La persistencia es la fuerza y energía que nos empuja a esforzarnos para alcanzar nuestras metas, superando los obstáculos y las dificultades que se presentan en el camino, al tiempo que aprendemos de los errores cometidos.

Existen dos tipos de estudiantes: Los que persisten y los que no. ¿Con cuál te identificas?

Los estudiantes con una alta persistencia se evalúan positivamente, porque tienen una alta motivación al logro, lo que hace que se muestren dispuestos a buscar el éxito y superar sus estándares de excelencia.

Se sienten capaces de realizar cualquier actividad académica, creen en sus capacidades y toman los obstáculos como dificultades personales a superar.

Características orientadas al logro:

- Se consideran capaces, por lo que gozan de una buena autoestima.

- Se muestran dispuestos a resolver los problemas

- Asumen retos que no sean peligrosos, pero sí difíciles.

- Saben manejar las situaciones en las que deben competir con otros.

- Aprenden con entusiasmo y se involucran activamente para que sus esfuerzos tengan resultados.

- Aceptan de buena manera las sugerencias que los demás les dan.

Por otro lado, los estudiantes con baja persistencia se evalúan negativamente y se sienten poco capaces de realizar la tarea de forma adecuada, piensan que es muy difícil mejorar su rendimiento y por ende, les cuesta competir con los demás. Tienen una baja motivación al logro, no se preocupan por el éxito ni por alcanzar los estándares de excelencia.

Características orientadas al fracaso:

- No están seguros de sus cualidades personales o sus capacidades intelectuales.

- A toda costa buscan proteger su imagen, exagerando los retos: se plantean metas muy altas que son imposibles de cumplir o muy bajas que son muy fáciles de alcanzar, o realizan muy pocos esfuerzos.

- Se sienten inseguros al momento de resolver problemas.

- Evitan situaciones en las que estén expuestos a competencias o comparaciones.

- Son pasivos en su actuación y esperan que los resultados vengan por sí solos, con el mínimo esfuerzo.

- Les cuesta recibir sugerencias de los demás, llegando incluso a enojarse frente a la crítica.

SI te has identificado, con el segundo.. ¡Aquí te compartimos 5 pasos para ser más persistente!

1. Toma las decisiones correctas en el momento preciso.

A veces te vas a ver enfrentado a decidir entre lo que debes hacer y lo que realmente quieres hacer. La sabiduría está en establecer un balance entre tus prioridades personales y las acciones que te benefician para alcanzar tus metas académicas.

2. Relaciónate e involúcrate asertivamente.

Las personas con las que te relaciones pueden generarte presiones al momento de trabajar en tus compromisos académicos. A veces no encontrarás  suficiente apoyo en la familia o no tendrás un ambiente propicio para estudiar, pero estos factores no deben primar sobre tu esfuerzo para lograr la meta.

3. Comprométete con tu aprendizaje.

En ocasiones vas a tener ganas de dejar todo tirado y muchas veces no querrás prestarle atención a tus responsabilidades académicas, sin embargo, sabes en el fondo que si no te esfuerzas en trabajar con disciplina y compromiso, no podrás mantenerte enfocado en tus metas. Trabaja cada día para fortalecer tus hábitos de estudio, luchando con determinación para alcanzar la excelencia.

4.Maneja el estrés, la ansiedad, los tropiezos y los triunfos adecuadamente.

Aprende a conocer tus emociones, tus miedos y tu comportamiento, para que los puedas usar a tu favor y no en tu contra.

5. Maneja los recursos, apoyos y ayudas de manera eficaz.

Cuando tengas dificultades o necesites ayuda, no dudes en acercarte al CREE, a Bienestar Universitario, a tus profesores, amigos y a tu familia, ellos pueden brindarte un consejo apropiado o el empujón necesario para que salgas adelante.