Por José Rodríguez R.
Periodista
rodriguezjl@uninorte.edu.co
Para un geólogo, la salida de campo es el equivalente al trabajo en laboratorio. Durante una excursión académica, estudiantes de Geología conocieron diferentes actividades asociadas a la minería en Cerro Matoso y la riqueza mineral del sur de Córdoba.
Cientos de rocas de color rojizo y negro forran el cerro Guarica, en el municipio de Planeta Rica, Córdoba. Ante sus texturas y la diversidad de sus formas, treinta estudiantes y cinco profesores del programa de Geología de la Universidad del Norte detienen su recorrido cuesta arriba para estudiarlas. Con papel y algunos lápices de colores, cuales artistas en un día soleado, realizan un ejercicio básico de cartografía: dibujar la silueta de la montaña y los cambios que hay en los distintos tipos de rocas.
El terreno hace parte de un complejo ofiolítico (grupo de rocas ígneas procedentes de la corteza oceánica) afectado por el Sistema de Fallas de Romeral, que la empresa minera Cerro Matoso explora desde 2017. A través de un acuerdo academia-industria con el programa de Geología, brindan acompañamiento a varias salidas de campo en la zona de la concesión y una visita a la planta. La oportunidad es única para los estudiantes, quienes pueden analizar de primera mano las diferentes etapas de exploración, extracción y tratamiento mineral.
“Lo más importante para un geólogo es el laboratorio, es decir, nuestras salidas de campo. La geología entra por los pies, como decía mi mentora Ana María Goes”, enfatiza Felipe Lamus, profesor del departamento de Física y Geociencias, magíster en geotectónica y geoquímica, mientras señala con el bastón las botas tiznadas de barro en sus estudiantes.
“La importancia del lugar donde estamos es que estas rocas son muy difíciles de conseguir en el contexto colombiano. Son de corteza con afinidad oceánica, es decir que se produjeron en la mitad del océano, pero hoy las encontramos en el continente debido a que no se destruyeron durante la subducción, porque la mencionada falla de Romeral las puso en superficie. A este proceso los geólogos lo llaman obducción y muestra no solo de qué está hecha la corteza oceánica sino, además, la parte superior del manto terrestre; son como los fósiles que deja la Tectónica de Placas. También tienen una importancia económica grande, porque están asociadas a varios tipos de mineralizaciones, entre esas las de Cerro Matoso”, explica el docente, quien lidera la logística de la expedición académica.
Actualmente Cerro Matoso es la única empresa minera que extrae ferroníquel (aleación con hierro) en Colombia a cielo abierto, siendo la mayor productora a nivel nacional y una de las más grandes de Latinoamérica. En 2018 tuvo una producción mayor a las 40 mil toneladas y facturó alrededor de 1,5 billones de pesos en ventas al exterior. El níquel, después de ser procesado en los hornos, pasa al puerto de Cartagena, donde es distribuido a los compradores, principalmente de China. La compañía pretende este año mantener el mismo porcentaje de producción o incluso superarlo.
Riqueza mineral
Aunque la mayor parte del tiempo permanece seca, hoy los árboles de cedro y guamo cubren gran parte de un área verde. Esto, debido a que en temporada de lluvia los cerros se ponen espesos, propicios para las actividades de ganadería de la población. Recostado contra uno de los árboles, Juan Cortina, estudiante de séptimo semestre de Geología, le confirma a uno de sus compañeros que las rocas que ven son la canga y peridotita.
Cortina toma una pequeña lupa del bolsillo de su camisa y observa en detalle la textura del peñasco, y comenta que la canga es un suelo duro con altos contenidos de óxido de hierro y la peridotita una roca con magnesio: es el resultado de una lección aprendida una hora antes en el campamento de geología de Cerro Matoso, del proyecto de exploración Santa Inés, donde guardan núcleos de perforación. Allí el grupo de estudiantes tuvo la oportunidad de analizar las muestras de suelo y los distintos tipos de rocas con las alteraciones que tiene cada una.
