El impacto del
conocimiento científico

Ciencia para la vida

Ciencia para la vida

 

Por Alberto De Castro
Decano de Humanidades y Ciencias Sociales
amdecast@uninorte.edu.co

La de hoy es una realidad en la que convergen distintas culturas y formas de ser. Un marco en el que existen demandas laborales cada vez más exigentes en cuanto a tiempo y dedicación; mientras incrementa la cantidad de relaciones sociales presenciales y virtuales. Notamos que las relaciones con otros o consigo mismo se caracterizan por la falta de vínculos afectivos sólidos que las nutran y permitan que perduren en el tiempo, lo cual repercute directa e indirectamente en las formas de relacionarse en lo social y lo laboral. De ahí que en distintos contextos profesionales se le presta aún más atención a las denominadas competencias o habilidades blandas.

En este entorno, creemos necesario enfatizar que la formación académica y la investigación científica incluyan elementos propios de las ciencias sociales, entre los cuales se cuentan la forma como se relacionan los seres humanos, los objetivos y significados pretendidos en dichas relaciones, o los distintos determinantes y posibilidades implicados en el mundo relacional actual.

Para comprender apropiadamente las relaciones interpersonales es prioritario atender la experiencia de saturación social implicada en dichas relaciones y tener en cuenta al menos (1) las demandas sociales y la dinámica de las relaciones interpersonales actuales, mediadas, en parte y en muchas situaciones, por la tecnología y las amplias posibilidades de “contacto” que esta ofrece; (2) las altas exigencias laborales e ilimitadas posibilidades de formación educativa y profesional de hoy; (3) la ampliación de metas y oportunidades que las personas asumen sin percatarse muchas veces de ello y la consecuente ansiedad producto de sentir que se puede (y en algunos casos, que se debe) aspirar a viajar (por negocio, placer o estudios) cada vez a lugares más lejanos y tener un mayor número de acercamientos con personas de otras culturas y lugares; y (4) la manera en que se están generando sensaciones de desvaloración, intolerancia, insatisfacción, frustración, vacío y temor al ostracismo al relacionarse con dichas demandas sociales y laborales cada vez más amplias, demandantes, extensas y exigentes (lo cual lleva al deterioro progresivo de la sensación de bienestar en las relaciones de la vida cotidiana).

Cobran relevancia las investigaciones que dan cuenta de las vivencias, necesidades y significados pretendidos en las relaciones de la vida cotidiana. La ciencia tiene el deber de entender que su aporte es fundamental para clarificar la forma como estamos llevando la vida diaria, prestando especial atención a pequeños detalles como la urgencia de tomar decisiones puntuales, sensaciones de inconformidad e intolerancia ante otras perspectivas, la ansiedad de estar ante muchas posibilidades sin tener claridad de qué se quiere o la certeza de qué es lo más apropiado.

Deberíamos captar los radicales y significativos cambios sociales, laborales, emocionales y culturales evidenciados en todos los datos y estadísticas sobre deterioro del bienestar, la permanente presencia de diversos comportamientos caracterizados por el sufrimiento, dificultades en la adaptación y disfuncionalidad y el aumento de embarazos adolescentes, pobreza, desigualdad socioeconómica, crímenes por intolerancia en espacios públicos y enfermedad mental (especialmente el aumento desbordado de personas con trastornos de ansiedad, depresión, atención e hiperactividad, crisis suicidas cada vez a edades más tempranas, abuso sexual y maltrato intrafamiliar).

Estamos en una época de transición que implica profundos cambios sociales, políticos, ambientales, culturales, emocionales y económicos, que nos conducen a reflexionar sobre cómo ayudar a prevenir Hechos adversos y ayudar a generar condiciones físicas, educativas y sociales que favorezcan el bienestar en los seres humanos.

Pensemos en la necesidad de incluir percepciones, dinámicas sociales, intereses políticos, costumbres, hábitos y nuevos intereses personales y sociales a la hora de plantear propuestas investigativas que tengan que ver con innovaciones en temas de salud, proyectos educativos, condiciones laborales, desarrollo de software para mejorar el aprendizaje, creación de nuevos espacios arquitectónicos y construcción de escenarios viales, recreativos y sociales, entre otros. Después de todo, se espera que los avances científicos contribuyan no solo a la comprensión de la complejidad de la vida política y de los nuevos avances en salud y tecnología, por poner algunos pocos ejemplos, sino que también facilite la comprensión de la “aparente” simpleza de la vida diaria. En otras palabras, si la ciencia no entiende que más allá de los aportes concretos en cada disciplina, debe contribuir a que la vida cotidiana sea vivida de mejor manera, la ciencia estará cada vez más lejos del fin último para el que se desarrolló: el bienestar de los seres humanos.