Un día para concientizarnos y luchar contra el bullying
El Día Internacional contra el bullying se celebra el 2 de mayo, una fecha para concientizarnos sobre las realidades que se viven en torno a una problemática que no solo afecta a víctimas y victimarios, sino también las dinámicas de la sociedad. Olga Hoyos, directora del departamento de Psicología, contó que desde 2004 Uninorte se han concentrado en investigar el bullying y a entender cuáles son los determinantes y factores que influyen cuando se presenta.
En primer lugar, para encontrar soluciones efectivas a la problemática se debe definir a qué se enfrenta. “El bullying es un tipo de relación interpersonal que se da al interior de un grupo de iguales, que se caracteriza por una situación de maltrato dirigida por parte de uno o varios compañeros, y que se da de manera reiterada y con intención de dañar”, explicó Hoyos.
Para la psicóloga, es importante recalcar en el término de ‘iguales’, pues el bullying solo se puede dar en una relación de simetría que se rompe, es decir, entre pares, estudiantes o compañeros de trabajo. “Parte de las dificultades que tenemos hoy en día en la identificación y manejo del problema es que le llaman bullying a cualquier tipo de agresión y, aunque estamos de acuerdo que cualquier agresión es indeseable, hay que precisar las particularidades del bullying, porque genera unas consecuencias y un manejo diferente a otro tipo de agresión”, señaló la docente.
Una de los temas importantes a resaltar es que el problema no es de víctima y de agresor sino de grupo, anotó. Para Hoyos, el papel de los testigos es crucial puesto que, si no se favorece la violencia, el agresor no va a sentir que tiene un medio propicio donde va a ser aceptada. Además, un testigo que ve que no tiene consecuencias negativas ser agresivo, aprende a usar la agresión como una estrategia de éxito.
“Un testigo que permite el maltrato de otro, va aprendiendo sobre falta de sensibilidad, sobre ausencia de empatía. Es un tipo de ciudadano que se está educando para la nueva generación”, argumentó la doctora en psicología. Y esto es preocupante teniendo en cuenta que el bullying no se termina después de la adolescencia sino que muta.
En un estudio realizado en 2008 por un equipo de Uninorte encontraron que muchos universitarios han sido víctima de bullying y la manera en que se ha resuelto ese problema en la escuela va a determinar pautas de actuación en la vida futura. Así también se identifica el acoso laboral o mobbing, como una extensión de este conflicto grupal.
Cómo identificarlo
Entre las manifestaciones del bullying existe el maltrato físico, psicológico, exclusión social, el acoso sexual y el cyberbullying. Sandra Valega, investigadora y doctoranda en Psicología, comentó que en los niños formas de agresión física directa o indirecta son más comunes, pero en los adolescentes está direccionado al cyberbullying, y la exclusión. Esta tendencia continúa al estudiar la problemática en el contexto de universidades.
En 2011, Valega hizo parte de un grupo de investigación que estudió el maltrato entre iguales por abuso de poder en una universidad privada de Barranquilla. Actualmente se encuentra expandiendo esta investigación para entender cómo se da el bullying en la educación superior en instituciones públicas y privadas de la Costa Caribe.
“La idea es verificar que existe en las universidades, qué implicaciones tiene, el estado actual en comparación a los últimos años, cómo ha cambiado la presencia del fenómeno y aspectos que estén asociados a su aparición”, contó.
Qué hacer
Para Hoyos, lo ideal sería intervenir desde el contexto del preescolar, cuando los niños ya tienen un entendimiento de lo que están haciendo. “En los primeros años es muy importante la intervención adulta, la prevención debe empezarse desde allí, cómo ayudamos a que se construyan relaciones sanas donde va a haber situaciones de conflicto que podamos manejar”, señaló.
Una vez ya existe una situación de bullying en el grupo, Hoyos manifiesta que es crucial la intervención de los testigos para detener las agresiones. En el contexto de la educación, reflexionó que se debe pensar en un manejo puntual para este tipo de situaciones, que se incluyen dentro del grueso de las agresiones o de comportamientos no permitidos en las instituciones.
“Cuando lo pensamos como una dinámica de grupo y no un problema de víctima y victimario, no nos interesa la sanción por la sanción sino educar, y el reglamento también debe tener una orientación en ese sentido”, dijo. Agregó que es una manera de trabajar por la sana convivencia. “Si un estudiante sabe que la intención es educar, va a estar más propenso a denunciar y a ser capaz de actuar en consecuencia”.
Por Leonardo Carvajalino
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