Por Daniela Banquez Morelo

El lenguaje es una capacidad que tienen los seres humanos para expresar emociones y pensamientos. Este puede realizarse mediante diferentes formas que dependen del contexto en el que se encuentren los individuos. Así pues, encontramos que una de las formas más comunes de expresar emociones y pensamientos es el lenguaje o expresión corporal del ser humano. Según Roldán et al. (2013), “El lenguaje corporal, es un proceso sensorial desde la perspectiva de la percepción y de la emisión” (p. 57). En él se encuentran formas como la mirada, la postura, los gestos faciales, el espacio personal, entre otros. Teniendo en cuenta lo anterior y lo que afirma Rebel et al. (2016), “el cuerpo no miente: es el espejo de nuestra alma” (p. 3), por lo que se evidencia que el lenguaje corporal influye a la hora de que una persona se comunique con otras. Sin embargo, se causan interpretaciones erradas de los mensajes, porque a menudo no se le presta atención a las expresiones corporales que los acompañan. Por esta razón, es necesario que al lenguaje corporal se le dé más importancia en las relaciones interpersonales.

En primer lugar, el lenguaje corporal es la primera fuente de comunicación que tiene el ser humano. De acuerdo con Schutt et al. (2010), “Los bebés desde que nacen utilizan su cuerpo como medio para la comprensión, y con ello consiguen la base para cualquier tipo de comunicación interpersonal, puesto que así pueden expresar todo el abanico de sentimientos” (p. 9). Asimismo, un estudio de Iverson & Goldin-Meadow (1998) a niños con dificultades de visión y niños con visión perfecta dio como resultado la solidez de los gestos en el habla. En otras palabras, los gestos no dependen ni de un modelo ni de un observador, por lo que se intuye que son innatos del ser humano. De acuerdo con esto, se deduce que el lenguaje corporal es algo casi innato que se utiliza desde que el ser humano nace y se va desarrollando con el tiempo.

En segundo lugar, la expresión corporal hace más fácil la comprensión del mensaje que se quiere transmitir. Ramírez et al. (2016) afirma que el lenguaje corporal es una parte inevitable de la comunicación cotidiana. Este ayuda a enfatizar el significado explícito de un mensaje y ayuda a cumplir algunas suposiciones en la mente del interlocutor. De igual forma, según resultados de dos estudios sobre el lenguaje corporal se concluyó que la comunicación es sólo un 7% verbal y un 93% no verbal, conformado por el lenguaje corporal (55%) y el tono de voz (38%) (Yaffe, 2011). De esto se infiere que el lenguaje corporal es una parte crucial a la hora de expresar un mensaje, pues permitirá que se interprete de mejor forma el mensaje que se quiere transmitir a la otra persona.

En tercer lugar, las acciones y expresiones que realiza el cuerpo pueden reflejar aspectos que el lenguaje verbal no. Kuhnke (2017) señala que en la actualidad, “se plantea que siete segundos después de conocer a una persona, puedes hacerte una primera idea de cómo se siente, tan sólo con ver la expresión de su rostro y los movimientos de su cuerpo” (p. 9). De la misma manera, Ekman (2005) afirma que generalmente los mentirosos no controlan ni pueden esconder todas sus conductas, si no que ocultan aquello que suponen atraerá más la atención de los otros; por ello, suelen poner más cuidado en la elección de palabras. En este sentido, el lenguaje corporal generalmente se tiene mucho en cuenta, sobre todo a nivel psicológico, pues al ser normalmente realizado por el inconsciente refleja aspectos que el emisor puede pasar por alto, pero que el receptor puede captar e interpretar.

Finalmente, el uso y comprensión del lenguaje corporal va en cada uno. Según lo explicado anteriormente, el lenguaje corporal es la primera forma de expresión que adquiere el ser humano, por lo que se puede desarrollar mucho más que cualquier otro lenguaje. Del mismo modo, ayuda a enfatizar de una manera más explícita el mensaje que alguien quiere transmitir. Asimismo, el lenguaje corporal refleja acciones y expresiones que son muy difíciles de comprender solo con el lenguaje verbal. No obstante, podemos afirmar que para que la comprensión del lenguaje sea más fácil se debe incluir el ámbito corporal, pues este evitaría problemas en la comprensión de los mensajes.

Referencias

Ekman, P. (2005). Como Detectar Mentiras / Telling Lies: Una Guía para Utilizar en el Trabajo, la Política y la Pareja / Clues to Deceit in the Marketplace, Politics and Marriage: 55 (Tra New Ex ed.). Paidós Ibérica Ediciones.

Iverson, J. M., & Goldin-Meadow, S. (1998). Why people gesture when they speak. Nature, 396(6708), 228. https://doi.org/10.1038/24300

Kuhnke, E. (2017). Lenguaje no verbal para Dummies. Emece Editorial.

Ramírez, L., Suárez, W. y Hernández, M. (2016). Uso del lenguaje corporal en el proceso de enseñanza aprendizaje de la expresión oral. http://cict.umcc.cu/repositorio/directorio_eventos/Humanistica%202019/res/_L eydis_Leonard_Ram_rez_.pdf

Rebel, G., Domínguez, G., Hornschemeyer, M., Schrader, R., Muller, H., & Knorr, E. (2016). El lenguaje corporal: Lo que expresan las actitudes físicas, las posturas, los gestos y su interpretación (3.a ed.). Edaf. 

Roldán Jiménez, C., Fuentes Hervías, M. T., Catalán Matamoros, D., Muñoz Cruzado y Barba, M., González González, R., Jerez Salgado, N. y Fernández Martín F, F. (2013). Comunicación no verbal en la docencia. Revista Española de Comunicación en Salud, 4(1), 54–64.

Schutt, K., Astolfi, S., & Weidenhausen, S. (2010). El lenguaje del bebé / The Baby Language (Ill ed.). Hispano Europea Editorial.

Yaffe, P. (2011). The 7% rule: fact, fiction, or misunderstanding. Ubiquity, 2011, 1–5. https://doi.org/10.1145/2043155.2043156

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