Por: Stephania Vélez
09 dic 2022
María Angelica Munera Osorio, egresada (2019) del Programa de Música de la Universidad del Norte, con énfasis en canto jazz y música popular, es una apasionada por la escritura. Le encanta componer, lo cual le ha permitido escuchar de cerca a muchos artistas que hoy son fuente de inspiración para su proceso creativo y hacer parte hoy de la Sección de Música del Banco de la República.
“Cada año el Banco presenta una Temporada Nacional de Conciertos con una programación entre 120 y 130 presentaciones a lo largo de sus 29 sucursales. Mi trabajo consiste en tramitar todo lo relacionado con derechos de autor para la comunicación pública de cada evento”, expresa la egresada destacada de 24 años.
Comenta que su interés por trabajar con el Banco nació durante el último semestre de su carrera y por eso decidió presentarse con su banda “Río Arriba” a la convocatoria Jóvenes Intérpretes 2020. “Afortunadamente resultamos ganadores y como fruto de esto tuve la oportunidad de conocer las instalaciones de la Biblioteca Luis Ángel Arango, lo cual terminó enamorándome aún más de la Sala de Conciertos”.
Debido a la grata experiencia brindada por el público y sus compañeros, decidió emprender hacia la ciudad de Bogotá en busca de un empleo que le brindara la posibilidad de visitar la Sala más a menudo, hasta que finalmente encontró una vacante que le permitió vincularse como parte del equipo.
Experiencia en Uninorte
Durante su periodo académico en Uninorte, María Angelica indica que siempre quiso ser artista y que su sueño era poder llenar estadios. “En la ciudad en la que me encuentro, se me han abierto muchas puertas para hablar con personas que han logrado hacerlo. Estar contantemente en este entorno me recuerda que es posible y, además, me motiva a seguir intentándolo cada día”, señala.
Expresa que la oportunidad de formarse en Uninorte y conocer docentes tan talentosos fue una experiencia muy enriquecedora porque estos no sólo terminaron siendo referentes en los salones de clase, sino que también, debido a sus distinguidas y valiosas trayectorias, acabaron siendo dignos de admirar. “Ellos trazaron sueños que espero algún día lograr en mi vida profesional. Siempre han estado dispuestos a compartir sus logros y a brindarme una mano amiga para asesorarme de la mejor manera”, indica.
Una de las docentes que recuerda con mucha gratitud es Zeidy Bornacelli, quién -según menciona- fue una persona clave en su crecimiento como profesional. “Al momento de entrar a la universidad me costaba creer que muchas de las cosas que estoy viviendo en este momento eran posibles, pero gracias a ella y a muchas horas bajo su tutoría logré dejar atrás las inseguridades que no me dejaban avanzar. Hoy me subo al escenario a cantar mis composiciones con todas las ganas de mostrárselas al mundo. Sé que para ella tampoco fue un proceso fácil, pero le estaré eternamente agradecida por sus palabras de aliento a lo largo de estos años y por siempre haber creído en mí”.
Para ella, Uninorte fue la casa que le enseñó la inmensa riqueza musical que tenemos como colombianos. Fue el lugar que la acogió como una barranquillera más y le brindó la posibilidad de hacer parte en varias ocasiones de ´producciones de ensueño´ durante la Cátedra Europa. “Esto me abrió las puertas a un sinfín de clases y grupos de Bienestar Universitario que, sin duda, nutrieron mi crecimiento como artista”, concluyó.