Feminicidio en los medios: ¿cómo moldea la prensa la opinión pública?
El estudio del profesor Carlos Cortés, finalista del Premio Nacional de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá, examina cómo dos medios colombianos cubren este tipo de delitos, desde el análisis de las diferencias y similitudes en sus enfoques, y su influencia en la percepción social de estos crímenes.
El artículo investigativo sobre la cobertura del feminicidio en dos medios de comunicación colombianos, desarrollado por el docente Carlos Cortés Martínez, del Departamento de Comunicación Social y Periodismo, finalista del Premio Nacional de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá 2024 (categoría Investigaciones Docentes), advierte que la forma en que se reportan estos casos puede contribuir a la revictimización de las mujeres, afectando la percepción pública sobre la violencia de género.
Este estudio, trabajado con la investigadora Carol Salazar, de la Pontificia Universidad Javeriana, centra su análisis en 324 noticias sobre feminicidios en Bogotá, publicadas por El Tiempo y Q’hubo entre julio de 2015, fecha de la tipificación de este delito en Colombia, hasta julio de 2022. El artículo señala diferencias significativas en la cobertura de este fenómeno, y la necesidad de un periodismo responsable que priorice la dignidad de las víctimas.
La revictimización se refiere a la forma en que los medios de comunicación pueden, sin querer, perpetuar el sufrimiento de las víctimas al presentar sus historias de manera que las deshumaniza o las reduce a objetos de morbo. De acuerdo con el estudio, este fenómeno es particularmente preocupante en el caso de las mujeres víctimas de feminicidio, cuyas historias a menudo son tratadas con un enfoque que prioriza el sensacionalismo sobre la dignidad y el respeto.
“A partir de la literatura, es posible describir tres formas de revictimización en los cubrimientos periodísticos sobre el feminicidio: la justificación, la culpabilización y la normalización. Esos tipos de revictimización tienden a ocurrir simultáneamente”, indica el estudio.
Los hallazgos de la investigación revelan que, aunque ambos periódicos abordan el tema del feminicidio, sus enfoques son marcadamente diferentes. El Tiempo, medio tradicional, mostró un esfuerzo por respetar la memoria de las víctimas, evitando descripciones peyorativas y centrando su cobertura en el contexto social y las implicaciones del feminicidio. En contraste, Q’hubo ha sido criticado por su tendencia a centrarse en el aspecto físico de las víctimas, lo que no solo trivializa el crimen, sino que también alimenta la cultura del morbo.
Aunque ambos periódicos vinculan los feminicidios con decisiones de terminar relaciones y celos del agresor, presentan diferencias notables en sus enfoques. "La tendencia a referenciar el consumo de alcohol por parte del hombre y los problemas de pareja fue más latente en El Tiempo”, mientras que Q’hubo se inclinó hacia “el supuesto amor del presunto asesino y el sensacionalismo”, indica el estudio.
El estudio también muestra cómo ambos medios presentan los celos del agresor como una causa predominante de los feminicidios. En El Tiempo, por ejemplo, el estudio señala que un lead justifica el asesinato diciendo que la víctima fue atacada “debido a una reacción de celos al encontrar a esta mujer con otro hombre”. Esta representación, señalan los autores, minimiza la violencia al reducir el crimen “a una reacción incontrolable, normalizada socialmente, y no contempla ni el machismo ni la misoginia como causas posibles”.
En el caso de Q’hubo, un título como “Liliana, otra víctima de los malditos celos” “insinúa que hay otros casos en los que más mujeres han muerto por la misma causa” y que “el periódico presenta los celos como razón suficiente y natural de violencia”.
Para los investigadores, estas prácticas periodísticas no solo afectan la forma en que se entienden los feminicidios, sino también cómo se perciben las víctimas y los agresores en la sociedad. Al enfocar la narrativa en factores como la decisión de terminar una relación o los celos del agresor, se puede perpetuar una cultura que justifica la violencia y culpa a las mujeres por su sufrimiento. Las coberturas analizadas de El Tiempo y Q’hubo refuerzan estas percepciones, sugiriendo implícitamente que las mujeres son responsables de los crímenes cometidos contra ellas y normalizando la violencia de género.
De esta forma, la investigación de Cortés y Salazar no solo destaca la importancia de un periodismo ético y responsable, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre el papel que juegan los medios en la construcción de la opinión pública y en la perpetuación de estigmas sociales.
Sugiere que el sensacionalismo en la cobertura de feminicidios afecta a las víctimas y sus familias, pero también tiene un impacto en la percepción pública de la violencia de género. Al presentar estos crímenes como espectáculos, los medios pueden contribuir a la normalización de la violencia y a la desensibilización de la sociedad.
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Dic 17, 2024
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