Francisco Del Pozo, un investigador con sentido social

2019-01-30-FOTOPERFIL-FRANCISCO-DEL-POZO4.JPG

Por:

01 mar 2019

“Si la ciencia no sirve para cambiar realidades, no es ciencia”. Esta es la máxima que ha llevado a Francisco José Del Pozo Serrano a ser líder en investigación desde la Pedagogía Social. Con decenas de trabajos colaborativos, investigaciones, estudios y publicaciones, enfatiza que la mayor satisfacción que obtiene con cada uno de ellos es la de generar un cambio positivo en la comunidad.

Su acento delata su condición de foráneo adoptado por 'La Arenosa'. Nació en Alameda, municipio de la provincia de Málaga, en la comunidad autónoma de Andalucía en España, y creció en medio de la multiculturalidad de esa región, que está vinculada al Mediterráneo y al Atlántico; reconocida históricamente por haber acogido a muchos pueblos entre los que destacan ocho siglos de presencia islámica.

Su relación con Colombia surgió a partir de sus primeros años como educador social. Del Pozo se interesó por trabajar con grupos socialmente excluidos y eso lo llevó a las cárceles de mujeres de su región, donde trabajó con ellas, especiamente con las que eran madres. Dentro de la penitenciaría conoció muchas historias de colombianas privadas de la libertad por delitos como el transporte de drogas, conocidas popularmente como ‘mulas’.

Transcurría el año 2000 y aunque el andaluz todavía no pisaba suelo colombiano, ya conocía una parte de la difícil realidad del país, relacionada con la vulnerabilidad, exclusión y feminización de la pobreza. Hoy su trabajo con las reclusas no termina y ha cosechado grandes logros en beneficio de estas mujeres, como lo fue en su momento la apertura del primer centro de condenas por fuera de las cárceles para mujeres con hijos en Granada, España.

De hecho, fue a través de dicho proyecto que realizó su doctorado, después de haberse considerado como alguien “negado a estar en la universidad”, pues siempre había sentido más afinidad con el trabajo en la comunidad. Fue entonces que desde su tesis de grado comprobó que ambas podían trabajar en conjunto.

Sobre su personalidad, se puede decir que Del Pozo es el resultado de una región diversa, alegre y acogedora, que ha dado a hijos ilustres como David Bisbal, Antonio Banderas y Pablo Alborán. Por supuesto, en temas de educación, pedagogía e intervención social Francisco Del Pozo también sería un hijo ilustre de la comunidad andaluz.

Disfruta del Carnaval de Barranquilla, la música de La Troja y la alegría de la gente. Vive separado de su familia, pero aprovecha la tecnología para mantener intacto los vínculos y viaja unas dos veces al año para compartir con ellos. Habla diariamente con su madre, su hermana y sobrinos, y asegura tener los amigos necesarios para contar con ellos en buenos y malos momentos.

Francisco se niega a creer en los supuestos absolutos, por eso considera que constantemente ha vivido, como él mismo dice, en “resistencia social”, en hacer lo que muchos considerarían imposible por más descabellado que parezca.

Aunque su entrada a Colombia se dio por Pereira y Popayán, fue en Barranquilla donde Del Pozo encontró el lugar para ‘echar raíz’. Su llegada a Uninorte significó la apertura de nuevas líneas de investigación en el Instituto de Estudios en Educación, en el que no se había trabajado mucho sobre pedagogía social, sino en el aula, pero era en lo que Francisco había acumulado la mayoría de su experiencia y ahora llegaba a ponerlo al servicio de la Región Caribe.

Hoy está viviendo gran parte de lo que fueron sus anhelos profesionales, es pionero en la investigación de la Pedagogía Social en Colombia desde Uninorte, lidera la investigación que promueve el desarrollo social y que atiende a comunidades en situación de riesgo. A esto se suma la reciente apertura de la Maestría en Pedagogía Social e Intervención Educativa en Contextos Sociales, la primera de su tipo en Colombia y la segunda de América Latina.

El andaluz puntualiza que continúa día a día buscando escenarios en los que su conocimiento y el apoyo del Instituto de Estudios en Educación puedan intervenir. Por ejemplo, con respecto a la situación de migración de venezolanos en el país, ve una necesidad urgente de intervenir como universidad. Tiene claro que se debe atender a esta comunidad, pero no desde la asistencia ni de la criminalización, sino desde la educación social que llama a la intersectorialidad y al trabajo integral con esa comunidad. Por supuesto, conectando con una política que respalde todos los frentes como salud, educación, nutrición y derechos civiles.

Como docente dedicado de lleno a la investigación, Francisco Del Pozo también hace parte del Consejo Ejecutivo de la Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social (SIPS) y además es el presidente de la Asociación Colombiana de Pedagogía Social y Educación Social. Todos estos espacios representan para él la posibilidad de jalonar esfuerzos y trabajar en sinergia con universidades de Latinoamérica para seguir en las calles de frente a la comunidad. “Siempre destaco que todo lo conseguido hasta ahora no ha sido solo, sino a través de un trabajo coordinado con muchos profesionales”, advirtió.

Su apuesta por la pedagogía social consiste en demostrar que la educación no solo se da en el aula de clase, sino que se pueden dar procesos de aprendizaje en todo los espacios de la sociedad.

Tiene la palabra ‘éxito’ por fuera de su vocabulario, para él, lo importante está en vivir de acuerdo a sus principios, y eventualmente eso irá trazando su camino por lugares y personas. No percibe el éxito como un objetivo sino como algo que se da por añadidura y en un segundo plano. Esa premisa la lleva a la calle, en donde su conocimiento  transforma las realidades de muchas personas.

Por Omar David Alvarez

Más noticias