“El ejercicio consiste en describir toda una sección de suelo laterítico (rico en hierro y níquel). Describimos cada una de las secciones, los porcentajes de mineral, el tamaño de grano, si tiene algún tipo de estructura y colores. Con eso sacamos varios perfiles de suelos diferenciados por textura, composición, grados de alteraciones o contenidos de minerales o elementos que pueden ser significativos para un recurso mineral”, explica el estudiante, oriundo de Plato, Magdalena.
Para él, es divertido describir el terreno durante una salida de campo, porque es un “espacio multidisciplinario” donde junto a sus compañeros tienen un “respiro” ante intensas jornadas de teoría. Hablar con cualquier estudiante del programa sobre la experiencia en campo suele ser una conversación mediada por la expresión de una sonrisa que esconde la emoción de hacer lo que más les apasiona: la ciencia.
En la zona de geología de Santa Inés, las cajas con núcleos de perforación se atiborran unas encimas de otras, producto de la extracción en pozos de unos 20 metros de profundidad. Algunas están abiertas para que los estudiantes las examinen.
“¿Distinguen algunas rocas que ven ahí? Acá manejamos un perfil de tope a base. Encima (del perfil) van a encontrar la canga. Después van a encontrar la laterita, que también presenta óxido de hierro, pero con contenido de níquel (0,4 a 0,7 partes por millón) y con más características de suelo”, les explica Eric Estrada, geólogo encargado del proceso de exploración del proyecto Santa Inés, mientras los estudiantes rodean varias muestras ubicadas en el suelo.
El complejo minero espera tener una nueva licencia ambiental entre mayo y junio de 2020, y por eso el grueso de la inversión para la operación está siendo destinado a proyectos de exploración: dos proyectos de níquel en los municipios de Planeta Rica y San José de Uré, y uno de cobre en Puerto Libertador.
“En los suelos pudimos ver que tenían una coloración rojiza. Eso quiere decir que están enriquecidos en hierro. También pudimos ver otros que estaban con una coloración verde, quiere decir enriquecidos en magnesio. Es interesante ver cómo algunos elementos pueden alterar algo tan simple como el color”, afirma Daniela Sierra, de sexto semestre de Geología.
La roca madre
Esta gran salida de campo es un poco atípica a las que normalmente realiza el programa de Geología, pues, por lo general, se establece un problema abierto a los estudiantes para que desarrollen su solución; pero esta vez el enfoque es más demostrativo e informativo. Se desea, además, fortalecer la interacción con la industria minero-energética del caribe.
Durante la mañana siguiente, el profesor de Uninorte Camilo Montes, magíster y doctor de la Universidad de Tennessee y posdoctorado en geología del Instituto Francés de Petróleo, lideró, junto a la profesora Carolina Martínez, magíster en ciencia, una visita con un grupo de estudiantes a los bancos de la mina de Cerro Matoso y la planta de procesamiento. En medio de afloramientos y el calor usual que brota del suelo, el grupo aprendió a identificar diferentes unidades de rocas en el yacimiento, y sus tipos de mineralización.
“Los estudiantes pueden ver qué es lo que sacan en Cerro Matoso. Se llevan sus muestras y la experiencia de cómo se trabaja en una mina. Los veo muy interesados. Nos llevamos unos 30 kilos de muestra de un mineral llamado garnierita, un silicato con contenidos elevados de níquel, pero también nos llevamos peridotitas, toda la roca caja (el magma, rodeado de rocas preexistentes) y rocas máficas y ultramáficas; además hablamos de la placa del Caribe, de todo el sistema geológico del norte de los Andes”, manifiesta el profesor Montes, mientras algunos de sus estudiantes martillan rocas de color verde.
En la zona, Rodrigo Guzmán Arteaga, geólogo principal de la mina, guía el recorrido y da respuesta a las inquietudes de los estudiantes. “La roca madre de Cerro Matoso es la peridotita. ¿Cómo sé que es peridotita? Por su alto contenido de olivino, un silicato de magnesio y de hierro. La roca madre es una roca ultramáfica, tipo peridotita. Es un nombre genérico, que indica contenidos altos de magnesio”, señala Guzmán.
Esta roca, dice el experto, está expuesta a condiciones tropicales extremas: nueve meses de intensa