José Daniel Carrillo forja una trayectoria estelar más allá del salón de clase

El estudiante de Ingeniería Mecánica destaca por su liderazgo en Astronorte y su compromiso con el aprendizaje. Su pasión por la ingeniería aeroespacial lo impulsa a buscar nuevas oportunidades de crecimiento.

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El estudiante José Daniel Carrillo Patiño.

Por: María Alejandra Picón

06 may 2024

A sus 20 años, el barranquillero José Daniel Carrillo Patiño, estudiante del programa de Ingeniería Mecánica, transita un camino basado en la pasión por aprender, cuya curiosidad, además de sus estudios, le ha llevado a involucrarse en una amplia gama de actividades extracurriculares.

Además de sus logros a nivel académico, es el actual presidente del grupo estudiantil Astronorte, participante del Semillero de Investigación, de cursos de deporte y cultura, tutor del CREE y fue director de investigación y producción del comité de estudiantes de Ingeniería Mecánica de CEIM.

Su motivación para participar en tantas áreas proviene de su deseo de “tener una visión completa del mundo” y aprender constantemente. Desde jugar fútbol hasta explorar las concepciones detrás del espacio exterior, el baile y la ingeniería mecánica, José Daniel busca siempre enriquecer su conocimiento y habilidades.

“Soy una persona muy activa todo el tiempo y me encanta aprender cosas nuevas siempre, tener una visión completa del mundo a través de varios puntos. Siento que consigo mi mejor versión aprendiendo de todo un poco”, puntualiza José Daniel, seguido de una sonrisa para la foto.

Como presidente del grupo estudiantil Astronorte, destaca cómo la charla con la ingeniera aeroespacial Adriana Ocampo Senior dejó una marca profunda en él. “El proyecto que recuerdo con más cariño fue la charla que tuvimos en la época de la virtualidad con Adriana Ocampo Senior; fue una actividad complicada en el momento de contactar a la ponente, pero salió muy bien. Tuvimos uno de los espacios de mayor aprendizaje en Astronorte, formando una gran amistad y un espacio maravilloso para todo".

A pesar de sus numerosos compromisos extracurriculares, José Daniel logra equilibrar sus responsabilidades académicas con habilidad, priorizando sus actividades y organizando su tiempo de manera eficiente. Reconoce que el éxito académico es fundamental y le permite dedicar tiempo a sus otras pasiones y responsabilidades.

“Priorizando mis actividades y buscando ordenar mi tiempo cada día. Sé que entre mejor ordenada y con buenos resultados tenga mi labor académica, podré dedicar tiempo a las actividades en las cuales aprendo nuevas habilidades, como el fútbol y en aquellas en las que se ven puestas en práctica, como el liderazgo en los grupos. Es algo que me ha tomado tiempo reconocer, así que cuando una persona se hace consciente de ello, vendrán logros increíbles”, argumenta.


 

Como integrante del Semillero de Investigación, ha tenido la oportunidad de trabajar con expertos en su campo, como el profesor Antonio Bula. “Es un ingeniero con muchísima experiencia en las aplicaciones más orientadas a las energías en ingeniería mecánica. Fue muy importante su guía para aterrizar alcances, darme información valiosa o aconsejarme en mi investigación de biocombustible con base en la cáscara de la yuca”, indica.

José Daniel reconoce el valor de sus experiencias en deporte y cultura para complementar su formación académica, desarrollando habilidades blandas como el liderazgo, el trabajo en equipo y la constancia, además de mantener su salud física y practicar valores importantes como el respeto y la entrega.

Como consejo para otros estudiantes que buscan involucrarse en actividades extracurriculares, enfatiza en la importancia de tener claros sus objetivos y priorizar sus actividades en consecuencia, recordando siempre que la academia debe ser una prioridad.

Después de sus prácticas profesionales, José Daniel tiene la ambición de seguir su pasión por la ingeniería aeroespacial, ya sea a través de una maestría o un doctorado, con el objetivo de hacer una diferencia positiva en el mundo y dejar un legado duradero.

“Hace menos de 500 años apenas comenzábamos a ver los planetas y la luna a través del telescopio. Y en poco tiempo no solo vimos claramente sus detalles y secretos, sino que nos aventuramos a analizar su composición, entender nuestro origen con base en ellos, hallar significado buscando vida en otros mundos, y marcando hitos a cada momento en que pusimos una nave, satélite, telescopio o ser humano, para investigar el cosmos. Yo aporto mi factor diferencial en este mundo, dando las pautas ingenieriles para que investiguemos más allá de él”, concluye.

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