El misterio
Así como los investigadores son capaces de encontrar incrementos en la concentración del plomo, también pueden determinar el lugar de donde proviene este contaminante. Lo hacen con la ayuda de espectrómetros de masa y a través del análisis de sus isótopos, que en este momento es el método de mayor éxito para establecer el origen geográfico del plomo presente en metales muy antiguos.
“Los isótopos de plomo funcionan como una especie de prueba de ADN inorgánico, debe haber una coincidencia entre los isótopos de la muestra y de origen”, anotó Kamenov. Por medio del análisis isotópico se dieron cuenta de que, aun cuando la línea de tiempo coincidía, la fuente de la contaminación no provenía de las minas europeas que fueron explotadas durante el imperio romano. Tampoco provenía de los Andes Centrales, puesto que las corrientes de viento no propician un transporte atmosférico desde este lugar hacia el norte, donde está El Triunfo.
Aunque los primeros registros de metalurgia a gran escala en Colombia son del año 400 d. C., la atención de los investigadores se centró en Buriticá y Marmato, los centros de explotación de oro más conocidos en el país. No obstante, tampoco hallaron concordancias en la isotopía.
La coincidencia la hallaron con tres depósitos de oro ubicados al noreste de El Triunfo, en San Lucas, El Bagre (Antioquia), y San Martín de Loba (Bolívar). “La geoquímica nos dice que la señal que estamos encontrando en el núcleo de sedimento es muy similar a la señal geológica que se encontraría en otros depósitos de oro (San Lucas, San Martin de Loba, y El Bagre), pero esa zona no registra, hasta el momento, evidencia arqueológica de que haya sido explotada hace 2000 años”, manifestó Escobar.
El consenso es que la minería de oro en San Lucas, San Martín de Loba, y El Bagre, que se encuentran localizadas entre lo que eran las áreas de influencia de los Taironas, Zenú y Quimbayas, comenzó hacia el siglo XVIII. “Puede que aún no se hayan descubierto evidencias directas (por ejemplo, artefactos, etc.) de una civilización pasada, pero los archivos ambientales como la turba o los sedimentos de los lagos pueden proporcionar pistas”, señaló Kamenov.
La contaminación preeuropea
Aún cuando esta información sobre la explotación a gran escala de metales no se ha relacionado a alguna cultura pasada en específico, no sería el primer registro que se tiene de contaminación con plomo por parte de culturas prehispánicas en América. Bajo el liderazgo de Bird y Escobar, los tres investigadores también presentaron recientemente resultados en un artículo publicado en la revista Geology, en el que hallaron que la explotación de galena (un mineral azuloso o negro que contiene sulfiro de plomo) por parte de comunidades que poblaron un sector conocido como las Kincaid Mountains, en Estados Unidos, significó casi dos toneladas métricas de plomo en el sedimento del lago Avery.
Este espacio geográfico, ubicado adyacente al río Ohio a la altura del estado de Illinois, ha sido ocupado en tres diferentes instancias. El Baumer, entre el 300 a. C. y el 300 d. C; el Mississippian entre 1150 y 1450, y en la modernidad, desde 1800 hasta hoy. Las culturas que poblaron en los dos primeros períodos utilizaban la galena en ceremonias religiosas.
Tras extraer el núcleo de sedimento, que les posibilitó obtener información de lo ocurrido en materia ambiental en los últimos 3500 años en el lago Avery, los investigadores encontraron que durante el periodo Baumer las concentraciones de plomo aumentaron (de 10 a 20 partes por millón) y se depositaron cerca de 0,4 toneladas de este metal en el sedimento. El análisis de isótopos demuestra que la galena durante este periodo proviene de sitios de explotación aledaños.
Durante el Mississippian, la cantidad de plomo acumulado asciende a 1,5 toneladas métricas. Es decir, la contaminación al cuerpo de agua se daba a una tasa de 6,2 kilogramos de plomo al año. La isotopía en este periodo concuerda con la hallada en yacimientos en Missouri y el Valle Superior del Mississippi, que coincide con la evidencia arqueológica que dicta que hubo comercio de galena entre civilizaciones prehispánicas en la región.
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La coincidencia la hallaron con tres depósitos de oro ubicados al noreste de El Triunfo, en San Lucas, El Bagre (Antioquia), y San Martín de Loba (Bolívar).
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