|
El semestre anterior, en un conversatorio con estudiantes, me preguntaron cuál había sido mi mayor logro profesional. Respondí que haberme podido dedicar a hacer lo que yo quería, era mi más grande satisfacción.
Cuando siendo un joven investigador del Banco de la República tomé la decisión de dejar Bogotá y fijar mi domicilio profesional en el Caribe, recibí varias voces detractoras. Sin embargo, los pronósticos fatalistas con respecto a cómo mi decisión me alejaba de un futuro promisorio en la entidad más atractiva para un economista, fallaron. Me mantuve vinculado laboralmente por más de 30 años al banco, la mitad de los cuales transcurrieron desde Cartagena, y alcancé una de las posiciones más altas allí; algo que en los años 80 habría sonado muy improbable, dada mi elección.
Sé que ustedes, como egresados, ya se habrán enfrentado a momentos de decisión en los que la escogencia de un camino u otro, genera inevitables repercusiones que perdurarán, quizá, para toda la vida.
Independientemente de su elección quiero referirme a la oportunidad que han tenido de decidir sobre su vida profesional. A la vida profesional a la que pudieron acceder. En la región Caribe -a enero de 2019- el 67.84% de los bachilleres no logra ingresar a una institución de educación superior y más de la mitad abandona los estudios por falta de recursos económicos.
En Uninorte, cada año recibimos más de 3 mil solicitudes de becas de bachilleres brillantes, meritorios, pero con recursos propios y aún con aliados de nuestro programa de becas, solo logramos atender 10 de cada 100 solicitudes.
Las cifras son tremendamente retadoras si lo que queremos es revertir la centenaria ausencia de liderazgo político, empresarial e intelectual del Caribe en el país. Esa brecha nos aleja del instrumento primario para conseguir la formación de nuevas generaciones de dirigentes que impacten positivamente el futuro de nuestra Región: la educación. Está demostrado que la educación de calidad es la política más importante para reducir la pobreza y las desigualdades sociales.
Con esa convicción, entre 2012 y 2018, la Universidad del Norte ha entregado 13 mil becas y cuenta más de 6 mil becarios egresados. Sin embargo, es evidente que la demanda supera la capacidad de nuestra oferta.
Como institución sentimos el deber y nos hemos comprometido con incrementar estas cifras en los próximos años. Queremos animarlos a unirse a esta causa que ha probado su éxito. Que ustedes desde su estabilidad profesional, desde las posiciones de éxito que han alcanzado, desde su sello Uninorte, o desde la reciprocidad porque han sido beneficiados, nos acompañen a darle norte a los sueños profesionales de jóvenes talentosos y así, a darle soluciones al atraso social del Caribe colombiano. Esta es una gran oportunidad para creer en lo nuestro.
Adolfo Meisel Roca
Rector