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La Universidad del Norte estableció desde 2003 las becas Roble Amarillo, un ambicioso programa que busca incrementar la cobertura en educación superior de calidad en la región. En ese año se entregaron 14 becas completas a jóvenes de escasos recursos económicos, que lograron excelentes resultados en las pruebas ICFES y mantuvieron un buen desempeño académico, impactando positivamente la vida de los becarios, sus familias y el entorno.
En ese momento, las becas Roble Amarillo se constituyeron como el punto de partida de lo actualmente es el Programa Institucional de Becas, como la expresión de una trayectoria filantrópica que desde la fundación de la Universidad se ha mantenido: escuchar a los jóvenes de la región, entender sus necesidades, y entregar recursos como apoyo a la financiación de sus matrículas y como estimulo para continuar con sus carreras profesionales. 
20 años después, el Programa registra más de 14 mil beneficiarios, 586 mil millones de pesos invertidos y más de 125 fondos de becas creados desde 2003.

¿Por qué se nombraron Roble Amarillo?


En 1966 un grupo de empresarios costeños, liderados por Karl C. Parrish, fundaron la Universidad del Norte en Barranquilla. Desde entonces, nuestro centro de educación superior se ha caracterizado por su orientación a las necesidades del Caribe; sus relaciones con el entorno, la sociedad y su profundo sentido de la ética, la transparencia y excelencia en sus actividades académicas, de extensión e investigación.

Cuando se construyó la actual edificación en el kilómetro cinco había un árbol amarillo que sobresalía entre la vegetación. El roble amarillo o guayacán, como también se le conoce, ha estado ahí como un silencioso testigo de nuestro crecimiento, ennobleciendo con sus flores amarillas, encendidas de luz, nuestro ecocampus desde hace más de treinta años.

Alrededor de ese árbol se levantaron los cimientos de este proyecto educativo. Desde entonces, el roble ha sido el símbolo vegetal y el sello inmaterial de la Universidad.


Nuestros primeros robles

Hace 20 años, el Consejo Directivo y el exrector de la Universidad del Norte, Jesús Ferro Bayona, presidieron la primera ceremonia de entrega de la Beca Roble Amarillo a 14 jóvenes de la Región Caribe. El fondo inició con $ 2.100 millones. Los recursos provenían de la Universidad y de donaciones recibidas en el año 2002.

Desde entonces, la planeación, ejecución, evaluación y colocación eficiente del capital han sido prioridades gestionadas por la Vicerrectoría Administrativa y Financiera, con el fin de producir el máximo rendimiento financiero.
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Año 2002: grupo de primeros becarios roble amarillo junto al exrector Jesús Ferro Bayona y miembros del Consejo Directivo.

     2003           2004           2005           2006           2007           2008           2009           2010           2011           2012           2013           2014           2015           2016           2017           2018           2019           2020           2021           2022           2023     
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Cifras de impacto

Cada semestre evaluamos el desempeño académico y las condiciones socioeconómicas de nuestros becarios y su entorno familiar, con el fin de garantizar la permanencia y éxito de los futuros egresados.

En este sentido, la Universidad ha dispuesto un sistema de indicadores que permiten determinar la sustentabilidad del Programa, y el seguimiento permanente al desempeño de los jóvenes en sus estudios académicos. Los indicadores que se muestran a continuación, corresponden a la muestra de los últimos 20 años, a partir de 2003 y hasta 2023. 
300

Beneficiarios

El 78% de los becarios tienen un estado académico de estudiante distinguido, con un promedio acumulado superior a 3.95. El 22% tienen un promedio mayor o igual a 3.25. 
+234 
Son estudiantes destacados
El 95% de los estudiantes terminaron o están terminando su programa académico, solo el 5% desertó por motivos académicos y no académicos.
+285 
CCulminaron o están culminando sus estudios

Ingenierías

72%

Humanidades y Ciencias Sociales

8%

Escuela de Negocios

5%

Ciencias Básicas

5%

Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales

5%

Ciencias de la Salud

2%

Arquitectura, Diseño y Urbanismo

1%

Estudios en Educación

1%

Idiomas

1%

Música

0.3%

Algunas historias de vida

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Andrea Colón Díaz: bailando por conseguir sus metas

Andrea era un manojo de nervios en época decembrina. Esta joven originaria de la población cordobesa de Sahagún, esperaba con ansias una llamada desde Barranquilla para saber si estudiaría en esa ciudad Psicología, como becaria Roble Amarillo de la Universidad del Norte. Su incertidumbre acabó el 15 de diciembre de 2015. Ese día, a las 6:30 de la tarde, recibió la llamada que tanto esperaba.

