Cambiando hábitos para prevenir la diabetes

Un proyecto de intervención educativa busca ganarle la carrera a la diabetes, rellenando la línea de puntos que separa la prevención primaria de la educación en salud para la acción. Mientras evalúan su efectividad, brinda información a poblaciones de Barranquilla y Bogotá sobre hábitos saludables para mejorar la calidad de vida y contribuir al cambio de políticas públicas para la atención en salud.

La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica, no transmisible y discapacitante, que afecta a más de 400 millones de personas en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada ocho segundos alguien muere por causa de sus complicaciones. Ya sean los ojos, el corazón, los dientes, las manos o los pies, el cuerpo humano se ve afectado por las altas concentraciones de azúcar en la sangre. Se trata de un problema de salud pública, tanto por el número de personas afectadas como por el impacto directo de su manejo en los servicios de salud, los costos al sistema y la discapacidad que genera en el paciente.

La Asociación Colombiana de Diabetes (ACD) considera que alrededor de cuatro millones de personas padecen DT2 en el país, aunque muchas aún no están diagnosticadas ni saben que padecen la enfermedad. Su prevalencia crece progresivamente, pues la Federación Internacional de la Diabetes (FID) calcula que el número de personas afectadas se ha cuadruplicado en los últimos 30 años. Este hecho está relacionado al aumento de los factores de riesgo, siendo importantes la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo.

Desde enero de 2017, el departamento de Salud Pública de la Universidad del Norte, junto con la Asociación Colombiana de Diabetes, lidera un proyecto que evalúa la efectividad de un programa de atención en salud comunitaria para la prevención de diabetes mellitus tipo 2 (DT2), y otros factores de riesgo cardiometabólicos, en personas adultas de Barranquilla y Bogotá. El proyecto, denominado Predicol, con financiación de Colciencias, se enfoca en la modificación de estilos de vida para la prevención de la enfermedad, desde la estrategia de atención primaria.

El estudio concluye en junio de 2021 y, a corte de noviembre de 2019, ha generado resultados parciales que muestran el adecuado desarrollo de la intervención educativa. Para esto, primero detecta en la población a las personas que tienen riesgo de padecer la enfermedad, aplicándoles el test Findrisc (Finnish Diabetes Risk Score), instrumento de ocho preguntas que clasifica el riesgo que tiene una persona de desarrollar DT2. Quienes registran un alto riesgo son invitados a realizarse exámenes de sangre para comprobar su estado glucémico. Aquellos que tienen alteraciones son citados para participar en el programa de intervención educativa que ejecuta diez talleres de capacitación y transformación de hábitos y estilos de vida.

Por: José Luis Rodríguez
Periodista
rodriguezjl@uninorte.edu.co

icono diabetes

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo alrededor de 442 millones de adultos tienen diabetes, es decir, una persona por cada once.

Tipos de diabetes
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Tipo 1
El cuerpo no produce suficiente insulina. No se puede prevenir.

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Tipo 2
El cuerpo produce insulina, pero no la usa eficientemente. Se puede prevenir.¿Cómo?: alimentación sana y equilibrada, actividad física moderada, evitar ganar peso excesivo y seguir consejos médicos.

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Gestacional
Una condición temporal durante el embarazo.

“Yo no sabía que tenía riesgo de tener diabetes, pero gracias al proyecto cambié mis hábitos alimenticios. Antes comía de todo y era un empedernido con el trago. Por ejemplo, antes los sábados comía embutidos y tomaba mucho (alcohol). Con el programa me di cuenta que estaba dañando mi organismo”, afirma Juan Manuel, habitante del barrio Los Olivos, suroccidente de Barranquilla.

Este maestro de obra asegura que su calidad de vida ha mejorado gracias a las charlas y a los diez talleres que desarrollan los profesores y estudiantes de Medicina y Enfermería de la universidad, quienes motivan a los participantes sobre la importancia de realizar actividad física e implementar adecuados hábitos alimenticios para retrasar la aparición de la enfermedad.

“Antes no podía agacharme para ponerme un zapato porque la barriga era demasiado grande. Antes no podía caminar dos cuadras porque me ahogaba. Todo ha mejorado, estoy contento por cómo me siento. Les he dicho a varios vecinos del barrio, pero las personas no cambian de un momento otro. Deben concientizarse, como yo”, puntualiza el ciudadano.

