La televisión pública en el escenario del posacuerdo

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Participantes en el panel sobre el rol de la televisión pública en el posconflicto.

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10 ago 2016

Una de las principales razones de ser de la televisión pública y regional es ofrecer contenidos distintos, basados en dinámicas de consumo diferentes a las que promueve la televisión privada.

En el contexto del posacuerdo con las FARC, será necesario que la televisión pública, apartada de obligaciones comerciales, emerja como un elemento educativo que permita promover valores ciudadanos como la convivencia, tolerancia, respeto y honestidad, encaminados a la construcción de paz en el país.

Esta fue una de las conclusiones que surgieron durante un panel llevado a cabo en el segundo día de TVMorfosis en la Universidad del Norte, en el cual directivos de televisión pública y expertos en el tópico discutieron en torno al rol de la televisión pública en el posconflicto y cómo se deben estructurar los relatos televisivos dentro de este escenario.

El panel, moderado por Alberto Martínez, director del departamento de Comunicación Social de Uninorte, contó con la participación de Darío Montenegro, gerente del Canal Capital; Juan Manuel Buelvas, gerente de Telecaribe; Jhon Ocampo Niño, gerente de la RTVC; y Germán Yances, exdirectivo de televisión con amplia experiencia en análisis de televisión.

Yances explicó que la televisión pública y regional ejerce un papel fundamental, al satisfacer la necesidad de representación desde las regiones, donde se ha desarrollado de manera más cruenta el conflicto armado. “Las regiones no se veían en TV sino desde una óptica centralista, pero los nuevos desarrollos tecnológicos permiten que ahora no sea solo una TV de regiones, sino de localidades y vecindarios”.

Durante más de 50 años, en los canales privados del interior del país se ha estandarizado un modelo de cubrir la guerra, que favorece el registro de la crudeza de esta, sin que haya un verdadero análisis ni profundidad. Y aunque la violencia entre guerrilla y Estado, que acaparaba las pantallas, ha disminuido a raíz de los diálogos, según Jhon Ocampo, en los noticieros “los hechos de guerra, como el video del robo en la tienda y el ataque en la calle, siguen siendo prioridad.

Por ello, según Juan Buelvas, la TV regional y pública, con bajos ratings y baja audiencia, debe buscar otras realidades utilizando nuevos formatos. “Documentales, shows infantiles, que muestren algo distinto a los que no nos brindan estos medios de comunicación, que muestran [en el caso del Caribe] una región llena de maleantes y hechos desagradables”, apunta Buelvas.

El tópico de pedagogía para la paz constituye una prueba importante para la TV regional y pública, en vísperas de un plebiscito que definirá si se refrendan los acuerdos de paz. “Tenemos una responsabilidad gigantesca en ese campo”, aseguró Darío Montenegro. “Hay que darle a conocer a la audiencia los acuerdos y sus consecuencias en la sociedad. Eso es lo que tenemos que hacer para que los colombianos tomen posición educada al respecto”.

“Uno escucha mucho a los analistas decir que no se hace la pedagogía para la paz”, intervino por su parte Ocampo. “Pero, ¿cuál es el espacio para hacerla? ¿Qué medio privado está dispuesto a sacrificar media hora de un reality o novela, para abrir un espacio para una pedagogía, sea por el sí o por el no?”, se cuestiona y añade que los medios públicos están llamados a copar estos espacios tan necesarios para el rumbo del país.

“Los medios muchas veces no construimos sino destruimos sociedad, por la falta de contexto en la información que damos. Pero la TV pública y sus formatos educativos nos van a dar una alternativa de mirar hacia nuevos espacios y a narrativas más profundas. No es casualidad que este tipo de programas ganen premios a nivel latinoamericano. El problema es que acá no nos miran”, finalizó Ocampo.

Por Andrés Martínez Zalamea

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