Rocas de plástico: investigadores estudian la presencia de plástico en la geología de la costa Caribe
El afloramiento analizado se ubica en un tramo costero entre El Morro y Galerazamba. Los hallazgos de esta colaboración Uninorte-Uniatlántico fueron publicados en la Marine Pollution Bulletin.
A lo largo de la costa central del Caribe colombiano, costa norte de América del Sur, un equipo de investigación interinstitucional ha descubierto un hecho geológico que 50 años atrás era impensable: rocas de plástico. Materiales plásticos que se han fundido con sedimentos naturales, conocidos como plastiglomerados, y que reflejan cómo la contaminación penetra cada vez más nuestros ecosistemas.
Este primer informe de contaminación por plásticos en depósitos geológicos de la costa caribeña de Colombia se produjo gracias al estudio de un tramo costero de 30 km, ubicado entre El Morro (Atlántico) y Galerazamba (Bolívar). Allí investigadores de la Universidad del Norte y la Universidad del Atlántico registraron dos tipos de rocas de plástico: plastiglomerados y plastireniscas de cuarzo; dos tipos de suelo: antrosuelo (anthrosol) y suelo plástico (plasticsol); dos tipos de plástico alterado: piroplásticos y plasticrusts, y una serie de artefactos (fósiles) encontrados cerca de asentamientos humanos, como restos de basura, desechos y materiales de construcción como ladrillos, concreto y asfalto.
El artículo, denominado Decoding plastic pollution in the geological record: A baseline study on the Caribbean Coast of Colombia, north South America, fue publicado en el Marine Pollution Bulletin, e identifica poliésteres, polietileno de alta densidad y copolímeros de acrilatos o metacrilatos de alquilo como los principales polímeros que forman estas rocas.
“En el Caribe colombiano aparecieron estas nuevas formas de contaminación, representada por la formación de nuevos materiales. Es por eso que este estudio ratifica que los plásticos ya hacen parte del ciclo de las rocas, es decir, nuestra huella (humana) ya está presente en la geología”, puntualiza Felipe Lamus, profesor investigador del Departamento de Física y Geociencias de Uninorte, quien se encargó principalmente de la recopilación y análisis de muestras, con el apoyo de José Brito y Rubén Beltrán, egresados del programa de Geología.
Esta investigación, dirigida por Nelson Rangel Buitrago, docente de la Universidad del Atlántico, proporciona nuevos conocimientos sobre la petrología (estudio de la composición, formación y transformación de las rocas) de estas nuevas formas emergentes de contaminación. De acuerdo con el estudio, la contaminación plástica en la costa Caribe colombiana se origina principalmente por vertidos, actividades en la playa y actividades en el océano y en vías fluviales. La cuenca del río Magdalena, por ejemplo, es un importante contribuyente de microplásticos al mar Caribe, liberando 2100 toneladas anualmente debido a la concentración de municipios y población en la zona.
Durante las evaluaciones de monitoreo de basura y sedimentología realizadas en 2022, se georreferenciaron y midieron afloramientos que contenían plásticos. Todos los depósitos encontrados fueron cartografiados y se recolectaron rocas formadas por plásticos dentro de los afloramientos estudiados para su posterior análisis petrográfico y químico.
Para cada muestra, se cortaron dos secciones delgadas (perpendiculares entre sí) para análisis cualitativos y cuantitativos bajo un microscopio petrográfico. El modo de ocurrencia y la abundancia relativa de cada componente (minerales y plásticos) de la muestra se examinaron siguiendo los procedimientos estándar sedimentológicos. Para determinar el tipo de plástico dentro de la muestra (composición de polímeros), que también ayuda en la clasificación final de la roca, se utilizó la espectroscopía infrarroja por transformada de Fourier (técnica utilizada para obtener un espectro infrarrojo de absorción o emisión de un sólido, líquido o gas).
Antropoceno: una era marcada por el plástico
A nivel global, el estudio de los plásticos como parte del registro geológico es muy reciente. El ejemplo principal es el plastiglomerado, reportado por primera vez en 2014. Los investigadores como Patricia Corcoran (2014) Haram (2020) y Rangel Buitrago (2022) propusieron la primera nomenclatura y clasificación de estas nuevas formas de contaminación. En estos trabajos, se utilizaron una serie de términos y una nueva organización para resaltar la presencia de rocas y depósitos basados en plástico en la naturaleza y explicar los procesos geológicos que rigen su generación.
“El año pasado hicimos una estandarización de los tipos de roca y sugerimos que se creara una nueva clasificación de rocas (…) En nuestro estudio se puede generar una trazabilidad, lo que permite identificar y definir cuánto se extiende el depósito, una evidencia que demuestra que el Antropoceno existe y dentro de este sugerimos que desde 1950 en adelante se denomine ‘Plasticeno’, porque tiene un marcador cronológico por la edad definida de los plásticos, tiene una significancia desde el punto de vista estratigráfico y no ha sido alterado desde el punto de vista tectónico”, explica el profesor Rangel, doctor en Ciencias del Mar.
La presencia creciente de plásticos en los entornos marinos y costeros, como se evidencia en este estudio y en otros hechos globales, recalca la naturaleza omnipresente de la contaminación plástica en el Antropoceno (concepto creado para designar las repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad tanto la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales por parte del ser humano). El descubrimiento de nuevas formaciones rocosas, depósitos y artefactos que contienen cantidades significativas de plástico en su composición es “un testimonio del impacto perdurable de la actividad humana en nuestro planeta y su geosfera”.
Es por eso que el equipo investigador coincide en que la contaminación plástica sirve como una marca distintiva del Antropoceno, y reconocerla contribuiría significativamente a la comprensión de los impactos humanos en los sistemas terrestres. Este reconocimiento tiene el potencial de impulsar cambios significativos para abordar la crisis mundial de contaminación plástica y mitigar sus efectos duraderos en los ecosistemas.
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