.
- ¿Qué crees que aún, en este siglo, necesita la mujer rural?
Una de las cosas principales e importantes que necesita la mujer rural es atención, emprendimiento y mucho apoyo del gobierno, no para regalar nada, sino para tener en cuenta que ella también puede emprender un negocio de labores de campo con el apoyo económico, de educación en la parte asociativa y de comercialización. En este momento, ellas pueden emprender, pero ¿quién se los compra? Ahora que estoy al frente de esta secretaría, en la que solo ha habido hombres, he tenido esta perspectiva. Necesitamos el apoyo del gobierno y reconocer la importancia que le pueden dar a la mujer rural.
- ¿Qué les dices a las mujeres del municipio en este mes en especial?
A la mujer rural, y a todas las mujeres general, especialmente a las del Atlántico, de parte mía y de parte de todos los cargos en los que haya mujeres, le deseo los éxitos, que sigamos cultivando, que sigamos emprendiendo, que sigamos levantando el campo con tanto amor, que lo veamos como un trabajo que las ayuda a seguir adelante, a estudiar y a transmitirle eso a sus hijos.