Una mirada interdisciplinar a los nuevos hábitos generados por la pandemia
Desde un enfoque holístico, docentes y estudiantes de Salud Pública, Sociología, Psicología e Ingeniería de la Universidad analizaron algunos de los efectos que ha producido el distanciamiento en la vida cotidiana de los seres humanos, generando ciertos cambios en las actividades sociales y las rutinas diarias.
De acuerdo con expertos, en la actualidad nos enfrentamos a un desafío mundial sin precedentes. El impacto de la pandemia de covid-19 no se equipara a ninguna otra emergencia sanitaria en términos de mortalidad, morbilidad, discapacidad y costo monetario, por lo menos en los últimos 100 años.
Con la medida de aislamiento como primera acción para evitar el contagio, se han producido algunos cambios en la vida cotidiana de los seres humanos, generando distintos hábitos y rutinas atípicas durante la denominada “nueva normalidad”. Algunos de ellos fueron analizados por docentes y estudiantes de Salud Pública, Sociología, Psicología e Ingeniería de la Universidad del Norte, con el fin de ofrecer una mirada holística de las nuevas dinámicas sociales generadas por la pandemia.
Bioseguridad
En el campo de la salud pública, algunas acciones y precauciones que tomábamos a la ligera años atrás, han pasado a convertirse en hábitos propios de nuestra realidad actual. El estudiante Raúl Vega Alvear, quien cursa octavo semestre y es egresado del Colegio San Francisco de Asís de Puerto Colombia, asegura que antes de la pandemia el uso de elementos típicos de bioseguridad en los espacios de práctica clínica era más flexible. Sin embargo, desde que comenzó la crisis, la necesidad del uso de herramientas como tapabocas, batas y alcohol ha pasado a ser obligatorio a nivel general pero, más que eso, se ha convertido en una costumbre individual. Otro aspecto que resalta es la conciencia que han adquirido las personas por el autocuidado, ya que, en general, esto contribuye a un mejoramiento en lo que se refiere a salud pública. Es por esto que asegura que el uso de protocolos bioseguridad es el punto más beneficioso que ha traído la crisis sanitaria.
Nuevas medidas de higiene y desinfección.
Algo parecido opina el docente de la División de Ciencias de la Salud, Pedro Villalba, quien manifiesta que las personas se han vuelto más cuidadosas adquiriendo hábitos como lavarse las manos, desinfectar los alimentos, así como el manejo de una mejor alimentación, tener cuidado con la limpieza, incluso en nuestros procesos para relacionarnos.
“Ha habido un cambio bien interesante, los latinoamericanos en general tendemos a saludarnos con abrazos y besos, pero las personas que han vivido en otros países son conscientes que en otras culturas no se da eso. Aunque para el latino es algo típico, y eso ha sido un cambio que ha ocurrido, ya la gente se saluda dándose la mano o de formas más distanciadas. Es un cambio que hemos visto y hemos asimilado. También nos hemos visto obligados a cuidar nuestra salud diariamente, no esperar a estar enfermos para hacer algo”, manifestó el docente.
Resignificación del espacio
La pandemia nos ha llevado a repensar el concepto de espacio público, sumado a que algunas medidas de contención, como las cuarentenas estrictas o la modalidad de teletrabajo, implican redefinir el hogar como un espacio privado con dimensiones emocionales y funcionales inéditas.
Ambos cambios demandaron un proceso de adaptación abrupto,cuya resignificación del espacio público y privado ha generado nuevos hábitos. Históricamente, lo público, lo urbano y lo social siempre ha estado relacionado con la libertad. Por ello, su ausencia nos llevó a otorgarle mayor valor a sentir el aire, contemplar el sol y ver el flujo de gente en un espacio de múltiples encuentros. Para la docente del departamento de Psicología, María Mercedes Botero, un espacio que ejemplifica esta nueva dinámica es el parque.
“Antes de la pandemia, teníamos la noción de que el parque era nuestro. Al perder la posibilidad de ir, tuvimos que resignificar ese espacio por abstención. Entonces llevamos el parque al balcón, transformándolo en un jardín o un punto de encuentro, y convertimos ese espacio privado en un lugar que no nos recordara que estábamos confinados y aislados”, apunta la doctora en Psicología.
Sin embargo, cuando se redujeron algunas medidas con el paso del tiempo, las personas volvieron a sentirse seres sociales y libres por naturaleza, sin dejar de lado las medidas de bioseguridad. Así, adquirimos nuevos hábitos de encuentro en espacios abiertos que reducen el riesgo de contagio. “Ahora en los parques vemos manteles colocados sobre el prado, bien sea para un picnic con la familia, por un festejo de cumpleaños o encuentros de juegos de mesa entre amigos. Se lleva lo que se va a comer. También se han marcado territorios, pues la gente busca turnos en los espacios que le gustan y los separa con un sentido de propiedad”, acota la docente.
Y añade que “las personas hacen de la visita al parque un espacio multipropósito y un plan de mixta aparición. Un lugar de encuentro con amigos, de hacer ejercicio al aire libre o aeróbicos. Empezaron a aparecer mascotas que antes no iban, como gatos, conejos y tortugas, lo que indica que la relación con los animales está cambiando en temas de especie y el modo de relacionarse con ellos. Además, aprovechan el espacio público para mirarse los unos a los otros o para leer”.
