Diseño gráfico
para promover
cambios sociales:

dos experiencias con el movimiento LGBTI

El grupo de investigación en Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte creó dos proyectos de investigación y creación que lograron visibilizar una problemática silenciada y escondida en esta sociedad: las profundas violencias contra las personas LGBTI (especialmente contra las mujeres trans) y lo que han hecho para resistir.

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Por Carolina Gutiérrez carogtorres@gmail.com
“Ponte en mis zapatos” fue la invitación que recibieron los asistentes a la 49º asamblea de la OEA, celebrada en Medellín, para observar, por unos segundos, lo que significa ser una persona con orientación sexual o identidad de género diversa en América Latina (con sus dolores, sus luchas, sus miedos, sus resistencias).

La experiencia era sencilla e impactante. En el lugar del evento estaban dispuestas unas piezas de gran formato –conocidas en publicidad como tropezones – con retratos de líderes y lideresas LGBTI, sin rostro. En el lugar de las caras había unos orificios para que los espectadores se acercaran, acomodaran las suyas y, literalmente, quedaran en los zapatos de esos defensores y defensoras de derechos humanos. Lo primero que veía el asistente al ubicarse en ese lugar, era un texto con la historia de vida de la persona que estaba encarnando. En una de ellas se leía:

Madonna. La primera mujer transgénero en salir del clóset en la historia de Maicao. Un municipio históricamente patriarcal en el que confluyen los pueblos Wayúu y Zenú, y un asentamiento de musulmanes procedentes de Oriente Medio, un escenario con todo en contra para la población LGBTI. “Al principio fui libertina y tuve un tropiezo que por poco me cuesta la vida”. En una de las fiestas a las que solía asistir contrajo el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Cuando el pueblo se enteró de que Madonna tenía VIH, su negocio, una pequeña peluquería que armó en sala de su casa se vino al piso. “Cuando iba caminando por la calle la gente empezaba a gritar: ‘abran paso que ahí viene la que tiene sida’. Yo nunca respondí esas ofensas. Utilicé esa ignorancia (porque sida y VIH no son lo mismo) para empezar a educar a la gente en temas de educación sexual”. Ahí nació una poderosa activista con espíritu incalificable.

Los segundos que tardaba esta experiencia eran suficientes para conmocionar a los espectadores. Eso buscaban sus creadores: remover, sacudir, generar empatía frente a una problemática que, como sociedad, nos hemos negado a mirar a los ojos. Detrás de esta experiencia, que está enmarcada en una estrategia de diseño gráfico creada para la asamblea de la OEA que se celebró en Medellín en junio de 2019, están los profesores Edgar Armando Plata Chacón, artista plástico; Martha Rodríguez, diseñadora gráfica, y Mark Michael Betts, del grupo de investigación en Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte. En esa ocasión los contactó la organización Race and Equality para crear una experiencia que llevara a los asistentes de la OEA a sensibilizarse ante esta problemática social, para pedirles que diseñaran la imagen y la identidad de este encuentro, que buscaba rendirle un homenaje a los hombres y mujeres que han luchado por la reivindicación de los derechos de las personas LGBTI.
Ese trabajo marcó el comienzo de una línea de investigación y creación para este grupo de docentes, y los puso en el radar del Victory Institute (ONG estadounidense que apoyó a la población LGBTI en temas de partición política) y de Caribe Afirmativo (ONG colombiana defensora de los derechos de las personas LGBTI). Los contactaron y les propusieron crear la identidad del V Encuentro Internacional de Liderazgos Políticos LGBTI de las Américas y el Caribe, que se celebraría en octubre de 2021, todavía en tiempos pandémicos que exigían la virtualidad para reuniones de gran tamaño. Ese era un desafío: hacer una creación para el mundo virtual. Pero el reto mayor era generar una estrategia de diseño tan potente y tan clara, que permitiera darle visibilidad a una población y a unas temáticas que habitualmente están relegadas en las agendas públicas. Que no vemos. A este proyecto se sumó el profesor Mauricio García, director del Departamento de Diseño de la Universidad del Norte.
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Collage de imágenes que ilustran el proceso de investigación + creación.

Este encuentro reuniría a servidoras y servidores públicos, y a personas que ejercen otros liderazgos LGBTI, con el fin de tejer una conversación colectiva e intercambiar ideas para avanzar hacia la igualdad en sus países. La propuesta de los docentes se llamó “Democracia exige igualdad”. Y requirió un trabajo investigativo minucioso para impactar, para estremecer. ¿Cómo puede el diseño aportar o solucionar problemas en el campo de los derechos humanos?, fue una de las preguntas de las que partió esa investigación.
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Diseñadores gráficos
y promotores de cambio

 

En los años 60 empezó a gestarse en los países del norte global –como Estados Unidos, Inglaterra y Escandinavia– una revolución silenciosa en el campo del diseño gráfico, que introdujo a esta disciplina unos nuevos enfoques. Giselly Mejía Zapata, investigadora y estratega con enfoque en diseño y arte, cuenta que el diseño dejó de cumplir un rol solo operativo y mecánico para materializar unas ideas que se le ocurren a alguien, o cumplir una función meramente estética al final de los procesos, para incluir un enfoque social, participativo, investigativo y transformador.

