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COLUMNA DE OPINIÓN

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Por: José Caparroso 
Egresado de Comunicación Social y Periodismo (2017) 
@JoseCaparroso
 

Carrera de vallas

Hablo con personas que han creado empresas en Colombia prácticamente todos los días. Por más diferentes que hayan sido sus caminos, coinciden de que es algo muy difícil de hacer. 

Hay cifras que respaldan ese sentimiento. Un reporte de Innpulsa, la agencia gubernamental para el emprendimiento y la innovación, halló que en Colombia al tercer año de operaciones de haber sido creadas sobreviven en el mercado 63,4% de las compañías, mientras que al quinto año quedan en el camino 54,3% y al término de una década, menos de la mitad, 40,5%.  
 
Es vital que en el nuevo Gobierno de Colombia y en el renovado Congreso de la República se sigan diseñando y ejecutando las políticas públicas que piden a gritos los emprendedores asfixiados por la alta tributación y la burocracia que abunda en el estado. Entre los países de la OCDE, Colombia es el país que tiene el mayor impuesto de renta a las empresas con una imposición de 35%.

También se necesita que haya más opciones de financiamiento y de espacios de acompañamiento para quienes quieren acelerar el crecimiento de sus negocios y para equilibrar correctamente factores como sus ventas, el número de empleados, el tipo de organización jurídica, el municipio comercial y si se dedica a la exportación, importación o actividad mixta.
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Hay varios sectores en los que existe un potencial de especialización para ampliar alcance y desempeño, usando herramientas tecnológicas, en temas como sostenibilidad, energías limpias, agricultura, salud y educación, y en los que emprendedores pueden entrar a llenar vacíos.  

Así mismo, se requiere que haya mayor conexión y mayores oportunidades para quienes crean empresa lejos de las ciudades más grandes del país. Que quienes lo hagan no se sientan en la soledad de sembrar un jardín en el desierto.  
 

Ahora, del lado del Gobierno que llega, hay una responsabilidad de contribuir a que factores como la tributación y la estabilidad macroeconómica sean favorables para quienes impulsan el crecimiento económico del país y generan la mayoría de los empleos. 

Es positivo que ya se hayan ido moderando propuestas populistas que retumbaban durante la campaña presidencial y que causaban nervios e incertidumbre entre quienes cargan en sus hombros empresas enteras. Ojalá que sean más las oportunidades que los obstáculos que surjan durante esta nueva era. 

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