Las intervenciones educativas tempranas que logran un cambio sobre el estilo de vida, incorporando hábitos de alimentación saludable y actividad física, demuestran una reducción en el desarrollo de la diabetes. En Colombia, el Plan decenal de Salud Pública 2012-2021, en uno de sus objetivos reconoce que debe trabajar en mejorar las condiciones de vida que modifican la condición de salud y disminuir la carga de la enfermedad. En la dimensión de vida saludable y condiciones no transmisibles, se establecen un conjunto de políticas, acciones sectoriales, transectoriales y comunitarias que buscan bienestar y disfrute de vida sana.

Predicol es desarrollado por docentes especializados en epidemiología, estadística, economía, comunicación, salud pública y salud familiar, que hacen parte de grupos de investigación de Uninorte: Proyecto UNI-Barranquilla, PBX-Comunicación, Graneco, y el grupo de epidemiología y manejo integral de la diabetes y sus complicaciones de la ACD. Es el primer proyecto “traslacional” realizado en un ambiente real que implementa un programa de intervención educativa para la prevención de la diabetes tipo 2 en Latinoamérica.

“En nuestro entorno (países en vías de desarrollo) se dispone de poca evidencia en programas de intervención educativos para problemas de salud pública, que tengan en cuenta, además, las barreras o limitaciones que pueden encontrarse en el medio. Es por eso que se adaptó al contexto colombiano (centro del país y zona Caribe) un modelo exitoso de intervención liderado por el programa de prevención de diabetes de Estados Unidos (DPP), utilizando herramientas informativas y motivacionales relacionadas con las buenas prácticas de alimentación y de la actividad física”, señala Tania Acosta, profesora del departamento de Salud Pública de Uninorte, líder del proyecto.

La DT2 es un trastorno del metabolismo que no permite al cuerpo humano generar suficiente insulina, hormona necesaria para regular la glucosa en la sangre. Acosta, médica con doctorado en Epidemiología y Salud Pública, tiene claro que la mejor forma de atacar la epidemia global de la diabetes es llevando el conocimiento a la población para lograr la prevención.

En Predicol se han aplicado 3735 cuestionarios: 2321 personas en el barrio El Pueblo y sus zonas de influencia (barrios La Paz, Los Olivos y Los Ángeles I, II y III), suroccidente de Barranquilla, y 1414 en el barrio Palermo Sur, localidad Rafael Uribe Uribe, sur de Bogotá. El 50,9 % de la muestra, es decir 1901 personas, registraron un alto riesgo de desarrollar la enfermedad.

¿Cómo prevenir DT2?

Realizando más de 30 minutos de actividad física diaria, comer frutas y verduras diaramente.


Consecuencias

La diabetes puede provocar complicaciones en diversas partes del cuerpo (accidente cerebrovascular, ceguera, ataque cardíaco, insuficiencia renal, amputación) e incrementar el riesgo de muerte prematura. 

Diabetes en Colombia
Diabetes en Colombia

Metodología
El proyecto comprende cuatro fases: diseño, tamización de poblaciones y clasificación de los grupos de riesgo, programa de intervención a nivel comunitario y evaluación de resultados. En Barranquilla, el estudio es apoyado por la Secretaría de Salud Distrital, con la participación activa de los coordinadores y caminantes de la salud, y los auxiliares de investigación contratados para la formación y búsqueda casa a casa de individuos. La idea es que la investigación sirva de insumo para implementar a futuro programas de prevención de diabetes en otros centros de salud del país.

El 28 % de la población tamizada son hombres, con un promedio de edad de 53 años, y el 72 % son mujeres con una edad cercana a los 51 años. Los resultados arrojaron que solo el 18 % de los hombres y el 13 % de las mujeres realizan 30 minutos de actividad física diaria cinco veces a la semana y que el consumo diario de frutas y verduras es de solo un 19 % en hombres y un 24 % en mujeres. En su mayoría, tienen sobrepeso u obesidad (66 % hombres y 78 % en mujeres). Tanto el 72 % de las mujeres como el 67 % de los hombres tenían un perímetro de cintura con riesgo, según los criterios de la Federación Internacional de la Diabetes. Esto, antes de participar en el programa de intervención.