Mientras eso sucedía allá, en Colombia estaban surgiendo apenas las primeras escuelas o programas de diseño gráfico en universidades como la Nacional y la Jorge Tadeo Lozano. “De hecho, no se les llamaba con el nombre de diseño. Tenían otros nombres, por ejemplo, dibujo publicitario. En ese momento el diseño estaba muy relacionado a la introducción y desarrollo de la televisión, a la publicidad. Uno de los temas fuertes era el branding y la identidad de marca”, explica el profesor Mauricio García González.

Ese enfoque de diseño social llegó a Colombia décadas más tarde. Con el tiempo, explica el docente, “hubo una evolución en el entorno nacional. Los diseñadores empezamos a apartarnos de las lógicas del diseño europeo y americano
para construir las nuestras, entendiendo que tenemos unos contextos, unas problemáticas y unas necesidades propias. Por ejemplo, la igualdad en los derechos humanos y el respeto por las comunidades diversas”.

El profesor Jamer Hunt, cofundador del máster en Diseño Transdisciplinario en la Escuela de Diseño Parsons de Nueva York, advierte que los diseñadores son quienes deben seguir abanderando el quiebre del imaginario de lo que significa ser diseñador. “La creciente consciencia de que los diseñadores podrían desempeñar un papel estratégico en la creación de innovaciones para transformar problemas complejos ha llevado a una recalibración gradual, pero muy real, del potencial del diseñador como agente de cambio. Pero para desempeñar ese papel, los diseñadores deben mover su mirada del artefacto o el objeto que resulta del proceso de diseño, a los complejos sistemas que lo contextualizan… Los diseñadores de hoy enfrentan el desafío de reimaginar qué están creando y por qué”, escribió en un artículo introductorio al máster.

El diseño gráfico que promueve el grupo de investigación en Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte introduce en los procesos –desde su origen– una inmersión profunda en los temas y realidades que se van a comunicar
visualmente. “Hacemos un proceso de investigación para comunicar de manera asertiva, para que las personas que reciban el mensaje puedan tener una amplia posibilidad de entender a lo que nos estamos refiriendo. Cuando estamos creando necesitamos un sustento. Y ese sustento nos lo da hablar con muchas personas, entender diferentes puntos de vista, comprender unos contextos”, dice el profesor Edgar. La profesora Martha agrega que ese proceso de investigación-creación también contempla un enfoque participativo y de cocreación con las poblaciones impactadas.

En los últimos dos años las personas LGBTI han sido centrales en sus procesos de investigación. Se han acercado. Han indagado. Han hecho su propio proceso de comprensión, de interiorización, de interpretación de esas vidas y esas realidades que son tan ajenas, tan lejanas, porque el Estado, y la misma sociedad colombiana, se han encargado de relegarlas, de volverlas invisibles. “Proyectos como estos nos ayudan a desmitificar y a aclarar la función del diseño, y su importancia para una sociedad. Son procesos que no buscan solo una utilidad mercantil o vender un producto o un servicio, ni ser una herramienta de la publicidad. Buscan transmitir mensajes que son necesarios y urgentes para la sociedad”, señala Mauricio García.
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Así se gestó el proyecto
‘Democracia exige igualdad’

 

El profesor Edgar explica que para esta investigación era vital comprender, a detalle, los temas que abrigaban al objetivo central: género, sexo, identidad, activismo, igualdad. Cuando menciona la palabra “igualdad” el profesor Edgar se detiene y dice: “mucha gente piensa que la igualdad es que todos tengamos lo mismo. Pero no es así. Todas las personas no tienen la misma posibilidad de lograr un nivel de dignidad y de satisfacción de sus derechos. Hay algunas que necesitan algo ‘extra’, ciertas ventajas, para poderlo alcanzar. Este fue el mensaje que dimos en una de las piezas, que era muy sencilla pero permitía entender ese concepto”. En su investigación encontraron,
también, que las personas LGBTI han creado múltiples banderas para representar sus luchas, sus reivindicaciones. Está el arcoíris de seis colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado) que tiene gran recordación. Pero existen, también, otras banderas que representan a grupos poblacionales específicos que no cuentan con el mismo reconocimiento. Su creación gráfica implicaba, entonces, darle una mayor relevancia. Eso ocurría con las banderas que representan a la comunidad trans (azul, rosada y blanca) y a la comunidad trans negra (azul, rosada y negra). Lo que sucede con sus banderas –ese desconocimiento, esa invisibilidad– es, de alguna manera, el reflejo de lo que sucede con estas personas, quienes han padecido las peores
violencias y la discriminación más profunda.

