Academia y gobierno discuten políticas públicas para infraestructura escolar

El Observatorio de Educación del Caribe Colombiano (OECC) de Uninorte llevó a cabo, el 23 de noviembre, su segundo Foro de Políticas Públicas, espacio que ha implementado con el fin de establecer una discusión sobre temas puntuales de interés para el sistema educativo.

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El evento tuvo lugar en la Universidad Tecnológica de Bolívar.

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24 nov 2017

El Observatorio de Educación del Caribe Colombiano (OECC) de la Universidad del Norte llevó a cabo, el 23 de noviembre, su segundo Foro de Políticas Públicas, espacio que ha implementado desde agosto de este año con el fin de establecer una discusión sobre temas puntuales de interés para el sistema educativo.

Entendiendo que la educación es un tópico con gran número de variables, el Observatorio ha procurado que cada una de estas se aborde en su propio espacio, ofreciendo un amplio escenario de discusión para cada una de ellas. En esta ocasión, el evento tuvo lugar en el auditorio Jorge Taua de la Universidad Tecnológica de Bolívar en Cartagena, y se centró en la infraestructura de las escuelas y su impacto en la formación de los niños y jóvenes que asisten a estas.

De acuerdo con José Aparicio Serrano, decano del Instituto de Estudios en Educación, al que se adscribe el OECC, la infraestructura escolar es un tema en el que existen muchas desigualdades y retrocesos, pese a algunos de los avances que se están dando, particularmente en Barranquilla. “Tomando datos del Observatorio, en el Atlántico, comparando 2015 y 2016, las inversiones en infraestructura pasaron de $53.000 millones a $30.000 millones, mientras que en Bolívar disminuyeron de $15.000 millones a $2800 millones. En el caso de Barranquilla se invirtieron $25.000 millones el primer año, mientras que el año siguiente se invirtieron $76.000 millones”, detalló.

Indicadores como los positivos resultados de los jóvenes barranquilleros las pruebas Saber, de acuerdo con Aparicio, dan cuenta de cómo esta inversión puede ser una causal fundamental para una mejor formación. El decano admite, sin embargo, que hacen falta más mediciones en la literatura que permitan establecer el verdadero impacto de la infraestructura en la calidad educativa.

Uno de los estudios que intenta evaluar la infraestructura escolar tanto en Latinoamérica y Colombia y cómo esta puede redundar en un mejor desempeño escolar, fue el presentado durante el evento por Mariana Racimo, economista asesora de educación del Banco Interamericano de Derecho.

Racimo encontró que aspectos como la conexión a servicios de luz e internet pueden tener una causalidad con un mejor desempeño escolar en estudiantes de tercer grado, mientras que la presencia de espacios pedagógicos, como laboratorios, salas de arte, música y computación se asocian a un mejor nivel de desempeño en alumnos de sexto grado.

La académica evaluó seis indicadores: agua y saneamiento, acceso a servicio, espacios pedagógicos, áreas de oficina, espacios múltiples y equipamiento de aula, a partir de parámetros de suficiencia, equidad y efectividad. “Colombia tiene brechas de equidad similares a otros países de la región en cuanto a infraestructura y un buen nivel de suficiencia con relación a América Latina en términos relativos”, dijo, pero aclaró que, en términos absolutos, es muy preocupante que solo el 60% de las escuelas de Colombia tengan un servicio adecuado de agua y saneamiento.

Si bien la infraestructura es una variable esencial de la educación, pues constituye un espacio donde los niños van a buscar su bienestar, figuras como Dagoberto Barraza, secretario de Educación del departamento del Atlántico, insisten en que este no puede ser el principio y el fin de la labor educativa.

“Si uno se acerca a La Humboldt en Barranquilla y mira solo la infraestructura, muchos se preguntarían cómo es que este es el mejor colegio público de Colombia. Lo mismo sucede en Repelón, donde sin superinfraestructuras han alcanzado grandes resultados y logrado varios ‘pilos’”, manifestó Barraza, en un panel realizado durante el evento.

El funcionario advirtió que la calidad educativa no puede supeditarse a la infraestructura, afirmando que “en 10 meses se puede construir un colegio, pero cómo garantizo que en esos mismos diez meses voy a mejorar el desempeño en las aulas”. “El proceso de cambio no nace solo de la infraestructura, sino de un cambio de chip dentro de las escuelas”, agregó.

En el mismo panel, Julio Alandete, asesor de la secretaría de Educación de Cartagena, enfatizó en la dificultad de lograr las metas de educación ante la falta de espacios para erigir establecimientos educativos. “Hay un 37% de niños en Cartagena de entre 0 y 5 años que no pueden acceder a educación inicial. Garantizar una cobertura universal costaría $560.000 millones, pero si mañana decidiéramos que la educación inicial deberá ser universal, no habría dónde construir esas aulas”, indicó.

Los expertos discutieron también sobre la importancia de crear políticas públicas en torno a la educación, con miradas a largo plazo y persistencia en los procesos.  “Los cambios de administración desdibujan los proyectos de política pública, especialmente en educación, que es un proceso que demora 12 años, desde que el niño entra al colegio”, afirmó Nelson Izquierdo, arquitecto asesor del Ministerio de Educación Nacional. “Debería haber más de un esfuerzo de persistir y continuar, porque los cambios se ven en plazos muy largos. Con eso es que vamos a tener resultados”, insitió.

“Todo depende de la visión de ciudad que tenga el gobernante, que sea clara y coherente en cuanto a lo que quiere en el tema de educación. Cada peso que se invierte en educación va a significar un porcentaje menos de pobreza, que se traduce en prosperidad y bienestar”, afirmó por su parte Dagoberto Barraza.

Finalmente, Mariana Racimo recalcó la importancia del papel de la academia en la construcción de políticas públicas. “La torta es chica y no tenemos suficientes recursos para repartir, por lo que hay que hacerlos rendir de la mejor manera posible. La academia viene a poner un eje y a decir qué funciona o no con un enfoque riguroso. Para tener un enfoque de largo plazo debemos recurrir a la academia como centro de objetividad y complementariedad que busca mejorar la educación”.

Por Andrés Martínez Zalamea

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