Toda persona que encontraron con riesgo de desarrollar diabetes fue llevada al centro de salud para que fuese diagnosticada y determinar si participaba en los programas de intervención educativa. “Son sesiones pedagógicas impartidas cada tres semanas, aproximadamente, de una hora y media. Las actividades se desarrollan en un sitio de la comunidad o en el centro de salud, en donde promocionamos la forma de aprovechar los alimentos y cuáles son los más convenientes. Lo que se deberá comer con menos frecuencia y el baile como parte de la actividad física y lúdica”, recalca Rafael Tuesca, docente del departamento de Salud Pública de Uninorte.

Así se hace
Para la tamización poblacional de Predicol, a las personas después de aplicárseles el Findrisc, y si tienen alto riesgo, se les hace, en laboratorio, una prueba de Tolerancia Oral a la Glucosa y sus resultados se otorgan en miligramos por decilitro (mg/dL). Un nivel de glucosa en sangre se considera normal cuando es inferior a 110mg/dl, si se hace la prueba en ayunas, o también cuando su nivel de glicemia es menor de 140 mg/dL posterior a las dos horas de la toma de una solución glucosada (75mg). Cuando a las dos horas posteriores a la carga de glucosa, la glicemia oscila entre 140 y 199 mg/dL supone un trastorno de tolerancia a la glucosa o prediabetes, es decir, la persona corre el riesgo de desarrollar en algún momento DT2. Un nivel de glucosa en ayunas en sangre mayor de 126 mg/dl o a las dos horas posteriores a la toma de solución glucosada mayor a 200 mg/dL (11,1 mmol/L) o más, indicaría la presencia de diabetes.

Así se establecen los grupos de intervención: sujetos con DT2 desconocida, con riesgo alto de desarrollar DT2 (con intolerancia a la glucosa), con riesgo moderado y sujetos con riesgo bajo por tener puntaje menor o igual a 12 en el Findrisc. El programa de intervención se ejecuta, de acuerdo con el riesgo de cada grupo. La del grupo de alto riesgo se hace siguiendo la adaptación del programa nacional de prevención de diabetes de los Estados Unidos. El protocolo del grupo de bajo riesgo es comunitario mediante el mapeo de intervención. El grupo de mediano riesgo tiene acceso a ambas intervenciones, y para la evaluación de los resultados se toman medidas antropométricas y pruebas de laboratorio antes y después de la intervención.

¿Qué encontraron?
El proceso de caracterización registra 3735 personas. El 50,9 % (1901) tiene un alto riesgo de desarrollar DT2, de los cuales el 67 % (1272) accedió a realizarse las pruebas y tienen analíticas que demostraron que 102 (8,15 %) personas eran diabéticas, pero no lo sabían.

Al clasificar los resultados, también se encontró que 1016 personas (79,9 %) son normotolerantes o con una glucemia alterada en ayunas (GAA), y 154 (12,1 %) son intolerantes a la glucosa (IG). A los participantes con riesgo moderado se les invitó a participar de una charla donde se les entregaron folletos informativos (programa de intervención informativo) y se les comentó la posibilidad de contactarlos en un año para revisar sus valores de glicemia y perfil lipídico. Para los participantes de bajo riesgo se realizó una aleatorización, generando un listado de 200 participantes en Bogotá y Barranquilla. Durante 2019 se procedió con el contacto telefónico y visitas en casa para citarlos y realizarles la evaluación inicial con glicemia basal y perfil lipídico como lo indica el protocolo. Hasta el momento han sido evaluados 200 participantes en ambas sedes.

De los participantes con IG, 133 (90 en Barranquilla y 43 en Bogotá, lo que equivale al 86,3 %) aceptaron participar en la intervención estructurada, en la que se conformaron en ambas sedes 10 grupos con un máximo de 15 participantes; este programa se encuentra en marcha. En los talleres se da información de alimentación saludable: aprovechar las frutas y las verduras que tenemos en nuestro territorio y pueden utilizarse en diferentes recetas alimenticias; para manejar el estrés, dormir bien y realizar actividad física en casa.

Al final de la investigación, se evaluará la efectividad del programa educativo en la salud de la comunidad intervenida, que incluirá aspectos positivos y por mejorar. Los resultados del proyecto servirán de insumos para que autoridades e instituciones sanitarias implementen programas de prevención de diabetes con mayor impacto.

En nuestro entorno (países en vías de desarrollo) se dispone de poca evidencia en programas de intervención educativos para problemas de salud pública, que tengan en cuenta, además, las barreras o limitaciones que pueden encontrarse en el medio"

   

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