El domingo fue el día más crítico. El 40% de los casos ocurrieron en la propia vivienda de la víctima. El 57% de las mujeres convivía en unión libre. Cuatro de cada cinco mujeres víctimas habían experimentado maltrato previo. En el 38% de los casos el agresor era una expareja. Entre las mujeres, el agresor casi universal fue un hombre. Y en la mayoría de los casos se usó un objeto contundente o mecanismo múltiple, para el ataque.
“La violencia entre parejas adolescentes tiene un componente cultural muy importante. Cuando estas relaciones no son abiertamente aprobadas por los padres, se desarrolla una relación en secreto, lo que representa un riesgo. Si te sucede algo, ¿a quién se lo cuentas? Las víctimas no saben las rutas de denuncia, y temen hacer público su caso y aceptar frente a la familia que tienen novio, que tienen relaciones sexuales”, señala la profesora Elsa.
Otras dos realidades que emergieron en el camino, y que los investigadores se hicieron el propósito de comprender, fue el abuso sexual de hombre a hombre –como el descrito al comienzo de este artículo–, y la violencia contra niños, niñas y adolescentes migrantes venezolanos.
“La violencia entre parejas adolescentes tiene un componente cultural muy importante. Cuando estas relaciones no son abiertamente aprobadas por los padres, se desarrolla una relación en secreto, lo que representa un riesgo. Si te sucede algo, ¿a quién se lo cuentas? Las víctimas no saben las rutas de denuncia, y temen hacer público su caso y aceptar frente a la familia que tienen novio, que tienen relaciones sexuales”, señala la profesora Elsa.
Otras dos realidades que emergieron en el camino, y que los investigadores se hicieron el propósito de comprender, fue el abuso sexual de hombre a hombre –como el descrito al comienzo de este artículo–, y la violencia contra niños, niñas y adolescentes migrantes venezolanos.
El 50 % de las madres y padres no habla de abuso sexual, según estudio de Uninorte.