Una década pensando la filosofía y las humanidades desde el Caribe
Estudiantes, docentes y egresados celebraron los 10 años del programa de Filosofía y Humanidades, unidad académica que ha formado, hasta la fecha, a 54 egresados, respaldados por un cuerpo docente de alta calidad.
“Estudiar Filosofía y Humanidades en la Universidad del Norte es encontrar discusiones actuales, cruciales para los jóvenes, sin desconocer la historia de la filosofía. Es un espacio donde el diálogo entre la filosofía y la literatura crea un enriquecimiento mutuo que hace del programa algo muy especial”, reflexionó Carmen Elisa Escobar, profesora del Departamento de Humanidades y Filosofía, durante la celebración de los 10 años del programa de Filosofía y Humanidades de la Universidad del Norte, en el Restaurante 1966.
El evento, realizado el 21 de noviembre, Día Mundial de la Filosofía, fue una oportunidad para recordar los orígenes, celebrar los logros y proyectar el futuro de esta propuesta académica pionera en la región Caribe.
En la región Caribe, a principios de la década del 2000, la filosofía era un componente esencial en los currículos de las diferentes carreras de Uninorte, pero no contaba con un programa académico propio. La creación de una especialización y luego una maestría en convenio con la Universidad del Valle marcó los primeros pasos hacia lo que hoy es un sólido programa de pregrado, inaugurado hace diez años. De acuerdo con Escobar, la consolidación del programa fue el fruto de “un trabajo mancomunado de colegas comprometidos con una visión interdisciplinaria que incluye literatura, arte y humanidades”.
El programa de Filosofía y Humanidades de Uninorte, el primero de su tipo en la región, se distingue por integrar la filosofía con otras disciplinas, respondiendo a las necesidades académicas y culturales del Caribe colombiano. “Queríamos algo más amplio, más abierto, que respondiera no solo al interés por la filosofía, sino al diálogo con la literatura y las humanidades en general”, agregó Escobar, quien fue la directora del Departamento de Humanidades y Filosofía en el momento de la creación del pregrado y la maestría en Filosofía.
En estos 10 años, el programa ha formado a 54 egresados, respaldados por un cuerpo docente conformado por 12 profesores, 10 de ellos con doctorado, lo que garantiza una formación de alta calidad. Carlos Pájaro, docente con 33 años de trayectoria en el departamento y, al igual que Escobar, una de las figuras clave en la historia del programa, destacó la importancia de esta nueva generación de profesores: “Son jóvenes altamente cualificados que aseguran una enseñanza crítica y reflexiva. Nuestros estudiantes tienen aquí las herramientas para enfrentar con éxito los desafíos del mundo contemporáneo”.
Pájaro enfatizó que el enfoque crítico de la filosofía les permite a los estudiantes ir más allá de las apariencias: “La filosofía enseña a no aceptar sin revisión lo que la opinión común dicta. En un mundo en crisis, este espíritu crítico se vuelve esencial para entender, cuestionar y transformar la realidad”, advirtió.
Un currículo que dialoga con el presente
El plan de estudios del programa está organizado en cuatro líneas de investigación: filosofía práctica, filosofía del acontecimiento, filosofía y literatura, y estudios contemporáneos y culturales. Estas áreas abarcan desde ontología y fenomenología hasta estudios de género y filosofía del psicoanálisis, ofreciendo una formación integral y contemporánea.
Escobar señaló que esta estructura busca responder tanto a las inquietudes actuales de los estudiantes como a la necesidad de vincular la filosofía con las dinámicas culturales del Caribe. “Estudiar aquí significa encontrarse con un programa que fomenta un pensamiento crítico y un diálogo constante con la literatura, el arte y los grandes debates de nuestro tiempo”, afirmó.
La celebración además de invitar a reflexionar sobre el impacto del programa en la comunidad académica y en la sociedad, brindó un espacio de reconocimiento a aquellos docentes que, como Escobar y Pájaro, han contribuido a la creación y el desarrollo del pregrado. De esta manera, también dedicaron palabras de reconocimiento al exrector Jesús Ferro Bayona y a los docentes José Joaquín Andrade y José Amar. Durante el evento, estudiantes, egresados y profesores compartieron experiencias que resaltaron el valor de la filosofía en sus vidas personales y profesionales.
Para Federico Serrano López, profesor del Departamento de Humanidades y Filosofía, el programa de Filosofía de Uninorte se diferencia por su enfoque interdisciplinar que vincula estrechamente la filosofía con las humanidades. “Me parece que el programa se destaca, entre los programas de filosofía que hay en Colombia, por el hecho de tener esta conexión con las humanidades”, señaló. Esta integración, explicó, además de poner dialogar a la filosofía con la literatura y el arte, permite un enriquecimiento mutuo entre estas disciplinas, generando una perspectiva más amplia y profunda de la cultura y del pensamiento crítico.
El profesor recalcó que esta conexión interdisciplinar se refleja en la calidad de los egresados, quienes desarrollan una visión holística de la filosofía y una mayor capacidad teórica para comprender la literatura y las artes. “Tienen una mayor densidad teórica a la hora de comprender precisamente la literatura o las artes, porque se han acostumbrado a trabajar con los entramados conceptuales de la filosofía”, afirmó. Este enfoque, según Serrano, constituye un valor adicional en la formación filosófica, que prepara a los estudiantes para interpretar y transformar su entorno cultural desde una perspectiva crítica.
Carlos Pájaro, próximo a su retiro, puntualizó que este aniversario recuerda que la filosofía no es un lujo académico, es una necesidad para comprender el mundo y a la sociedad. “Quienes se forman aquí adquieren conocimientos y herramientas para transformar su entorno”, agregó.
Para Mario Andrés Cardozo, egresado de la primera promoción del programa de Filosofía y Humanidades, la experiencia universitaria en Uninorte trascendió el aprendizaje teórico y dejó en él una huella ética y transformadora. "Lo más gratificante fue que aprendí a tener una buena actitud frente al conocimiento. Entender que no lo sabes todo, que siempre hay más por aprender. Que tienes una labor ética de construir con el otro. La capacidad de enseñar y estar dispuesto a aprender, esa habilidad es la más importante de todas”, resaltó.
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