El equipo de investigación y diseño decidió, entonces, incluir en su estrategia unas acciones que permitieran darle un mayor reconocimiento a estas personas. “Decidimos darle privilegios, un mayor protagonismo, a estas dos banderas. Por ejemplo, durante las conversaciones, cuando aparecían en las pantallas imágenes en movimiento, se veían estas dos banderas con mayor tamaño y durante más tiempo. Esto ayuda a que la gente se quede con ellas en la cabeza. Con esto, queríamos dar un mensaje: es necesario empoderar y visibilizar a la población trans”.
Comprender y atender las violencias contra esta población, es uno de los temas necesarios y urgentes en Colombia. Según la Defensoría del Pueblo, entre 2021 y abril de 2022 un total de 46 mujeres trans fueron asesinadas por su orientación sexual y su identidad de género. En ese período, esta entidad atendió 248 casos de violencia o discriminación hacia esta población. La gran mayoría de víctimas fueron mujeres transgénero (119), seguidas de hombres gay (61) y mujeres lesbianas (37).
En su Informe Final, entregado en julio pasado, la Comisión de la Verdad reconoce que el Estado y la sociedad colombiana tienen una enorme deuda con las personas LGBTIQ+. “Han pasado décadas de desprotección, impunidad y aprobación social ante las violencias cometidas contra aquellas que fueron señaladas injustamente de ‘pecadoras’, ‘enfermas’ y ‘criminales’ porque les gustaba alguien de su mismo género o porque pasaron de ser ‘él’ a ser ‘ella’ o viceversa”, señala en el capítulo ‘Mi cuerpo es la verdad’.
La Comisión de la Verdad advierte que las personas LGBTIQ+ fueron perseguidas por actores armados de todos los bandos: guerrillas, paramilitares, Fuerza Pública. Fueron amenazadas, desplazadas, exiliadas, violentadas sexualmente, torturadas, extorsionadas y asesinadas, por motivos relacionados fundamentalmente con su orientación sexual y su identidad de género. El testimonio que Gimena, mujer trans de Belén de los Andaquíes, le dio a la Comisión de la Verdad, retrata esa realidad silenciada: “Ya tenía mi pelito largo. Entonces, yo estaba en el puente cuando en un taxi iban cuatro hombres armados y uno me dice ‘oiga ¿usted por qué no se corta ese pelo?’, entonces yo le dije ‘porque no tengo plata’. ‘Ah, no tiene plata. Venga pa’acá’, me dice. Me metió en el taxi y uno le pasó un cuchillo y empezaron a cortarme el pelo con un cuchillo, y me arrancaron los areticos de las orejas, y me dijo el hombre ‘no te queremos ver más por acá. Si te vemos, te mato’. Entonces, yo no dije nada, yo me quedé callada y ya, el cabello todo trasquilado. Me fui pa’ la casa, duré un mes encerrada, sin salir, pues traumatizada”.
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Evento de lanzamiento de la exposición " Ponte en mis zapatos" - OEA - Medellín. 

El proyecto de investigación de la Universidad del Norte dio como resultado la construcción de la identidad del V Encuentro Internacional de Liderazgos Políticos LGBTI de las Américas y el Caribe, y una exposición gráfica digital compuesta por 30 piezas, que daba cuenta del trabajo del Victory Institute, con el fin de expandir la igualdad, la diversidad y la participación de personas LGBTI en cargos decisorios. ‘Ponte en mis zapatos’ y ‘Democracia exige igualdad’, permitieron que el trabajo de este grupo de investigadores cruzara las fronteras. Ahora vienen nuevos proyectos: con la organización Race and Equality, un trabajo sobre violencia policial en Brasil; y con la Fundación Triángulo de España, un proyecto fotográfico sobre ‘Los Palomos’, un festival del orgullo gay que se celebra en la ruralidad.

¿Qué significó para el equipo de investigadores de la Universidad del Norte hacer parte de estos proyectos? ¿Qué aprendieron? “Este es un tema sensible. En ocasiones uno no sabe cómo expresarse, cómo comunicarlo. Entendí que muchas veces el problema es el desconocimiento, que lleva a la discriminación, al prejuicio, al miedo. Quiero educar a mis hijas transmitiéndoles el respeto por la diversidad”, dice la profesora Martha. Para el profesor Mauricio, el mayor valor de este trabajo fue reconocer y darle visibilidad a los rostros y las historias de los líderes y lideresas que están entregando sus vidas a luchar por los derechos de las personas LGBTI. El profesor Edgar cuenta que está proponiendo en sus clases conversaciones abiertas sobre derechos de las personas LGBTI, expresiones de género, preferencias sexuales, diversidad. “La educación no es solo la transmisión de un conocimiento específico, sino también aportar y acompañar al estudiante en su formación como ser humano”.