El oleaje oculto
de los
procesos
costeros
Por Oriana Lewis Ramos |
La zona costera. A pesar de representar un pequeñísimo porcentaje de lo que es un vasto océano, es en ella en donde se reflejan la mayoría de los cambios significativos que se dan en los mares abiertos. Más específicamente, estos cambios se ven en dos zonas en particular: el punto en que la ola empieza a convertirse en espuma; y la zona en la parte seca de la playa a la que llegan cada cierto tiempo los retazos de alguna ola rebelde.
Aunque la mayoría de las empresas y negocios que las hacían desaparecieron, los mosaicos instalados en los pisos de las casonas siguen contando una narrativa de patrones y elementos de diseño que es ajena al paso del tiempo. Una narrativa que durante tres años ha demandado la atención del equipo encabezado por la arquitecta Rossana Llanos, profesora del departamento de Arquitectura de la Universidad del Norte, quien busca mantener vivo este aspecto fundacional de la memoria arquitectónica barranquillera.
Es decir, la zona de rompientes y la zona de swash, respectivamente. Ambos son lugares de suma importancia para los que estudian los cambios en la morfología de las playas, debido a que es allí donde se desarrollan con mayor intensidad el transporte de sedimentos, la erosión costera y las inundaciones.
Es por eso que junto a su equipo de trabajo, este doctor en Ciencias y Tecnologías Marinas de la Universidad de Cantabria, ha dedicado gran parte de su quehacer científico a estudiar dichas áreas. Uno de los fenómenos de las zonas costeras que últimamente llaman su atención son las poco estudiadas ondas infragravitatorias, o IG, que no se deben confundir con las ondas gravitacionales que se dan en el espacio, a escalas cósmicas.
Pero, ¿qué son las ondas IG marinas? “Para entenderlo, primero debemos explicar qué son las ondas gravitatorias”, puntualiza Otero, quien lidera un proyecto que busca entender su rol en los cambios morfodinámicos de las playas del Caribe colombiano.
Según explica, las ondas gravitatorias no son más que el oleaje que podemos ver fácilmente y que es causado por el viento. En cambio, es poco lo que se puede percibir visualmente de las ondas infragravitatorias, porque se trata de un oleaje que viene contenido dentro de las olas “comunes”, y que es liberado únicamente al aproximarse a la zona de rompientes y percibido visualmente en la zona de swash.
Precisamente, la importancia de las ondas IG en los procesos costeros radica en los efectos que generan después de esa liberación de energía.
Si bien hasta hace unos años todas las formulaciones de transporte de sedimento y variaciones se hacían en función del oleaje gravitatorio, investigaciones recientes han venido dándose cuenta de que para ciertas condiciones hidrodinámicas y para cierto tipo de playas, puede ser más importante incluso el oleaje infragravitatorio.
Tal es el caso de lo que sucede en las playas de Boca Grande en Cartagena. Puesto que tienen una pendiente bastante pronunciada, cuentan con una zona de rompientes amplia, en donde las IG tienen un gran espacio para evolucionar y desarrollarse, contribuyendo significativamente en la formación de las corrientes en el área cercana de la playa.
“En Cartagena, cuando ocurren los mares de leva y se inunda Boca Grande, esa inundación es causada por las ondas IG, debido al tipo de playa”, afirma Otero. Uno de los debates encontrados en la literatura mundial sobre las IG, es si estas son en parte responsables de las peligrosas corrientes de resaca o retorno. Esas que se dan en playas donde la zona de rompien te es más pequeña, que arrastran a los bañistas mar adentro y que se encuentran entre las principales causas de muerte en las playas por ahogamiento.
Según Otero, en estos casos las ondas IG suelen quedar atrapadas en la costa y tienden a generar cambios en la forma de las playas, generando la resaca. No obstante, aclara que hay estudios que afirman que no hay ninguna relación. “Eso es parte de nuestra investigación”, afirma.
Otro de los objetivos del equipo de trabajo es el de encontrar de qué manera las ondas IG en las playas el Caribe colombiano contribuyen en la formación de las corrientes. Para esto, explica Sergio Ospino, estudiante de doctorado en Ciencias del Mar de Uninorte, se pretende hacer una mejora en las formulaciones de un modelo numérico, para que tengan en cuenta el oleaje infragravitatorio.
“Hemos hecho y seguiremos haciendo campañas de medición con instrumentos de última generación para medir buena parte de los procesos hidrodinámicos en esas playas. Con esa información podemos comparar esos resultados con los que arroja el modelo numérico utilizado, y ajustarlo para que represente la realidad”, afirma.
Luego, ya con toda la confianza, el equipo de investigadores podrá usar el modelo numérico para obtener una amplia gama de escenarios que les permita evaluar el rol de las poco estudiadas ondas IG en loscambios morfológicos de las playas del Caribe colombiano.
En otras palabras, lo que no vemos es tan o más importante a la hora de meternos al agua..
Durante la instalación de los equipos de medición en una salida de campo.