Julio César Hernández Vázquez, Meriales González Donado, Melany Vélez García y Carlos Enrique Cabrera Cadena, estudiantes de décimo semestre de Ingeniería Eléctrica, quedaron entre los cinco finalistas en la edición 2024 del Programa Regional Siemens Smart Infrastructure, en una competencia con alrededor de 60 equipos de Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Ecuador y Argentina.

Esta competencia incentiva a estudiantes universitarios en el uso de nuevas tecnologías para la gestión energética en infraestructura e industrias, para lo cual los equipos deben presentar una propuesta de eficiencia energética que aborde componentes técnicos, sociales, ambientales y económicos. 

La propuesta del equipo de Uninorte se tituló Programa de eficiencia energética para el bloque de Ingenierías de la Universidad del Norte. De acuerdo con los estudiantes, consistió en establecer una línea base del consumo eléctrico del edificio, implementando estrategias y análisis para mejorar su eficiencia energética. 

“Este proyecto evaluó los impactos sociales, ambientales y económicos de las medidas propuestas. Decidimos enfocarnos en la universidad debido a su compromiso con la sostenibilidad, lo que la convierte en un espacio ideal para desarrollar y aplicar este tipo de iniciativas”, cuentan.

El criterio de evaluación de las propuestas tiene en cuenta aspectos como la claridad y calidad del análisis y su presentación, el impacto social y ambiental, el beneficio económico, el grado de implementación de las propuestas, la innovación técnica. 

Para los estudiantes participar en esta competencia fue una experiencia enriquecedora, que les permitió adquirir conocimientos valiosos sobre eficiencia energética y gestión de proyectos. Además, fue una oportunidad para aplicar lo que han aprendido durante el pregrado, al llevarlo a un contexto práctico y competitivo. Además, sienten que este proceso de medirse con estudiantes de otros países los impulsó a innovar, trabajar en equipo y enfrentar retos reales

“⁠El principal desafío fue adaptarnos al tiempo limitado para la entrega del proyecto, que era de solo cuatro meses, mucho menor que el plazo habitual para proyectos finales. Esto exigió una planificación eficiente, además de superar dificultades en la gestión administrativa para realizar las mediciones y las implementaciones necesarias. Adicionalmente, defendimos nuestra propuesta ante un jurado internacional externo a la universidad, lo que representó un reto adicional en términos de preparación”, dicen los estudiantes.

En definitiva, este proyecto les dejó grandes enseñanzas, especialmente en el desarrollo de habilidades blandas como la comunicación, la organización y el trabajo en equipo. También fue un ejercicio que les permitió entender más a fondo sobre la gestión eficiente del tiempo y los recursos en un entorno profesional.