Por: Ainara Echeverri Ávila
Como ya se sabe, la pandemia impactó fuertemente el empleo a nivel nacional. La Tasa Global de Participación (TGP) cayó casi 10 p.p. (puntos porcentuales) durante el primer semestre de 2020 y la Tasa de Ocupación (TO) cayó cerca de 14 p.p. en el mismo periodo, mientras que la Tasa de Desempleo (TD) se incrementó 11 p.p., ubicándose en 21% en el segundo trimestre de 2020, la cifra más alta de las últimas dos décadas (apartado total nacional del tablero de visualización).
A partir de aquí, las cifras del mercado laboral sugieren un proceso constante recuperación. Para el cuarto trimestre de 2022 la TGP (63,7%) y la ocupación (57,5%) se han incrementado y el desempleo ha disminuido hasta niveles similares a los registrados en 2018 (9,8%) (apartado total nacional del tablero de visualización).
En la región Caribe las cifras también han mejorado en términos generales, aunque no se ha logrado mejorar completamente el panorama con respecto a los años anteriores a la pandemia. La tasa de ocupación entre 2020 y 2022 se ha recuperado en Valledupar (37,8% a 51,8%), Riohacha (38% a 50,2%), Montería (45,4% a 53,4%) y Sincelejo (42% a 51,5%). Sin embargo, la proporción de ocupados es menor a la que se registró en 2018 (54%, 58% y 63% para las dos últimas, respectivamente). En contraste, Barranquilla alcanzó a finales de 2022 la misma tasa de ocupación registrada en 2018 (entre 58% y 59%), y una TGP superior a los niveles de 2018 (66,7%) (apartados por ciudades y años del tablero de visualización).
Si asociamos el empleo informal con trabajadores por cuenta propia, que, como se sabe, es donde se encuentran los mayores niveles de informalidad, y, a su vez, el empleo formal con empleados particulares; surge la pregunta si el mercado laboral caribeño se está recuperando bajo cimientos sólidos, con mayor generación de empleo formal, o se trata de una recuperación frágil impulsada por empleos informales.
El análisis del crecimiento observado para el total de ocupados en el periodo de estudio revela que los empleados particulares han aportado más que los trabajadores por cuenta propia y el resto de posiciones ocupacionales a nivel nacional. Cabe resaltar la particularidad del periodo de pandemia en 2020, donde hubo un descenso considerable del empleo particular paralelo a un incremento de trabajadores por cuenta propia, como consecuencia de la crisis económica experimentada. Así, la recuperación del empleo particular sugiere una situación favorable para la formalidad laboral.
Poniendo la lupa sobre el Caribe, se observa una brecha amplia entre las dos ramas ocupacionales en algunas ciudades de la región, con una mayor proporción de trabajadores por cuenta propia que de empleados particulares.
En 2022, Montería cerró la brecha y se invirtió el comportamiento, registrándose mayores niveles de empleados particulares (43%) que trabajadores por cuenta propia (42%).
En Cartagena y Sincelejo sigue habiendo una amplia diferencia entre las dos ramas ocupacionales, pero en 2022 hubo una ligera tendencia a la convergencia por la disminución del nivel de trabajadores por cuenta propia (de 2,8% y 2%, respectivamente) y el incremento de empleados particulares (de 1.8% y 3,3%, respectivamente).
Ahora bien, comparando el comportamiento de las ciudades caribeñas con el de otras ciudades principales como Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga, vemos un escenario completamente opuesto: alrededor del 40%-60% de ocupados corresponden a empleados particulares. Más específicamente, en Bogotá, Medellín y Bucaramanga se evidencia una tendencia divergente en el comportamiento de las tasas de ocupación, mientras que en Cali se empezó a cerrar la brecha en el último trimestre de 2022.
Por otro lado, si se analizan las contribuciones al crecimiento total de la tasa de ocupación en el último trimestre de 2022, se observa que el principal aporte fue por parte del empleo particular en la mayoría de ciudades, como Barranquilla (8,2 p.p. frente a un crecimiento de 8,9%) y Cartagena (5,7 p.p. de 4,5%), mientras que la contribución del trabajo por cuenta propia fue muy baja o incluso negativa. En contraste, cabe destacar el caso particular de Santa Marta, donde los trabajadores por cuenta propia contribuyeron 10,4 p.p. sobre un crecimiento de 12% del total de ocupados.
En resumen, la región Caribe parece presentar rezagos en la generación de empleos particulares frente a otras ciudades capitales del país. A pesar de que el crecimiento de la ocupación está siendo jalonado en mayor medida por la tasa de crecimiento de empleados particulares, este grupo aún representa una proporción menor en el total de ocupados frente a los trabajadores por cuenta propia.
Considerando que una gran proporción del trabajo informal es bastante inestable, y se asocia principalmente al grupo de trabajadores por cuenta propia, esto da cuenta de un panorama de recuperación laboral frágil en la región.
Una posible explicación es que no se están generando las condiciones necesarias, desde las políticas públicas, que permitan consolidar un mercado laboral estable y con las debidas garantías para que las personas que buscan emplearse ejerzan su derecho a un trabajo que les permita vivir en óptimas condiciones de manera sostenida a través del tiempo, incluso en tiempos de crisis.
Referencias
DANE. (2023). Mercado laboral. Empleo y desempleo. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-y-desempleo
Imagen tomada del artículo La Costa Caribe lidera la tasa de informalidad en el país de Forbes Colombia (2022). https://forbes.co/2022/10/14/capital-humano/la-costa-caribe-lidera-la-tasa-de-informalidad-en-el-pais
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