Desde el ámbito de lo privado, pasar de realizar ciertas actividades en el exterior a estar la mayor parte del tiempo en el hogar, implica la existencia de nuevas dinámicas sociales. El docente e investigador del departamento de Comunicación Social y Periodismo, Jair Vega Casanova, señala que este proceso de adaptación es complejo porque no se puede analizar de manera homogénea y tiene múltiples tipos de respuesta dependiendo de factores como el número de personas que viven en una casa, las características de los espacios, el tipo de bienes y servicios a los que se tiene acceso y los equipos tecnológicos con los que se cuenta.
Para el sociólogo, la experiencia no es la misma en un hogar con hacinamiento a uno donde cada persona tiene un área privada. “En los espacios donde hay mejores condiciones, el confinamiento ha generado una interacción más amena, entendiendo el hogar como un espacio de encuentro y esparcimiento que converge con otras actividades placenteras, como aprender un oficio, pedir comida, ver películas o hacer ejercicio. Por lo que la experiencia ha sido muy positiva en estos hogares”, menciona el docente.
Un estudio realizado por Sherlock Communications afirma que el crecimiento de plataformas de streaming en Latinoamérica fue constante durante la cuarentena, entre las más populares se encuentran Netflix y Amazon Prime Video. Según cifras entregadas por el diario La República, las plataformas de domicilios reportaron un crecimiento durante el aislamiento obligatorio en Colombia, entre ellas, Rappi, Domicilios.com, iFood y Uber Eats. Y una investigación de la Universidad de Antioquia sobre actividad física en tiempos de pandemia señala que se desarrollaron nuevas dinámicas de ejercicio en las viviendas, recibiendo asesoría virtual o comprando equipos para activar el cuerpo. Sin embargo, la experiencia varía en algunos hogares con menos posibilidades. “En los casos en donde hay hacinamiento se han recrudecido fenómenos como la violencia intrafamiliar o la violencia de género. En estos casos, el hecho de salir de casa implicaba evitar ciertos conflictos al interior de ella”, añade Vega.
Cuidado con la ansiedad
Según el psicólogo clínico Moisés Mebarak, docente del departamento de Psicología, una de las principales afecciones que se han comenzado a evidenciar a raíz de la crisis sanitaria, es el aumento de los niveles de ansiedad manejados por las personas a través de su proceso de encierro. Estos casos se han producido en todos los grupos, desde niños, adultos y especialmente en jóvenes. Sin embargo, estas situaciones de ansiedad no necesariamente se asocian al miedo de contraer el virus, sino a otras circunstancias que rodean el hecho en sí.
“Hay varios factores que pueden generar las complicaciones de ansiedad en los jóvenes. Para algunos puede estar asociado al encierro, para otros con que varios seres queridos hayan fallecido, para otros con problemas económicos familiares. Las raíces de la ansiedad no están necesariamente conectados a la pandemia como tal, sino a casos particulares que sí se relacionan con esta”, aseguró el docente, expresando la necesidad de tomar conciencia sobre el hecho de que no todas las personas reaccionan a las situaciones de la misma manera, y que para jóvenes y niños la situación restrictiva ha sido mucho más difícil debido a la necesidad intrínseca de sociabilidad en su proceso de desarrollo y formación.
Movilidad
La reducción de la capacidad operativa de sistemas de transporte público fue una de las primeras medidas de aislamiento social adoptadas por el gobierno local, lo que ha producido cambios en los patrones de actividades y viajes de la población. Algunos de estos hallazgos fueron recopilados a partir de 4.000 encuestas realizadas en toda Colombia, con el objetivo de sumar certezas sobre los efectos sociales de la pandemia, una iniciativa impulsada por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS) y desarrollada por cuatro investigadores adscritos a la Red Internacional de Transporte y Accesibilidad en Comunidades de Bajos Ingresos (INTALInC LAC). Uno de ellos es el docente del departamento de Ingeniería Civil, Julián Arellana.
Los hallazgos reflejan que en el grupo de personas que devengan mayores ingresos económicos, los viajes en automóvil aumentaron un 39%, mientras que en el grupo de ingresos bajos, disminuyeron un 65%. Los viajes a pie, en general, aumentaron un 48%. Según Arellana, “el estudio demuestra que la caminata se posicionó como el medio de transporte más importante para los grupos de ingresos medio y bajo durante la pandemia”.
Gráfica 1. Uso de medios de transporte según estratos (Guzmán et al., 2021).
De acuerdo con la gráfica, el docente explica que “modos de transporte como la caminata han tomado relevancia, sobre todo porque también algunas autoridades locales han aprovechado la oportunidad para redistribuir el espacio urbano y promocionar el transporte activo en nuestras ciudades”.
Las cuatro perspectivas presentadas reflejan que las nuevas formas de relacionarnos con los demás y la adquisición de nuevos hábitos y costumbres de autocuidado, hacen parte del conjunto de cambios que ha traído consigo la crisis enmarcada en la pandemia de covid-19.
No solo nuestra cotidianidad en medio del encierro se ha visto sujeta a cambios, sino que también lo ha hecho nuestra realidad social fuera del entorno restrictivo, tanto en temas de limpieza, alimentación, socialización e incluso perspectiva de vida. Varios de estos factores se relacionan con nuestra recién adquirida conciencia de la importancia de nuestras condiciones físicas, sociales, culturales y mentales.
Por María Fernanda Salgado y Katherine Meléndez.
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Dic 17, 2024
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