Casa de Estudio Alfredo Correa de Andreis recibe certificado LEED Gold
El proceso inició en 2016, desde la misma conceptualización del edificio y su inscripción en el USGBC. Hoy la obra cumple un conjunto de estándares internacionales como construcción ambientalmente sostenible.
La Casa de Estudio Alfredo Correa de Andreis, la más reciente obra de infraestructura a disposición de nuestra comunidad, recibió a mediados de abril la Certificación LEED Gold -en la categoría Nuevas Construcciones-, norma desarrollada por el Consejo de Edificios Verdes de Estados Unidos (USGBC, por sus siglas en inglés), que provee un conjunto de estándares interrelacionados para la construcción ambientalmente sostenible.
El proceso para alcanzar dicha certificación inició en 2016, desde la misma conceptualización del edificio y su inscripción en el USGBC. Esto permitió el seguimiento del ente internacional a los diseños de cada uno de los sistemas y subsistemas que comprenden el proyecto, para el cumplimiento de los estándares LEED (Leadership in Energy & Environmental Design).
Las áreas que evaluó este sistema de certificación internacional fueron: sostenibilidad del terreno, ahorros en el consumo del agua, eficiencia en el uso de la energía, calidad del aire interior y el manejo de recursos y materiales. Incluso valoró el edificio en su etapa de construcción, verificando los requisitos de correcto uso del agua, manejo de escombros y afectación del entorno.
La construcción y puesta en marcha de la Casa de Estudio Alfredo Correa de Andreis estuvo a cargo de los ingenieros Carlos Clavijo, jefe de la Dirección de Sostenibilidad Ambiental, y Oscar Álvarez González, director de Servicios Administrativos de Uninorte.
La Casa de Estudio fue inaugurada el 19 de febrero, en el marco de los 55 años de la Universidad del Norte.
Clavijo, luego de asistir en 2016 al Municipal Green Building Conference & Expo, en Los Ángeles, propuso que la nueva edificación del campus le apostara a la sostenibilidad. Álvarez, quien a partir de octubre de 2019 lideró la ejecución de la obra hasta su inauguración, tiene claro que es un gran logro para la institución y su comunidad la obtención de la segunda más alta distinción que ofrece el sistema internacional, en la categoría Nuevas Construcciones.
“Una vez el edificio estuvo terminado y operando, la firma certificadora LEED verificó el funcionamiento del proyecto, con base en la empresa de consultoría contratada que comprobó el cumplimento de estándares. El buen resultado nos permitió tener la certificación, tener el primer edificio con estas características LEED Gold en Colombia”, asegura Clavijo.
“Este logro es, en general, el fruto de los esfuerzos que se vienen realizando desde hace varios años por crear proyectos que realicen un uso cada vez más eficiente del agua y la energía. La certificación nos abre un poco más el campo de la sostenibilidad y nos llama a trabajar en la prevención de la contaminación del aire y el agua durante la construcción”, agrega Álvarez.
La Casa de Estudio, inaugurada el 19 de febrero en el marco de los 55 años de la Universidad del Norte, fue concebida como un centro de estudio para los estudiantes ante la creciente demanda de este tipo de espacios. Su diseño fue liderado por la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, y comprende un área de más de 1.800 metros cuadrados, tres pisos, un semisótano e importantes ayudas tecnológicas y pedagógicas para los estudiantes.
El primer piso alberga áreas de estudio con capacidad para 114 estudiantes. En el segundo y tercer piso se ubican salas de estudio individual y grupal de diferentes tamaños. Tiene una gran barrera contra la radiación solar, un aislamiento en la cubierta y un revestimiento de paredes con paneles acústicos en las áreas de estudio. Además, cuenta con 82 módulos solares que generarán cerca de un 13 % de la energía total requerida para el horario diurno, iluminación LED automatizada, regulación de aire acondicionado, entre otras características, para lograr un edificio con una huella de carbono notablemente reducida. Además, personas con movilidad reducida o discapacidad visual pueden hacer uso de sus instalaciones, porque la inclusión fue uno de los pilares a la hora de su construcción.
“Para mí, es un sueño hecho realidad. Nos tocó estudiar mucho y aprendimos, no fue fácil, pero tampoco imposible. Le agradezco a todo el equipo. Me siento orgulloso porque este sello es de una gran exigencia internacional y nos distingue entre muchas instituciones”, indica Clavijo.
Para Álvarez, el reconocimiento sin duda es producto del trabajo en equipo, del esfuerzo que se hizo desde la academia y la administración para lograr un fruto de excelencia, y del compromiso genuino que tiene la institución con el medio ambiente. “La certificación es la validación de un trabajo que se viene haciendo bien desde hace muchos años en la construcción de los proyectos de planta física”, concluye el ingeniero Álvarez.
Por José Luis Rodríguez R.
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