En enero de 2016, Andrea viajó a Barranquilla para recibir la beca. Con la entrega formal de la Roble Amarillo comenzaba un nuevo capítulo de su vida en esa ciudad. Mayor fue la emoción familiar cuando la vieron retratada días después en El Heraldo, en el aviso de página completa que la universidad publicó para anunciar a los becarios.

Tan rápido se adaptó a Barranquilla y a la universidad que, desde primer semestre, conoció a quienes hoy son sus amigos y se ganó un cupo en el grupo folclórico Uninorte. Gracias a esa experiencia extracurricular conoció Grecia, Alemania, República Checa y Rumania, bailando junto a otros 29 uninorteños en teatros y plazas europeos, al ritmo de los sonidos del folclor colombiano. Lo hicieron representando a Colombia en distintos festivales folclóricos organizados en esos países.

"He servido de ejemplo para muchos jóvenes en mi municipio, que creen que no se puede tener acceso a una universidad privada si no se tiene el dinero suficiente" concluye la egresada al mirar en retrospectiva su experiencia en Uninorte.

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Kevin Orta Bisval: El sueño que floreció con la Roble Amarillo

Kevin recuerda con especial detalle aquella tarde de noviembre en la que se postuló a la Beca Roble Amarillo. Que terminaría, tiempo después, desencadenando un hito en su vida: convertirse en el primero de su familia en ingresar a la universidad y el primero de su colegio en obtener la beca.

De la ceremonia recuerda las palabras del exrector Jesús Ferro, quien resaltó la oportunidad que 192 becarios tenían ante sí: “La educación abre horizontes y forma a las personas para que puedan aportar a la sociedad incrementando su nivel de desarrollo”.

Comenzar a estudiar en Uninorte significó un giro de 180 grados en la vida de Kevin. Tan pronto comenzó clases, entendió que la vida universitaria era una locomotora a toda marcha a cuyo ritmo debía acostumbrarse cuanto antes.

Los esfuerzos y la dedicación con la que estudió sus cuatro años de carrera se vieron recompensados en 2015. Ese día Kevin recibió de manos del rector Jesús Ferro Bayona su diploma de Enfermo. Seis meses después ya estaba trabajando en el área de urgencias del Hospital Universidad del Norte, gracias a su buen desempeño académico y a la buena recomendación de uno de sus profesores.

Con esa adrenalina propia de una sala de urgencias transcurren desde hace años los días de Kevin. Al mismo tiempo, alimenta una ilusión porque sabe que la vida tiene más brillo cuando está llena de sueños.

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Óscar Charris: el primer universitario de su familia

Con su ingreso a la Universidad del Norte en enero de 2014, Óscar grabó una impronta en su familia: se convirtió en el primero en ir a la universidad. Lo logró después de ganarse, a finales de 2013, una beca Roble Amarillo para estudiar Ingeniería Mecánica. Desde entonces, es el ejemplo a seguir de su hermana menor y de sus primos.

La historia de este magdalenense es la personificación de cómo la educación es un motor transformador para aquellos dispuestos a aprovecharla.

Desde el segundo semestre, Óscar fue capaz de combinar sus actividades académicas con las extracurriculares. Comenzó a hacer parte del equipo de fútbol sala, del programa semilleros de investigación y a dictar tutorías de refuerzo. Al poco tiempo se vinculó como tutor a una plataforma en línea que ofrece ayudas académicas a estudiantes universitarios y de bachillerato.

A sus obligaciones académicas y a sus compromisos como tutor se suman las clases que toma, por cuenta propia, los sábados en una corporación técnica. Allí, desde hace unos meses, estudia mecánica diesel para aprender a armar y desarmar un motor, gracias a otra beca que ganó. 

Sus ganas de superación constante lo impulsan a trabajar cada día más, a aprender que no existen limitaciones físicas sino taras mentales, y a tener la certeza de que es posible transformar su vida y la de su familia mediante la educación.