El Programa de Recuperación Psicoafectiva tiene sus bases en la psicología dinámica.
“Por más dificultades que encontremos en el camino es posible revertir el daño causado”, dice Liceth Reales.
¿Qué les dejó la guerra a los niños, niñas y adolescentes de Colombia?
“A los trece años un comandante de las FARC empezó a llegar a la casa y le decía a mi mamá que yo estaba muy buena, y yo decía: ‘Pero ¿buena para qué?’. Yo tenía a mi hermano mayor alma bendita, que en paz descanse, y él me decía: ‘Ese verraco guerrillero no viene a cosas buenas’. Pues uno muy niño, uno inocente, no entendía lo que él decía. Y luego empezó a traerme galletas, bombones, y yo recibía esos dulces y les daba a mis hermanitos. A veces no quería recibir porque me daba pena, pero mi mamá decía: ‘Recíbale’, y yo le recibía. Él siempre decía: ‘No, es que esta china está muy buena y me la voy a llevar’. Entonces fue cuando empezó a llegar como a la una, dos de la mañana. A buscarme. Apenas tocaban la puerta, mi hermano decía: ‘Llegaron por usted. ¡Venga, escóndase!’. Yo no sabía por qué me escondía, pero le hacía caso porque era mi hermano mayor. A los dieciocho años, ante tanta presión y persecución, me fui para Bogotá”.