Pequeños cambios para grandes transformaciones en el aula de clase

Allison-Pingree.jpeg
Allison Pingree, directora de Desarrollo Profesoral del Harvard Kennedy School.

Por:

13 jul 2017

Una actividad tan corta como pedir a los estudiantes que escriban en un minuto lo aprendido al final de cada clase, puede tener un impacto considerable: lograr que los alumnos estén más atentos a lo largo de la sesión. Para Allison Pingree, directora de Desarrollo Profesoral de Harvard Kennedy School, este es un ejemplo de cómo en el aula de clases, un pequeño cambio puede llevar a una gran transformación.

Alrededor de esta temática Pingree dio inicio al Primer Encuentro Latinoamericano de Enseñanza-Aprendizaje en Educación Superior, con su conferencia titulada Pequeños cambios, grandes transformaciones: paradojas para enseñar y aprender en educación superior, el 12 de julio en Uninorte.

El encuentro, que se extenderá hasta el viernes 14, tiene como objetivo el intercambio de experiencias de innovación educativa entre profesores de universidades nacionales e internacionales y fue una iniciativa del Centro para la Excelencia Docente, CEDU.

“Mi propósito en esta conferencia y en los otros dos días de discusión es construir una comunidad de aprendizaje. Quiero aportar a que se conozcan entre sí e identifiquen sus fortalezas y las maneras de aprovecharlas”, manifestó Pingree a los docentes.

Alberto Roa Varelo, vicerrector académico, dio la bienvenida a los asistentes y enfatizó en la importancia que tiene la formación universitaria en el mejoramiento de la sociedad. “La función docente es finalmente una función social. Si la función docente tiene éxito, las personas se transforman y la sociedad se transforma”, dijo.

Por su parte, Pingree compartió durante su charla las tres paradojas que considera son de gran utilidad para optimizar el aprendizaje de los estudiantes en el aula de clase y promover un ambiente educativo inclusivo y globalizado.

La primera hace referencia precisamente al título de la conferencia. Además del ejercicio de escribir rápidamente lo aprendido al final de cada clase, la docente considera que otras actividades cortas implementadas regularmente a lo largo de cada sesión, pueden mejorar el aprendizaje de los estudiante.

Construir unidad mientras se identifican las diferencias de cada quien y promover un ambiente globalizado valorando lo local , es la segunda paradoja. Con esto, la conferencista plantea la importancia de evitar la inequidad y las divisiones en un aula de clase, pero siempre reconociendo la identidad de cada individuo.

“Es difícil prestarle atención a lo local, a cada individuo, ya sea en una clase de 50 personas o en una de 250. Tenemos esa gran responsabilidad y debemos tener la capacidad de escuchar las historias de los demás y así crear comunidad”, puntualizó.

Finalmente, la doctora en literatura inglesa y americana habló sobre la importancia que tiene el saber cuándo ir a paso lento para lograr progresar; su tercera paradoja. Sobre esto, puntualizó que al actuar de manera más pausada las personas suelen ser más analíticas y observadoras con sus comportamientos.

“Ha habido desarrollos interesantes sobre la relación entre las prácticas contemplativas como esta y el aprendizaje. Se ha encontrado que actuar de esta manera, siendo observadores de nosotros mismos, puede incrementar nuestra curiosidad y motivación por aprender”, concluyó.

Por Oriana Lewis

       Más noticias